
Una respuesta a las preocupaciones de Bruselas. El primer ministro italiano Enrico Letta presentó ayer un plan de privatizaciones que, a través de la venta de acciones de empresas públicas, busca captar alrededor de 12.000 millones de euros el próximo año. El objetivo del plan, anunciado desde hace tiempo, es ayudar a reducir la deuda pública, que se prevé que este año supere el 130% del PIB.
Sin embargo, se trata también de una respuesta al suspenso que Bruselas dio la semana pasada a los Presupuestos para 2014 preparados por Roma. "El primer paquete de privatizaciones sirve para dar una respuesta al déficit, que queremos tener bajo control, y también sobre la deuda, que queremos que empiece un recorrido hacia la reducción en 2014, tras cinco años de subida", explicó el primer ministro, subrayando que la medida apunta a "obtener margen de maniobra adicional por parte de la Comisión Europea" en el próximo año.
Se trataría de 3.000 millones de euros para las inversiones que el Gobierno transalpino ya había contabilizado en los Presupuestos del próximo año y que quedaban en suspenso por las dudas de Bruselas sobre las cuentas italianas.
La aprobación definitiva del plan sobre privatizaciones está prevista para los próximos días, pero ayer Letta anticipó que se trata "de una operación que según nuestros cálculos debería recaudar entre 10.000 millones y 12.000 millones de euros; de éstos la mitad irá a reducir la deuda pública en 2013 y la otra mitad recapitalizará la CDP", dijo el primer ministro haciendo referencia a la Cassa Depositi e Prestiti, la caja postal transalpina que es el brazo armado de Roma en la economía italiana y cuenta con un fondo estratégico que invierte en las empresas más importantes para el país.
Inmuebles históricos
A cambio, acabarán a la venta cuotas de grandes grupos: además del 3% de la petrolera Eni, el plan prevé la cesión de cuotas del grupo de semiconductores STMicroelectronics, de la compañía que gestiona el tráfico aéreo Enav, de la empresa de construcción naval Fincantieri y de algunas redes de infraestructuras, como las grandes estaciones de ferrocarriles del país.
Sólo con la cesión de Eni (de la que Roma mantendrá el control aunque con menos del 30% del accionariado), el ministro de Economía Fabrizio Saccomanni busca recaudar casi 2.000 millones. Según explicó Letta, se trata de un primer paquete de medidas ya que el Gobierno se reserva la posibilidad de poner otros activos a la venta.
En el punto de mira de Saccomanni también se sitúa el extenso patrimomio inmobiliario del Estado. Una venta de inmuebles históricos que podría garantizar a Italia otros 6.000 millones de euros en tres años.