
Cuando Estados Unidos publicó el dato de paro de septiembre de 2012, el expresidente de General Electric, Jack Welch, exclamó "increíble" a través de su cuenta de Twitter. Un año después, las sospechas de maquillaje se vuelven acusaciones directas en un artículo del New York Post. El columnista John Crudele asegura que hubo presiones para que se manipularan las encuestas a solo un mes de los comicios presidenciales, que se celebraron en noviembre de ese año.
"Estos chicos de Chicago harán cualquier cosa", aseguraba Jack Welch en alusión al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y a su círculo económico.
Según los datos que se publicaron el citado día, la tasa de paro bajó del 8,1% al 7,8% de la población activa en solo un mes, de agosto a septiembre, superando las mejores previsiones y sorprendiendo a propios y extraños. Jack Welch pensó que, con las elecciones presidenciales a la vuelta de la esquina, esta mejora resultaba poco menos que sospechosa.
Inventar respuestas
En su artículo 'El censo falsificó el informe de empleo de las elecciones', da por ciertas las insinuaciones de maquillaje y explica el mecanismo. Según asegura, citando a "una fuente fiable", que la Administración presionó a los entrevistadores encargados de la encuesta de hogares (Household Survey), a partir de la que se elabora la tasa de paro, a falsificar las respuestas.
Según explica Crudele, se les dio instrucciones de rellenar los datos ellos mismos cuando no obtenían el porcentaje de respuestas que necesitaban. Así, cita a uno de estos empleados, Julius Buckman, quien reveló al columnista que la orden procedía de altos mandos de la Oficina de estadísticas Laborales de EEUU.
Según explica, el mandato no apelaba específicamente a mejorar los datos de paro, sino simplemente a completar el mayor número posible de encuestas. "Irónicamente, las reglas impuestas por el Departamento de Empleo fueron las que dejaron la puerta abierta la manipulación", apunta el NY Post, que explica que para validar la encuesta Empleo exige al Censo que deben entrevistar a nueve de cada diez hogares incluidos en la muestra y informar sobre su estado laboral.
"Constestaba las encuestas de la gente a la que no podía encontrar por teléfono ni en sus casas", indica Buckman, que destaca que nunca le dijeron cómo debían ser las respuestas.
A la espera de una respuesta oficial por parte de la Administración Obama, lo cierto es que la creación artificial de encuestados y de sus puestos de trabajo sí pudo haber influido en la tasa de desempleo publicada.
El artículo asegura que hay constancia de que estas prácticas se realizan desde el año 2010 y recuerda que la tasa de paro está ahora ligada a las políticas de estímulo de la Fed, que en diciembre de 2012 aseguró que no subirá los tipos de interés mientras el desempleo supere el 6,5%.