
El economista Santiago Niño Becerra reflexiona sobre el optimismo que se ha instalado en la economía española de un tiempo a esta parte, sobre todo desde de que el Banco de España dijera que el PIB creció el 0,1% en el tercer trimestre, que Bill Gates invirtiera en FCC o que la tasa de paro que mide la EPA bajara del 26%.
"¿Qué ha sucedido?", se pregunta Niño Becerra. Al famoso profesor de Estructura Económica le llama la atención que se haya dejado de hablar de las cifras futuras de décicit y deuda y que no se cuestione abiertamente lo que puede pasar si el crecimiento estimado no llega a cumplirse.
Porque las previsiones de alcanzar un déficit del 2,8% en 2016, que el Gobierno ha remitido a Bruselas, son difíciles de entender "a no ser que sea a base de mucha sangre". Sangre del ciudadano, se entiende. ¿Qué pasará si falla el crecimiento?
"La ciudadanía quiere oír cosas bonitas porque ya está cansada de oír cosas feas. Y si quiere oírlas, se le dicen. Da igual lo que suceda mañana (...) porque ya se dirán otras cosas", apunta el economista en La Carta de la Bolsa.
De todos modos, a Niño Becerra le llama la atención que se hayan cambiado las referencias temporales y que ahora se centre la atención en noviembre de 2014, que es la fecha en la que el BCE publicará su análisis sobre la banca.
"Hasta ese momento hemos de tener la fiesta en paz, aquí y en todas partes, pero más aquí. Así que no se extrañen si llegan a oír cosas del calibre de España vuelve a ir bien", escribe Becerra.
El divorcio entre la calle y los políticos que proclaman que la economía está mejorando es más evidente que nunca,. De hecho, como señala el profesor, la calle percibe los hechos de una manera diferente al Gobierno. "Pero da lo mismo. Se vive al día porque lo importante es llegar a mañana", sentencia.