El Partido Comunista Chino se enfrenta en noviembre al reto de anunciar reformas estructurales en ámbitos como el medioambiental, financiero, Internet o nuevas tecnologías, que serán determinantes para garantizar la sostenibilidad de su economía en la próxima década.
China es consciente de que en noviembre, cuando está previsto que se celebre el próximo Congreso del Partido Comunista Chino (PCCh), tendrá en sus manos el futuro de su economía de la próxima década. Bajo una marcada política continuista, en la que el cambio es casi sinónimo de inestabilidad, los líderes chinos se enfrentan al reto de seguir adelante con reformas estructurales que serán determinantes para que su economía, basada en las exportaciones, dé el salto hacia otra más focalizada en el consumo interno. No se espera que se anuncien grandes cambios, pero sí que se tomen decisiones sobre algunos sectores claves para la sostenibilidad económica del país.
Reformas económicas y mayor riqueza per cápita. En concreto, que tanto la población de las zonas rurales como la de las urbanas dupliquen los niveles de 2010 en 2020. Esas fueron las promesas que Hu Jintao, el anterior presidente chino que con posterioridad cedió el poder a Xi Jinping, realizó durante el anterior plenario de noviembre del año pasado. Sin embargo, si por algo se caracterizó el mandato de Hu Jintao, no fue precisamente por los cambios. Lejos de ser un líder reformista, sus esfuerzos en el poder se centraron en impulsar la economía y acabar con cualquier signo de disidencia en el país.
Y lo primero, lo consiguió con creces. Durante los últimos años, el Producto Interior Bruto (PIB) de China llegó incluso a superar tasas de crecimiento del 14 por ciento en 2007, que se ha ido reduciendo gradualmente hasta la fecha. Según Bloomberg, el gigante asiático registrará avances de entorno al 7 por ciento en los próximos años. "La desaceleración del PIB chino y las restricciones aplicadas recientemente a la concesión de créditos deben interpretarse dentro del contexto de un país que debe realizar reformas para materializar su potencial a largo plazo", señalan desde Fidelity.
Entre ellas, el Gobierno de Xi Jinping tiene pendiente abordar el exceso de capacidad en la industria, los problemas de liquidez bancaria en el marco del nuevo rumbo económico a largo plazo, limitar el carácter centralista de la economía o allanar el camino a un mayor protagonismo de la empresa privada. Sin embargo, de cara al congreso de noviembre, "China seguirá con la política continuista de efectuar las reformas poco a poco, como hasta ahora. No se esperan grandes anuncios", apunta Estefanía Ponte, directora del departamento de análisis y economía de Cortal Consors.
Desde que Deng Xiaoping iniciara un proceso de apertura en diciembre de 1978 -es considerado el precursor de las reformas económicas y de abrir el país asiático al exterior-, los diferentes líderes políticos que le han sucedido han optado por retrasar las reformas pendientes para más adelante, lo que ha ido reduciendo progresivamente las expectativas de que por fin se avance en la toma de decisiones. No obstante, pese a que no se esperan noticias que muevan al mercado en la cita de noviembre, en lo que sí coinciden los expertos es que habrá sectores sobre los que Xi Jiping tendrá que tomar decisiones para garantizar la viabilidad de su economía en la próxima década. "El enfoque político del próximo congreso es muy diferente del anterior. Potencialmente vemos cuatro áreas que son susceptibles de una liberalización: el tema de la contaminación y el crecimiento sostenible, donde hay empresas privadas enfocadas a la protección medioambiental que se están preparando para ello; Internet y los medios de comunicación, donde se necesita un cambio estructural; los créditos y la sostenibilidad de su sistema financiero; y, por último, las nuevas tecnologías", apunta Antonio Salido, director de marketing de Fidelity.
De tomar decisiones que afecten a tales ámbitos, los viejos sectores gloriosos de la bolsa china durante los últimos años podrían quedarse rezagados en un futuro próximo para dar paso a nuevas oportunidades de inversión en el gigante asiático. Si entre los años 1979 y 2009, los sectores relacionados con las exportaciones y la construcción destacaron con fuerza al calor de una mano de obra y recursos baratos, ahora que el nivel de gasto ha aumentado y se aspira a un crecimiento más equilibrado, otros factores determinarán la selección de valores. Pero, además, aunque los expertos aconsejan al pequeño inversor que esté pensando en traspasar la muralla china, o algún país emergente en general, hacerlo a través de fondos con exposición global en lugar de compañías concretas, el inversor que comprase ahora mismo bolsa asiática lo haría pagando un PER estimado para 2014 -número de veces que el beneficio está recogido en el precio de la acción- de 9,15 veces. Un precio inferior del que se paga por entrar en bolsa americana (14,20 veces) o a la bolsa europea (13 veces). "Ahora que las valoraciones han caído hasta niveles más atractivos, asistiremos a la aparición de nuevos catalizadores, como un mayor número de fusiones y adquisiciones", añaden desde Fidelity.
Sostenibilidad del medio ambiente
Una elevada contaminación es el precio que ha pagado China por su rápida industrialización. Es por ello que en el último plan quincenal (2011-2015), el gobierno chino admitió de forma oficial la necesidad de proteger el medio ambiente con medidas destinadas a ahorrar energía o a desarrollar otras más innovadoras. Por ejemplo, China lanzó en septiembre una prohibición para la construcción de centrales eléctricas de carbón en las grandes ciudades a la par que está previsto que imponga límites al número de coches en las grandes ciudades en 2017. Pero además, se ha comprometido a invertir 1,7 billones de yuanes (alrededor de 200 millones de euros) en los próximos cinco años para controlar la contaminación, según la Comisión Nacional de Desarrollo y Reformas de China. En todo este cambio, "las energías renovables (eólica, solar y gas natural) son las que se beneficiarán de los esfuerzos por fomentar un desarrollo económico más limpio y eso supone que cada vez se señalará más con el dedo a las empresas altamente contaminantes, que deberán pagar los costes de los daños medioambientales", señalan desde Fidelity.
Internet y medios de comunicación
Poco hay que añadir a la censura que el gobierno chino aplica tanto a Internet como a cualquier otro medio de comunicación. Todas aquellas páginas web que el Partido Comunista Chino (PCCh) considera inapropiadas políticamente son borradas por censores -o, como el gobierno chino prefiere llamarlos, "analistas de opinión en Internet"-. Sin embargo, bajo el pleno convencimiento de que deben lanzar reformas económicas, el primer ministro chino, Li Keqiang, emprendió un experimento en Shangai desde el pasado 29 de septiembre, que consiste en abrir un área de libre comercio de 28 kilómetros cuadrados desde la que la población puede acceder a Internet (entre otros). "Lo venden como un experimento, pero lo cierto es que China no da un paso en falso", apunta Santiago García, responsable de producto de Citi. Por el momento, otras dos grandes áreas (Tianjin y Guangdong) han pedido ya al Gobierno que desarrolle más zonas como la de Shangai dentro de sus territorios. Ahora que el consumo chino se torna cada vez más electrónico, la liberalización de Internet será esencial para apoyar el nuevo modelo de crecimiento económico, basado en el consumo interno, del gigante asiático.
Sistema financiero
Otra de las asignaturas pendientes de China es su sistema bancario. La rápida expansión del crédito en el país asiático durante los últimos años ha alimentado la creación de una burbuja inmobiliaria, que ha provocado subidas continuas en el precio de la vivienda a pesar de que el Gobierno anunció en marzo nuevas medidas para enfriar los precios. "La gran duda en China es su nivel de crédito, ya que su nivel de deuda total sobre PIB va a acabar por encima de la media europea, que está en el 170 por ciento; y que la media americana. La de China se sitúa por encima del 180 por ciento, aproximadamente", apunta Santiago García, responsable de producto de Citi. A la espera de ver si en la cita de noviembre salen decisiones contundentes en torno a este sector, el Gobierno anunció a principios de marzo la creación de un impuesto de hasta el 20 por ciento que pagarán los vendedores por las ganancias obtenidas en la transacción. Sin embargo, lejos de conseguir el objetivo, 69 de las 70 ciudades analizadas en mayo sufrieron un aumento del precio de la vivienda nueva, según la Oficina Nacional de Estadísticas (NBS, por sus siglas en inglés).
Nuevas tecnologías
Ahora que China afronta la que bien podría ser la segunda parte de su desarrollo, basada en el consumo interno, el impulso de nuevas tecnologías será vital para potenciar el nuevo modelo económico hacia el que pretende virar su economía. De ahí que los expertos consideren que el país asiático podría lanzar directrices para los próximos diez años al respecto en el congreso de noviembre. Distintos estudios demuestran que el uso de smatphones (teléfonos inteligentes) es cada vez más frecuente en el país. Así lo manifiesta una encuesta realizada por el Centro de Información de Internet de China (CNNIC) en febrero de 2013, en la que casi una cuarta parte de los usuarios de teléfonos móviles aseguraron pasar más de cuatro horas al día conectados a Internet a través de sus terminales. No es extraño, por tanto, que fabricantes de teléfonos móviles chinos como Huawei -sus títulos suman ya una revalorización bursátil de casi el 70 por ciento en lo que va de año- sean cada vez más populares no solo de puertas para adentro en China, si no en buena parte del mundo. En Europa, incluso, sus competitivos precios junto a sus atractivas características hacen que compitan con otras marcas consolidadas del mercado.