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El Banco Central Europeo (BCE) ha decidido hoy en la reunión que ha mantenido en Atenas dejar los tipos de interés en el 4% como esperaba el mercado. La inflación parece que aprieta un poco menos, y eso ha sido suficiente para que el presidente de la entidad, Jean Claude Trichet, relaje un punto el mensaje antiinflacionista de otras ocasiones, pero sin dejar abiertas las puertas a una bajada de las tasas. Así, el euro recuperó su tendencia alcista.
El discurso de Trichet ha sido muy similar al de anteriores reuniones mensuales del organismo pero se pueden encontrar algunos matices diferentes. El banquero francés ha vuelto a destacar que "las tasas de inflación se mantendrán elevadas por un prolongado periodo de tiempo", pero como novedad ha subrayado que "posteriormente declinarán gradualmente".
A pesar de ello, Trichet vuelve a recordar al mercado que "el firme anclaje de las expectativas de inflación a medio y largo plazo es de máxima prioridad" para el BCE, aunque abandona la expresión de que "no hay ningún motivo para bajar la guardia". Al mismo tiempo, se reafirma en que "mantendrá una estrecha vigilancia" de los precios en las próximas semanas.
En cuanto a la valoración de la situación económica de la zona euro, no hay novedades. Vuelve a señalar que "los datos fundamentales de la economía de la zona euro son sanos", aunque reconoce, como ya ha hecho en otras declaraciones, que "el grado de incertidumbre en cuanto a las turbulencias en los mercados financieros se mantiene inusualmente elevado", aunque retira su apreciación de que las tensiones podrían durar más de lo previsto inicialmente para afirmar simplemente que "las tensiones persistirán".
Últimos datos de inflación
Los últimas noticias sobre la inflación han sido uno de los culpables de estas matizaciones en el discurso de Trichet. Según el dato provisional adelantado por Eurostat, los precios podrían haberse moderado en abril del 3,5 al 3,3 por ciento. ¿Motivo de alegría? Lo cierto es que no mucho ya que esta tasa aún está entre las más altas de la aún corta historia de la zona euro. Y sobre todo se trata de una cifra que está muy por encima del objetivo de la entidad de mantener la inflación cerca del 2 por ciento. Además, se mantiene la continua ascensión de los precios del crudo, que esta semana han superado los 120 dólares por primera vez.
Señales económicas
Si en las últimas reuniones la institución ya venía advirtiendo de que los "riesgos presionaban hacia un menor crecimiento", en esta ocasión aún tiene más motivos para pronunciarse en este sentido. Ayer se conoció que las ventas al por menor de la zona euro cayeron un 1,6 por ciento en marzo, muy por debajo del descenso previsto de siete décimas y del repunte del 1 por ciento registrado en febrero. Esta caída tuvo un impacto inmediato, ya que el euro se depreció un 1 por ciento, hasta los 1,538 dólares.
El problema, sin embargo, reside en que esta estadística se suma a otras, como la actividad empresarial o la confianza de los inversores, que también han confirmado en las últimas semanas que la economía de la región está perdiendo fuerza.
Y estas circunstancias hacen que una posible subida de tipos sea difícil. Aunque a juicio del gobernador del Banco de Francia y miembro del Consejo de Gobierno del BCE, Christian Noyer, esa posibilidad sigue sobre la mesa. De hecho, el 22 de abril insinuó que en junio podría producirse un repunte de un cuarto de punto, hasta el 4,25 por ciento. Estos comentarios merecieron una respuesta inmediata por parte de los mercados. Sobre todo por el de divisas, en el que el euro llegó ese mismo día más alto que nunca con respecto al dólar: en concreto, elevó su techo hasta los 1,6018 dólares.
Ante el revuelo provocado por Noyer, su compatriota Trichet se vio obligado a poner orden. Así, el 24 de abril recordó que el actual nivel del precio del dinero es el apropiado, acallando los rumores en torno a la posibilidad de que la institución retome la subida de los tipos.