Economía

Sólo una 'gran coalición' podría sustituir la actual alianza en la Alemania de Merkel

La canciller alemana, Angela Merkel. Foto: Archivo

A una semana escasa de las elecciones alemanas, parece que en el Bundestag seguirá dándose la constelación pentapartidista existente desde la reunificación. Dos partidos grandes, cristianodemócratas-socialcristianos (CDU-CSU) y socialdemócratas (SPD), más tres de peso mediano, Los Verdes, los liberales del FDP y la izquierda.

El sistema electoral alemán es complejo. La proporcionalidad dificulta los gobiernos monocolor. La norma es la alianza de partidos que explicitan su posición de cara a posibles coaliciones antes del inicio de la campaña electoral.

Con su voto el ciudadano además de manifestar su preferencia por una coalición de partidos, determina la relación de fuerzas entre los potenciales socios de gobierno.

Los votantes efectúan en realidad dos operaciones. Eligen a un diputado por circunscripción. Alemania está dividida en 299 distritos electorales. Este sistema de "mandato directo" en que cada distrito envía a un diputado, se resuelve por mayoría simple: el candidato de la lista que haya obtenido más votos. En la papeleta hay, asimismo, una lista de partidos elaboradas por cada Estado federado (Land) que a su vez eligen otros 299 escaños, llegándose así al total de 598 que tiene el Bundestag. Por esta razón el sistema electoral alemán se califica como "personalista-proporcional" ya que une la elección directa de candidatos con la representación proporcional.

Merkel, imbatible

La formación de la canciller Angela Merkel aparece como imbatible. Es con diferencia la política más popular y valorada de Alemania. Con índices de aprobación del 60% tras ocho años en el poder, la envidia de cualquier político europeo.

Con toda seguridad será la más votada el domingo próximo. Para ello cuenta con el buen estado de la economía que presenta el índice más bajo de desempleo en dos décadas. El empleo es el tema estrella de la campaña y una de las controversias gira en torno a la pretensión de la oposición de introducir un salario mínimo legal. La canciller se opone argumentando que son los agentes sociales quienes deciden los convenios.

La incógnita, que sólo se despejará tras las elecciones, es saber si los Liberales, socios menores de la coalición gubernamental, conseguirán el 5% necesario para volver a entrar en el Bundestag.

El 40% que le dan las encuestas sin ser suficiente para gobernar en solitario posibilita a Merkel para hacerlo con sus actuales aliados liberales del FDP. Ese es el deseo de la canciller, pero el FDP está debilitado y nervioso.

¿Cuáles son las opciones si los Liberales quedaran fuera del Bundestag? En realidad se reducen a otra gran coalición como la de 2005-2009. Es prácticamente la única alternativa viable al gobierno presente. Algo que nadie en la clase política alemana desea, pero que, a juzgar por los sondeos, prefiere el país. Un resultado sin duda también querido por los socios europeos. En cuanto a Europa, la Alemania postelectoral, sólidamente comprometida con la UE, seguirá siendo cautelosa. Apoyará una mayor integración si es absolutamente necesario, al tiempo que insistirá en reformas a cambio de solidaridad. Una gran coalición estaría más dispuesta a asumir la carga de la crisis europea que el anterior gobierno.

El SPD de Peer Steinbrück aumenta dos puntos hasta llegar al 25%. Este repunte del aspirante se debe a su ligera victoria en el debate televisado frente a la canciller y a su buen papel en la arena electoral ante las preguntas de los ciudadanos. No obstante, ese avance ha quedado neutralizado por el retroceso de sus aliados tradicionales, Los Verdes, perdedores del último sondeo. Ceden dos puntos y se sitúan en el 9 por ciento, su peor pronóstico en esta legislatura.

Los Verdes se han comprometido demasiado pronto a gobernar sólo con los socialdemócratas. Y una alianza entre estos dos partidos es de todo punto insuficiente. Los Verdes han excluido así de forma categórica otras opciones. Incluso una eventual coalición con los cristianodemócratas aunque para ello el programa de Los Verdes está ciertamente demasiado a la izquierda.

La única posibilidad sería incluir en el Gobierno a los excomunistas de la izquierda. Este partido aglutinador del postcomunismo y la disidencia del SPD ha subido hasta llegar a contar con un significativo 10%. Mas gobernar con ellos es algo que descartan -hasta ahora al menos- tanto socialdemócratas como verdes. Un fantasma que los partidos conservador y liberales no se cansan de agitar.

Sin embargo, hay todavía margen para la sorpresa. Encuestas estiman que entre un 20 y un 40% de los votantes todavía están indecisos. Existe igualmente una gran preocupación por la creciente abstención.

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