Jorge Bañales
Washington, 30 abr (EFECOM).- La economía de Estados Unidos no está en recesión dado que, según los cálculos preliminares del gobierno divulgados hoy, creció a un ritmo anual del 0,6 por ciento entre enero y marzo, más de lo esperado por los analistas.
La lentitud de la economía persiste aunque la Reserva Federal ha inyectado más de 400.000 millones de dólares en los mercados desde diciembre.
La expectativa de que se evite una recesión se apoya ahora en el impacto que tenga la devolución a los contribuyentes de casi 160.000 millones de dólares en impuestos, que comenzó a hacerse efectiva esta semana.
El Departamento de Comercio señaló que, después de un ritmo de crecimiento del 0,6 por ciento en el último trimestre de 2007, el robusto aumento de los inventarios compensó la flojera del gasto de los consumidores y dio un resultado positivo entre enero y marzo.
Este aumento está lejos del 4,9 por ciento que creció la economía en el tercer trimestre de 2007, cuando la crisis de las hipotecas de alto riesgo comenzó a extenderse a otros sectores.
La mayoría de los analistas había calculado que el ritmo de crecimiento en el primer trimestre sería de un 0,3 por ciento, y algunos señalaban que quizá hubiese habido una contracción, el primer paso hacia la recesión.
Algunos expertos definen una recesión como la contracción del producto interior bruto (PIB) en dos trimestres consecutivos.
La Oficina Nacional de Investigación Económica (NBER por sus siglas en inglés), que es la que dictamina oficialmente cuándo hay una recesión, considera que ocurre cuando hay "una disminución significativa de la actividad económica que afecta a toda la economía y dura más que unos pocos meses".
Los detalles del informe del Departamento de Comercio muestran que puede haber una recesión en marcha aún cuando el PIB aumente.
En buena medida el incremento del PIB en el primer trimestre se debió a un incremento de 0,8 puntos porcentuales en los inventarios de las empresas.
Las ventas finales de productos fabricados en el país bajaron un 0,2 por ciento en tanto que las ventas finales de todos los productos cayeron un 0,4 por ciento, su primera disminución desde la recesión en 1991.
La economía produjo más bienes y servicios, pero este incremento fue a parar a los almacenes de inventarios y a la exportación, de manera que no hubo un aumento del consumo o la inversión. Este aumento de los inventarios podría resultar en un crecimiento más débil en el segundo trimestre.
Mientras se aguarda la decisión de la Reserva Federal, hoy, acerca de las tasas de interés y su diagnóstico sobre la inflación, el Departamento de Trabajo indicó que el costo de la mano de obra creció a un ritmo más lento en el primer trimestre del año.
En términos generales, el costo de la mano de obra subió un 0,7 por ciento entre enero y marzo, después de un avance del 0,8 por ciento entre octubre y diciembre. Los analistas habían calculado un incremento también del 0,8 por ciento en el primer trimestre.
En un año, el costo de la mano de obra ha subido un 3,3 por ciento en Estados Unidos, lo cual es otro indicio de la presión de inflación que preocupa a la Reserva Federal.
El informe del Departamento de Comercio sobre el PIB muestra que el gasto de los consumidores, que representa casi el 70 por ciento de la economía de EEUU, creció en el pasado trimestre a un ritmo anual del 1 por ciento, el más lento desde 2001, cuando el país estaba en recesión.
Ello coincidió con mayores pérdidas de empleo, un aumento en los precios de los alimentos y los combustibles, y un descenso del valor de las casas.
En el trimestre anterior el gasto de los consumidores creció a un ritmo anual del 2,3 por ciento.
Desde enero, la economía de Estados Unidos ha tenido una pérdida neta de casi un cuarto de millón de puestos de trabajo, y con el vigoroso aumento de los precios de combustibles y alimentos, los consumidores siguen restringiendo su gasto a las necesidades básicas.
El índice de precios que el Departamento de Comercio elabora con su medida del PIB subió en el primer trimestre a un ritmo anual del 2,6 por ciento, comparado con un 2,4 por ciento en el trimestre anterior.
El llamado índice de precios en gastos de consumo, que es la medida de la inflación a la cual la Reserva mira con más cuidado, subió a un ritmo del 2,2 por ciento, después de un ritmo de aumento anual del 2,5 por ciento el trimestre anterior. EFECOM
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