Se acerca el quinto aniversario del desplome de Lehman Brothers y probablemente empezarán a surgir un sinfín de artículos sobre qué ha cambiado y qué no desde entonces. "Algunos analistas repasarán las causas de una repentina parada mundial sin precedentes. Otros describirán las consecuencias de un acontecimiento que sigue produciendo considerable sufrimiento humano". ¿Pero y las repercusiones de cara al futuro?
Mohammed El-Erian, consejero delegado de Pimco, analiza una serie de efectos, anteriormente inconcebibles, que han pasado a ser realidad, "con profundas consecuencias para las generaciones actuales y futuras, y que nuestros sistemas de gobierno aún no han abordado apropiadamente". A continuación, la lista:
1.- Motores de crecimiento agotados
El primero de dichos efectos, y el más trascendental con mucha diferencia, según El-Erian, "es la continua dificultad que las economías occidentales afrontan para engendrar un crecimiento económico sólido y una creación de empleo suficiente".
De forma más general, escribe en un artículo en Project Syndicate, sólo algunas economías han superado decisivamente la triplicidad de males que la crisis reveló: una demanda agregada insuficiente y desequilibrada, unas insuficientes capacidad de resistencia y agilidad estructurales y una deuda excesiva y persistente.
Ahora bien, más allá de la preocupación por la persistencia de un crecimiento débil, de un empeoramiento de la desigualdad de renta, del elevado desempleo a largo plazo y del alarmante desempleo juvenil, más allá de estos factores existe otro aún más preocupante: "Cinco años después de la crisis financiera mundial, demasiados países siguen rezagados por culpa de unos motores de crecimiento agotados y anticuados".
2.- Pasividad de las autoridades
El segundo de los efectos antes impensables que menciona El-Erian es lo que llama el gran desequilibrio persistente entre la hiperactividad de los bancos centrales y la "frustrante" pasividad de otras autoridades.
Soprende que, cinco años después de la crisis y cuatro años después de que los paralizados mercados financieros reanudaran su funcionamiento normal, señala el autor, "las economías occidentales sigan dependiendo abrumadoramente de los bancos centrales para evitar unos resultados económicos aún peores".
En su opinión, y como consecuencia, los bancos centrales se han visto obligados a alejarse de sus competencias básicas para poner en marcha unos instrumentos normativos parciales e imperfectos durante un periodo demasiado largo, señala en el artículo que recoge Project Syndicate.
Esta situación, además, ha socavado en su opinión la capacidad de reacción de otras entidades encargadas de la formulación de políticas. "Los bancos centrales se han mantenido en el primer plano normativo, tendiendo un puente tras otro, mientras esperan que otras autoridades se pongan las pilas", define El-Erian.
3.- Amenaza en las economías emergentes
Una tercera consecuencia de la crisis financiera anteriormente inconcebible se refiere a la evolución de los países en desarrollo. Estas economías, explica el CEO de Pimco, sufrieron como los demás las consecuencias de la crisis financiera al principio, de hecho, más en materia de producción y comercio.
"Poco después, esas economías históricamente menos sólidas protagonizaron una recuperación notable... hasta el punto de que pasaron a ser el motor del crecimiento mundial. Sin embargo, en ese proceso cayeron en una combinación de políticas desequilibrada, que ahora amenaza la continuidad de su crecimiento y su estabilidad financiera", escribe El-Erian.
4.- Falta de una renovación profunda
La falta de una renovación profunda, de forma creíble, sostenible y socialmente responsable de los principales causantes de la crisis es la cuarta y última consecuencia a la que se refiere el autor.
Muchos de los grandes bancos han sido rescatados, apunta, y con ayuda pública recuperaron su rentabilidad. Ahora bien, ni estuvieron sujetos a la fiscalidad de unos beneficios inesperados ni las autoridades han modificado suficientemente los incentivos estructurales que alientan a correr riesgo excesivos, opina El-Erian.
"En el caso de Europa, sólo ahora se está incitando a los bancos a abordar decisivamente sus déficits de capital, problemas de apalancamiento y activos débiles y residuales", señala.
El CEO de Pimco concluye su artículo asegurando que cuanto más dure esta situación, en referencia a los cuatro anteriores puntos, "mayor será el riesgo de que las ramificaciones perjudiciales de la crisis de 2008 sigan teniendo repercusiones incluso para las generaciones futuras".