Río de Janeiro, 29 jul (EFECOM).- Brasil y Estados Unidos aún creen que es posible salvar la Ronda de Doha de la OMC, pero coincidieron hoy en que puede haber un fracaso definitivo si no se alcanza un acuerdo antes de diciembre próximo.
El ministro de Exteriores de Brasil, Celso Amorim; y la representante de Comercio de EEUU, Susan Schwab, se reunieron en Río de Janeiro y expresaron la misma esperanza y las mismas dudas sobre un posible acuerdo que evite el naufragio de las negociaciones que comenzaron en noviembre de 2001 en la capital de Qatar.
"Pensamos que un avance es posible", declaró Schwab en una rueda de prensa junto a Amorim, con quien analizó la situación tras el estancamiento en que quedaron el pasado domingo las discusiones en la sede de la Organización Mundial de Comercio (OMC) en Ginebra.
Pese a ese guiño de confianza, Schwab dejó muy claras sus dudas en relación al futuro de la Ronda de Doha, que no pasan sólo por las negociaciones en la OMC, sino también por cuestiones internas de Estados Unidos.
La funcionaria explicó que si no se llega a un acuerdo antes del 1 de julio de 2007, el Gobierno de George W. Bush estará atado de manos, pues ese día expirará el mandato que el Congreso le ha dado para negociar sin necesidad de aprobar previamente lo acordado.
"Si no tenemos un acuerdo antes de diciembre, será virtualmente imposible negociar", indicó Schwab, quien admitió que "para Estados Unidos se trata de una carrera contra el reloj y el tiempo se acaba".
La única opción para seguir las negociaciones, explicó, sería tramitar una prórroga de esas facultades con el Comité de Finanzas del Senado estadounidense, pero con eso aclaró que "tampoco se ganaría mucho tiempo".
Según Amorim, es posible que la Ronda de Doha no concluya con un fracaso absoluto, pese a que también su confianza es mesurada.
El ministro brasileño consideró que "si hay avances, deberán producirse en los próximos cinco o siete meses, para poder concluir la Ronda de Doha en un plazo razonable".
La funcionaria estadounidense coincidió con esa apreciación y destacó que, si no se alcanza un acuerdo en ese plazo, "será difícil evitar que se pierda parte del impulso y nos encontraremos con un escenario que puede ser de dos a tres años o ninguno".
La Ronda de Doha debería concluir este año, pero ha quedado en el congelador después de que Australia, Brasil, Estados Unidos, India, Japón y la Unión Europea (UE) no lograron avanzar un centímetro en sus diferencias durante unas reuniones que tuvieron el pasado fin de semana en Ginebra.
Brasil y Estados Unidos encarnan las posiciones más antagónicas en las negociaciones de la OMC.
El primero, al frente del llamado Grupo de los 20 (G-20), exige que se eliminen los subsidios que los países ricos ofrecen a su agricultura.
Estados Unidos, por su parte, se niega a aceptar esas reducciones si la UE no hace concesiones similares y si los países menos desarrollados no aceptan una apertura mayor de sus mercados de bienes industriales y servicios.
Pese a sus diferencias, Amorim aseguró que "tanto Estados Unidos como Brasil quieren una negociación ambiciosa, equilibrada, que aporte ventajas a los países en desarrollo, y en particular a los más pobres"
Sin embargo, aclaró que "los avances no caerán del cielo" y dijo que Brasil insiste en que es necesaria una "decisión política" para llegar a un acuerdo y salvar el esfuerzo que los 149 países de la OMC han hecho durante los últimos cinco años.
Schwab coincidió en parte. "La disposición política es uno de los requisitos, pero con eso no es suficiente", apuntó la funcionaria estadounidense, quien consideró que las negociaciones han llegado a un "punto crítico". EFECOM
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