Este viernes la Comisión Europea publicará sus previsiones económicas de primavera en un momento en el que los Veintisiete están en el furgón de cola de la recuperación económica mundial junto con Japón. Los datos serán negativos, en la misma línea que los presagios efectuados por el Fondo Monetario Internacional durante su cumbre de primavera.
Las tensiones en los mercados financieros han amainado considerablemente, pero el crédito sigue sin fluir a la economía real, las pymes continúan asfixiadas y hasta la locomotora alemana no consigue, pese a su superávit presupuestario, volver a funcionar a pleno rendimiento y arrastrar al resto. A todo esto se le suma el drama humano del desempleo que ha superado en nuestro país los seis millones.
La Comisión Europea -si bien no entona el mea culpa por la austeridad vigente hasta ahora- reconoce que la medicina de los ajustes puede administrarse en dosis más reducidas y ser acompañada por cuidados paliativos en forma de medidas estructurales. Parece que la estrategia consiste ahora en echar el freno en los recortes para acelerar en las reformas.
El FMI ha empeorado sus previsiones económicas para la Unión Europea si los comparamos con los datos que presentó en octubre. Sólo seis países han visto cómo sus cifras no han sido revisadas a la baja: Bélgica, Estonia, Alemania, Irlanda, Lituania y Letonia. En el caso de España, el FMI prevé una contracción de la economía del 1,6% para este año con un paro desbocado del 27%. En el mes de octubre, el organismo radicado en Washington consideraba que el desempleo llegaría al 25,1% y la contracción económica se situaría en el 1,5%. Para los dos organismos, el desempleo continuaría en cifras muy altas superiores al 26% durante el año 2014 y sólo experimentaría un descenso muy leve.
Ya durante sus previsiones económicas publicadas en el mes de febrero, el equipo de Olli Rehn calculó que el paro alcanzaría la cifra récord este año del 27%. Por lo tanto, la institución comandada por Christine Lagarde le ha dado la razón a Bruselas. Sobre la contracción económica, la CE aseguraba que se situaría en el 1,4%, una décima por debajo del FMI. El titular de Economía español, Luis de Guindos, reconoció la semana pasada que nuestro país experimentaría una brusca caída de nuestra economía del 1,5%,en línea con lo que aseguran los organismos internacionales, a pesar de que el Gobierno había mantenido hasta este momento que la caída del PIB sería tres veces inferior: del 0,5%.
En el mes de febrero Bruselas vaticinó que el PIB en 2013 crecerá un 0,1% en la UE y se contraerá un 0,3% en la zona euro, aumentando en 2014 un 1,6% y un 1,4%, respectivamente. Como consecuencia de la falta de crecimiento durante este año, se prevé que el desempleo alcance el 11,1% en la UE y el 12,2% este año.
Los países fuertes
Si las malas cifras en países intervenidos o los considerados periféricos no sorprenden, los organismos internacionales constatan la debilidad en el crecimiento de los que en términos de saneamiento bancario son fuertes y de solidez a prueba de bombas. El superávit del 0,2 por ciento que registró Alemania en 2012 (el resto de los países europeos están sumidos en déficits ligeros o fuertes) sólo le va a servir al país liderado por Ángela Merkel para crecer medio punto este año según lo que auguró Bruselas en febrero y seis décimas según lo que vaticinó el FMI en su cumbre de primavera (con una ligera revisión de una décima respecto a sus previsiones en ocasiones anteriores).
En el caso de Francia, la segunda economía de la zona euro, La CE anunciaba un estancamiento de su economía en sus anteriores previsiones mientras que el FMI augura una recesión de una décima. De hecho, París es de los más castigados por los nuevos datos que maneja el organismo de Lagarde con una rebaja de cuatro décimas junto con Italia. Si ponemos las luces largas sobre lo que va a pasar el año que viene, Berlín crecerá a un ritmo de un punto y medio mientras que España conseguirá volver a los números verdes con un tímido crecimiento de siete décimas. En el caso de Francia, la subida de su PIB sería tan sólo dos décimas superior a la de España: del 0,2 por ciento. Todo esto según las previsiones de primavera del FMI.
El único dato positivo para nuestro país es el de la balanza por cuenta corriente. Hasta ahora, uno de los males endémicos que se está corrigiendo. El FMI espera que España registre un superávit del 1,1% y que en el año 2014 llegue hasta 2,2%. Sin embargo, la CE pide a nuestro país que intercionalize las empresas.