
Los gobiernos de la Eurozona está discutiendo formas de ayudar a Irlanda y Portugal para que vuelvan a los mercados de capital y han mostrado su preferencia por retrasar la devolución del rescate que pidieron ambos países, según publica Reuters citando a fuentes cercanas al asunto.
Las fuentes aseguraron a un borrador de 15 páginas de la Comisión Europea y el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) que fue discutida la semana pasada por los secretarios de Estado de Economía de la Eurozona.
La próxima reunión del Eurogrupo, en la que participan los ministros de Finanzas de la Eurozona, se celebrará el próximo lunes, y se espera que hablen del tema. "Están a favor de una extensión del vencimiento de los préstamos para evitar cuellos de botella a la hora de devolverlos", dijo una de las fuentes a la agencia británica.
Irlanda recibió de sus socios europeos 67.500 millones de euros, mientras que Portugal obtuvo 79.500 millones. Ambos países fueron sacados del mercado y están bajo un estricto programa de ajuste y reformas a cambio de esa ayuda. Se espera que el programa de préstamos de Irlanda acabe este año y el de Portugal el año que viene.
Volver a los mercados financieros internacionales en el calendario previsto sería todo un éxito, mostrando que los rescates han funcionado a pesar de la dura crisis de estos países, que han visto como se disparaba el desempleo.
Sin embargo, ambos países han pedido a la Eurozona ayuda para mantenerse fuera de estos programas una vez que expiren, e Irlanda quiere que el MEDE tome participaciones en los bancos nacionalizados durante la crisis.
Tres opciones sobre la mesa
La opción preferida sería diferir los pagos de los créditos, pero mantener el calendario actual de devoluciones. Esta opción no supondría grandes cambios en los acuerdos, por lo que no requeriría pasar por el Bundestag, el Parlamento alemán, para ser aprobada. Sin embargo, una de las fuentes apunta a que es Alemania precisamente quien está bloqueando el acuerdo por las dudas sobre la necesidad de aprobación de su parlamento.
La segunda opción sería permitir a ambos países retrasar los pagos más allá del calendario actual, 2 años y medio, 5 años, o incluso más, aunque esta opción es todavía más improbable que se apruebe sin el consentimiento del Bundestag. Si Irlanda consiguiera que le ampliaran el vencimiento, la cantidad de deuda que debería pagar en 2015 y 2016 se reduciría de 10.600 millones a 5.600 millones y de 16.300 millones a 12.100 millones, respectivamente.
La tercera opción sería que ambos países pidieran una línea de crédito preventiva al MEDE, condición necesaria para que el BCE iniciara su programa de compra de bonos, el OMT. Portugal e Irlanda han logrado en los últimos meses volver poco a poco a los mercados de deuda, pero Irlanda ha dicho que no planea todavía pedir ayuda al BCE.
Estas dos opciones finales, con pocas posibilidades de acuerdo, implicarían o bien una extensión de los programas de rescate de Irlanda y Portugal, que sin embargo no verían incrementar los fondos disponibles, o bien unos rescates completamente nuevos.
No se trataría del primer cambio de rumbo que ha tenido que realizar Bruselas con respecto a los países rescatados. En el caso de Grecia, aceptó finalmente una quita de su deuda, a lo que en un principio se había negado rotundamente. En el caso de Irlanda, el BCE también tuvo que suavizar las condiciones del rescate de su sistema financiero, ya que asfixiaba a las finanzas del país.