Economía

La política italiana, el rescate de Chipre y España avivan la crisis del euro

  • Los analistas descartan que España pueda cumplir sus objetivos
  • Aseguran que no existe una solución real a la crisis de la Eurozona

España figura entre las principales fuentes de incertidumbre y tensión de la mayoría de los analistas internacionales, que estiman que será muy difícil superar la recesión y bajar de los seis millones de parados sin el apoyo financiero de Europa y del BCE. Además, la incógnita italiana, el rescate de Chipre y el regreso de Irlanda y Portugal a los mercados son las nuevas amenazas para la Eurozona en este ejercicio. ¿Sacará el BCE su helicóptero? Merkel debe reinventarse.

Los analistas descartan asimismo que España pueda cumplir sus metas preliminares de reducción de déficit y deuda, y avisan de que el abultado sector público, sobre todo autonómico, hará casi imposible la recuperación en 2013.

Por si fuera poco, la tensión soberanista catalana y los últimos escándalos de corrupción, que salpican a altos dirigentes del Partido Popular y al propio presidente, Mariano Rajoy, han acabado de enturbiar el panorama.

Necesidades de financiación

En 2012, Rajoy esquivó la petición de rescate al país -no el de la banca-, pero "el riesgo es que España espere demasiado", señala el analista Gilles Moëc, de Deutsche Bank, en el informe sobre perspectivas para 2013. Según la entidad, la posición española "es aún frágil, debido al sector bancario y a los déficit regionales", que empañan los ajustes fiscales y económicos.

Por su parte, satisfacer "las elevadas necesidades de financiación" exige un crecimiento positivo del PIB, "que determinará si Madrid se verá o no forzada a pedir ayuda". Algo que, según los augurios de la Comisión Europea publicados la semana pasada, no sucederá hasta 2014.

También Coface sitúa a España en el centro de las amenazas al euro este año. Así, el grupo francés de seguro y crédito ha degradado en un escalón su calificación para las empresas españolas, hasta colocarlas en un nivel de perspectivas inciertas y riesgo "bastante elevado de impagos".

Reformas contra la recesión

En su informe sobre 2013, Coface rebaja asimismo la nota de las firmas italianas y británicas, y para los tres países su vaticinio es unánime: "Las empresas acumulan beneficios para reembolsar sus deudas bancarias. Se trata más bien de constituir un colchón frente a choques futuros, más que de lanzar proyectos de expansión".

Otros expertos avisan a España de que sin más reformas estructurales, el crecimiento será insuficiente para sortear la recesión. Es el caso de PwC, que augura que, sin cambios sustanciales de la Administración pública, del mercado laboral y energético, el PIB español crecerá menos del 1,5 por ciento durante los próximos diez años.

Los mismos años que el instituto alemán Ifo condena a España y a la periferia del euro a seguir en recesión, como detalla Hans-Werner Sinn, su presidente. Según este instituto, "no existe una solución real a la crisis de la Eurozona", por lo cual "el tormento económico de España, Grecia o Portugal durará una década". ¿Por qué? Debido al euro, "se vuelve demasiado costoso para los periféricos competir por sí mismos". Desde su punto de vista, España, Grecia y Portugal "tendrán que abaratar su productividad un 30 por ciento para competir".

La OCDE advierte asimismo de los signos de debilitamiento en la evolución económica de España -también de Francia y Bélgica-, y por primera vez en más de un año, bajó el indicador mensual de nuestro país: seis centésimas, hasta 100,98, lo que apunta a un empeoramiento a medio plazo.

Por supuesto, España no es la única fuente de problemas para la estabilidad de la zona euro. Durante este año, Irlanda y Portugal deberían hacer su reaparición en el mercado de deuda, empezar a refinanciar su déficit y recuperar su independencia, ahora suspendida por el rescate financiero. Pero, así como Dublín está en buen camino de afrontar el reto, el caso de Lisboa plantea más interrogantes.

La disciplina portuguesa en implantar las medidas de austeridad y las reformas requeridas le ha dado el aprobado de la troika hasta ahora, pero la deuda pública sigue pletórica y la recesión del país es severa. De hecho, Lisboa ya ha pedido más tiempo a Bruselas, y algunos analistas sugieren que Portugal podría tener que utilizar de nuevo el apoyo del BCE y del Fondo Permanente para garantizar su regreso, si no le es concedido ese margen extra.

Francia, bajo vigilancia

La gran incógnita de 2013 es si Francia será la bomba que, en noviembre, predecía el semanario británico The Economist. Es cierto que Francia, hasta ahora más bien a resguardo de la crisis y extrañamente apreciada por los mercados -lo que se traduce en tipos de emisión históricamente bajos pese al déficit y a su gran deuda-, aún tiene que demostrar su fuerza económica y financiera. La coyuntura gala empeora y se ennegrece el horizonte.

París debe seguir las reformas iniciadas -mercado laboral y Pacto de Competitividad, entre ellas- para evitar que el previsible deslizamiento de las cuentas públicas -ya ha avisado de que no cumplirá el 3 por ciento de déficit- suscite el nerviosismo. Flexibilizar el mercado laboral ayudará a crecer, de ahí que las negociaciones entre la patronal y los sindicatos sean cruciales.

Entre los analistas que ponen en duda la fortaleza gala está Coface, que señala que, aunque las empresas no están muy endeudadas, tienen un nivel débil de autofinanciación y de rentabilidad y, por tanto, son frágiles financieramente.

La espina de Chipre

Este año, Grecia ya no es el problema del euro, tras la extensión de la ayuda financiera, a finales de 2012, pero sigue representando un riesgo de deterioro social, por la magnitud de los recortes.

Y su vecino Chipre, arruinado y fuera de los mercados, lleva camino de ser otro talón de Aquiles. Hay medios internacionales que sugieren la posibilidad de que un país que supone el 0,2 por ciento del PIB del euro pueda amenazar su integridad. Alemania ha accedido a reanudar la negociación del rescate chipriota, tras la victoria electoral del conservador Nikos Anastasiadis.

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