
La empresa ACC forma parte del principal grupo indio de cemento. Fabrica 40 millones de toneladas al año, pero en diciembre de 2009 su capacidad ascenderá a 51 millones. En los últimos años, redujo su ineficacia derivada de la diversificación. Ahora, centrada en pocos productos, avista un futuro color de rosa porque es una de las pocas industrias indias que fabrica cemento ya mezclado, que es el utilizado por la mayoría de los constructores.
Y, además, porque se autoabastece de carbón, en un momento de encarecimiento del producto en los mercados mundiales. También se beneficiará a lo grande de la rápida carrera hacia la urbanización de la India, que ha llevado ya a vivir en las ciudades al 30 por ciento de su población.
En un estudio de UBS, se muestran hasta una veintena de empresas como ésta. Del cemento al gas, del tratamiento de aguas a la construcción de carreteras, de las telecomunicaciones a los bienes de consumo, pasando por los servicios financieros; todos campeones emergentes.
Empresas que verán crecer exponencialmente su facturación gracias a la demanda de las megalópolis asiáticas, obligadas por la afluencia de habitantes a crecer y dotarse de nuevos servicios. En la selección de UBS figuran ocho empresas indias, cinco chinas, tres indonesias, dos malayas, una tailandesa y otra filipina. Son ellas las que se van a repartir la tarta del inmenso negocio de la urbanización asiática.
El éxodo a las ciudades
Según la ONU, la población de las ciudades asiáticas crecerá a un ritmo medio del 2,1 por ciento anual hasta 2020. Sorprendentemente, los más avanzados en el proceso de urbanización no son China ni la India. En Malasia, el 70 por ciento de la población vive en ciudades, una tasa más alta que la de Japón y sólo superada en Asia por los campeones de las economías emergentes como Corea del Sur, Hong Kong o Singapur.
También en Filipinas los residentes en la ciudad son más del 60 por ciento de la población total. Y los de Indonesia (50 por ciento) superan a sus vecinos de China (40 por ciento) y la India (30 por ciento).
Los analistas de UBS corroboran que, si bien es verdad que la actual tasa de urbanización de China, India, Tailandia o Vietnam no es alta, las inversiones para ampliarlas están por llegar. Por ejemplo, en Nueva Delhi, el mercado residencial está destinado a crecer un 20 por ciento al año hasta el 2011, mientras el de los inmuebles comerciales puede crecer el 60 por ciento. Un maná para las empresas de la construcción, como la india L&T.
Más aún, de aquí al 2012, el Gobierno tendrá que gastar 63.820 millones de euros para suministrar agua al país, para mayor gloria de empresas como Ivcri Infrastructure and Projects.
En China, la Yanzhou Coal, que extrae carbón, estará radiante porque el 73 por ciento de las nuevas necesidades de electricidad del país de aquí al 2020 será garantizado por el carbón. Mientras, la malaya Plus Expressway quiere hacerse con un trozo del negocio de las carreteras del antes Celeste Imperio (como se conocía al país asiático antes de la invasión japonesa), cuya red crece al 7 por ciento anual.
Una vez trasladados a las ciudades, los nuevos habitantes necesitarán servicios más evolucionados, como las conexiones telefónicas móviles, para mantenerse en contacto con sus parientes que viven lejos, o préstamos para disfrutar a tope de la civilización del consumo. Necesidades que las populosas ciudades malayas o indonesias conocen desde hace tiempo, pero que ya se están abriendo camino en China o en India.
El futuro, países emergentes
En el mundo hay al menos veinte aglomeraciones urbanas con una población que supera los 10 millones. Y de éstas, sólo cuatro están en las naciones de vieja industrialización. El futuro de los países emergentes presenta la cara de sus megalópolis. Desde Ciudad de México, que ya ha superado a Nueva York en extensión y población, a Mumbai, que se avecina peligrosamente a los 20 millones de residentes, aunque no sea capaz de garantizar a todos vivienda o un nivel de vida aceptable.
Pero en el coro de los que identifican el centro del desarrollo de Asia, África y Latinoamérica con sus enormes núcleos urbanos, hay quien va a contracorriente. La unidad de investigación del Deutsche Bank, por ejemplo, se fija en las otras 400 ciudades que tienen un millón de habitantes. Es en estas ciudades donde el crecimiento será más rápido y la calidad de vida cualitativamente superior.
De aquí a 2030, el mundo invertirá unos miles de millones de euros en infraestructuras urbanas. Buena parte de ellas irá a las megalópolis. Pero los que residan en ellas enfrentarán, junto con sus ventajas, las desventajas que presentan. El precio de la vivienda por las nubes, por ejemplo, o el tráfico. En Pekín, cada día salen a la calle 1.100 nuevos vehículos.
¿La solución? Crear incentivos para el desarrollo de ciudades con menor densidad de población. De tal forma que las hagamos crecer, pero no demasiado, y se pueda descargar a las megalópolis de una carga de necesidades energéticas y de recursos excesiva.