
El Catedrático de Estructura Económica de la Universidad Ramón Llull, Santiago Niño Becerra, ha hecho una breve y concisa reflexión sobre la elevada tasa de desempleo que hay en nuestro país y ha expuesto una serie de alternativas que podrían aplicarse para su reducción.
Cuando 'España iba bien', el total de parados ascendía a 1,7 millones de personas, mientras que a día de hoy hay seis millones. El experto explica, dejando a un lado tanto el subempleo como la economía sumergida, que estas dos cifras ponen de manifiesto que "en España hay 4,3 millones de personas que pueden trabajar pero que no son necesarias; lo fueron, pero ya no lo son".
En este sentido, Niño Becerra reitera que entre 1995 y 2007 "se trajeron" a nuestro país más de cinco millones de personas para trabajar y hacer posible que España fuese bien. "31 de Diciembre del 2006: tasa de paro 8,3%; mismo día y mes del 2012: tasa de paro 26,06%. 17,7 puntos de empleo se han ido, y no van a volver: no-van-a-volver, porque lo que posibilitó que fuesen: aquel modelo, se ha ido para no volver" asegura en La Carta de la bolsa.
En base a esto, el economista pone de manifiesto dos medidas que podrían llevarse a cabo para atajar este problema. Por un lado, si lo que se busca es reducir la tasa de paro, puede hacerse un cambio metodológico -como sucedió en 2001- o modificar la definición de ocupado. Y por otro, si lo que se quiere es rebajar el número de desempleados, "tiene que vincularse 'permiso de residencia' con 'contrato de trabajo' e invitar a que se vayan a quienes ya no son necesarios".
"En plena Europa, Andorra tiene instaurada desde hace muchos años esa sistemática, y nadie ha acusado nunca a Andorra de ser un Estado fascista" aclara Niño Becerra.
Y es que, repartir el tiempo de trabajo "no funciona" porque la productividad baja y la competitividad también, y debe ser al revés. "El camino pasa por potenciar la inversión a fin de aumentar la productividad, y tener una plantilla muy reducida, formada por trabajadores que sean unos megacracs en lo suyo" explica el experto, para preguntarse a continuación: "¿quiere esto decir que el desempleo aumentará?, sí, pero en la forma de paro estructural".
No obstante, el Catedrático apunta que sí habrá tareas en las que el tiempo de trabajo podrá dividirse, pero ello traerá sus consecuencias, como la división de la remuneración del trabajador, "lo que creará masas ingentes de empleados pobres: los working poor".