Economía

La ausencia de crecimiento prolonga 'sine die' la reducción de la deuda de las familias

El pasivo de los hogares, lejos de caer, aún creció un 0,3% en noviembre, según el Banco de España.

Puede que el proceso de disminución de su endeudamiento esté resultando doloroso para las familias en España (como a menudo ha señalado el Banco de España), pero desde luego no es rápido; en especial si se compara con la corrección que ya han acumulado países, como Estados Unidos y Reino Unido, que vivieron burbujas semejantes a la española, pero en los que las consecuencias de sus respectivas recesiones no han sido tan destructivas.

A estas conclusiones llega la banca española en sus informes internos, elaborados a partir de datos de consultoras internacionales, sobre el desapalancamiento de los hogares, entendido como la proporción (expresada en porcentaje) entre la deuda acumulada y la renta bruta disponible.

De acuerdo con esa escala de medida, el pasivo de las familias españolas se ha reducido siete puntos porcentuales desde el momento en el que alcanzó su máximo, en el segundo trimestre de 2008. En un periodo semejante de tiempo, dado que el estallido de las burbujas inmobiliarias fue casi simultáneo, los hogares estadounidenses se desapalancaron un 17 por ciento.

Más cerca de España, en otro país al que también se le acabó indigestando el ladrillo, Reino Unido, la reducción ha llegado al 14 por ciento.

Lo descompensado de los tempos, que pone de manifiesto las dificultades que atenazan a España, es especialmente llamativa si se tiene en cuenta el amplio margen del que disponía para empezar a recortar, dado que su deuda familiar aumentó notablemente más que en los otros dos países con los que se establecen comparaciones.

En efecto, en el periodo comprendido entre los años 2001 y 2007, ese lastre experimentó al otro lado del Atlántico un aumento del 80 por ciento. En Reino Unido el mencionado porcentaje se vio superado en siete puntos. Pero nada comparable a España, donde el apalancamiento casi se triplicó, ya que su aumentó llegó al 168 por ciento.

Los expertos del sector bancario español que estudian el proceso tienen claro que lo que marca la diferencia, en detrimento de España, se halla en el embate tan fuerte que la economía real ha sufrido en los últimos años, y que se trasluce en el deterioro de la renta disponible por parte de las familias, una de las dos variables que los informes utilizan para calcular el nivel de apalancamiento.

Rentas menguantes

En concreto, los ingresos disponibles para los hogares estadounidenses han crecido por encima del 10 por ciento desde el estallido del boom inmobiliario y financiero hasta la actualidad. En idéntico periodo de tiempo el aumento ha sido semejante en Reino Unido, y frente a esos resultados sólo puede palidecer el magro crecimiento del 2 por ciento con el que se han tenido que conformar los hogares españoles desde comienzos de 2008.

No en vano la evolución del desempleo no ha tenido nada que ver en los tres casos. España ha destruido el 13 por ciento de su ocupación en los últimos cuatro años, muy poco que ver con el 4 por ciento propio de Estados Unidos o el 2 por ciento de Reino Unido.

Y lo peor es que, para España, las expectativas no son halagüeñas, dado que la recesión no remitirá hasta bien avanzado este año y el conjunto del ejercicio cerrará con una contracción del PIB de cinco décimas, según la previsión más extendida. Dicho de otro modo, los analistas bancarios tienen claro que "quedan por delante unos cuantos años de esfuerzo, para los hogares españoles.

En efecto, ante semejante panorama, no sólo es difícil desendeudarse, sino que seguir recurriendo al crédito es una manera de mantenerse a flote, tal y como constata el Banco de España. Los últimos datos de la institución que gobierna Luis María Linde, dados a conocer ayer, muestran que las obligaciones de las economías familiares con respecto a los bancos ascendió en noviembre pasado un 0,3 por ciento con respecto al mes anterior, hasta sumar 840.792 millones de euros.

No fue éste un incremento aislado, pese a lo hostil que fue el medio ambiente económico en 2012, ya que también en junio se produjo un incremento similar del apalancamiento familiar.

Más crédito al consumo

Esta variable ya no viene alimentada, como en años anteriores por la petición de hipotecas, un capítulo que se encuentra prácticamente cerrado, debido a que los cada vez más exhaustos hogares no pueden cumplir con los cada vez más exigentes requisitos de la banca.

Ahora son los créditos al consumo los que presentan margen para el crecimiento y, en noviembre pasado, se elevaron un 2,4 por ciento hasta sumar 194.428 millones de euros, de acuerdo con los expertos del Banco de España.

Como consecuencia, la deuda total de las familias recupera terreno y ya se ha vuelto a situar en los niveles que había perdido en agosto pasado.

Millones de euros

Al contrario que las familias, las empresas españolas siguen sin cejar en su propio proceso de desapalancamiento. De acuerdo con las cifras más actualizadas del Banco de España, las compañías volvieron a reducir sus deudas en noviembre pasado, hasta situar su monto en 1.198 millones de euros. Expresado en términos relativos, las empresas redujeron un 0,4 por ciento su pasivo con respecto a octubre de 2012, mientras que la caída con respecto a noviembre de 2011 llegó al 5,2 por ciento.

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