
Aviones israelíes bombardearon el martes el sur de Líbano y dejaron 11 muertos, mientras los esfuerzos diplomáticos no arrojaban señales de un posible cese inmediato de la ofensiva que comenzó hace una semana en represalia a los ataques de Hizbollah.
Tras golpear desde el aire, el Ejército israelí se negó a descartar una masiva invasión terrestre al sur de Líbano, sólo seis años después de que finalizó la ocupación de esa zona.
"A esta altura no pensamos que tengamos que movilizar masivas fuerzas terrestres hacia Líbano pero si tenemos que hacerlo, lo haremos. No lo descartamos", dijo Moshe Kaplinsky, vicejefe del Ejército de Israel, a Radio Israel. Siete civiles, todos de la misma familia y algunos de ellos niños, fallecieron y cuatros sufrieron heridas durante un ataque aéreo cuando un proyectil impactó su hogar poco después de medianoche en un poblado libanés fronterizo.
La aviación israelí también atacó un suburbio al sur de Beirut, algunos objetivos militares, y otras dos ciudades libanesas.
Mientras Israel prometió presionar con su ofensiva, miles de extranjeros abandonaron Líbano, algunos por tierra hacia Siria, otros buscando lugar en naves estadounidenses y europeas.
Los combates, los peores desde que Israel invadió Líbano en 1982, comenzaron cuando Hizbollah capturó el 12 de julio a dos soldados israelíes y mató a ocho en una incursión a través de la frontera. El grupo guerrillero es respaldado por Siria e Irán y forma parte del gobierno libanés.
"Estamos trabajando con nuestras propias manos y hasta ahora hemos recuperado seis cuerpos. Creemos que hay más enterrados bajo los escombros", remarcó Salim Mourad, al frente del municipio de Aytaroun, poblado atacado por la aviación israelí.
La cifra total de muertos desde el inicio de la ofensiva israelí se elevó a 210, todos civiles excepto 14 de ellos, y ha causado a Líbano la mayor destrucción en dos décadas tras los ataques contra puertos, carreteras, puentes, fábricas y gasolineras.
Hizbollah respondió atacando un navio israelí en las afueras de Beirut y disparando cientos de cohetes hacia el norte de Israel, matando a 24 personas, 12 de ellas civiles.
Israel está también involucrada en una ofensiva militar en la Franja de Gaza luego de que milicianos palestinos secuestraon a otro soldado el 25 de junio.
Líbano ha pedido en varias ocasiones un inmediato cese del fuego, pero las potencias mundiales dijeron que cualquier solución a la crisis debe incluir la liberación de los dos soldados. Israel también quiere que Hizbollah se desarme en línea con las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU.
El gobierno de Beirut es demasiado frágil para presionar a Hizbollah a que cumpla con esas demandas. El presidente de Líbano, Emile Lahoud, cercano aliado de Hizbollah y Siria, dijo el lunes que su estado "nunca abandonará a (el líder de Hizbollah) Sayyed Hassan Nasrallah".
El grupo guerrillero chiíta quiere cambiar los dos soldados por prisioneros árabes y libaneses que permanecen encerrados en las cárceles israelíes.
El primer ministro de Israel, Ehud Olmert, destacó el lunes que su país continuará con la ofensiva hasta que los dos soldados regresen y el ejército libanés controle el sur de ese país. "Israel no aceptará vivir bajo la sombra de los misiles o cohetes contra sus residentes", dijo Olmert en un discurso.
Una fuente del gobierno de Tel Aviv dijo que Israel incrementará sus ataques en los próximos días, consciente de que su principal aliado, Estados Unidos, no podrá resistir indefinidamente la presión internacional por un alto el fuego.
Washington ha apoyado el derecho de Israel de defenderse. Un equipo de la ONU enviado a Líbano para buscar una solución dijo que habíá tenido un comienzo promisorio pero se necesitaba más diplomacia antes de poder ser optimistas. Un portavoz de Hizbollah dijo a Reuters que el grupo "no había recibido ninguna sugerencia por un cese el fuego".
Fuego y humo eran el paisaje de una posición militar libanesa al este de Beirut luego de repetidos ataques aéreos israelíes en las primeras horas del martes, y varios soldados estaban heridos, señaló una fuente de seguridad.
Fuertes explosiones causadas por los bombardeos sobre los suburbios sureños de la capital libanesa se escuchaban también en toda la ciudad. Ataques previos en la zona demolieron las oficinas centrales de Hizbollah.
Los asaltos apuntaron también a la ciudad cristiana costera de Byblos -al norte de Beirut-, donde no hubo víctimas, y a la oriental Baalbek. Hizbollah disparó el lunes docenas de cohetes contra la ciudad israelí de Haifa, donde hubo dos heridos al desplomarse un edificio de tres pisos. Israel cerró el puerto de la ciudad.