Bruselas, 1 abr (EFECOM).- El fuerte incremento de los precios en la eurozona, que en marzo marcó un nuevo máximo histórico al llegar al 3,5%, aleja la posibilidad de que el Banco Central Europeo (BCE) decida combatir la menor actividad con una bajada de tipos y aviva los temores a una espiral inflacionista.
El presidente del BCE, el francés Jean-Claude Trichet, ha dejado claro que, pese al actual contexto de desaceleración, su principal tarea sigue siendo conseguir la estabilidad de precios a medio plazo en el área de la moneda única, un objetivo que cifra en el entorno del 2% en términos interanuales.
Trichet hace oídos sordos a los que piden que siga el ejemplo de la Reserva Federal estadounidense y relaje la política monetaria, para impulsar el consumo y contrarrestar las mayores dificultades para acceder a financiación, pues insiste en que esta medida sería contraproducente para la economía europea.
Así, en un periodo en que la Reserva Federal se lanzaba a una carrera de recortes que ha llevado los tipos en EEUU del 5,25% al 2,25%, el BCE ha permanecido fiel a sus premisas y ha mantenido el precio del dinero en el 4% al que lo elevó en junio del año pasado.
De esta manera, los tipos de interés en la zona euro, y con ellos el Euríbor (la tasa a la que se prestan dinero los bancos y que sirve de referencia para la mayoría de los créditos hipotecarios), se alejan cada vez más del nivel históricamente bajo de los últimos años.
La persistencia de las turbulencias financieras y su ya evidente efecto en la economía real han forzado al BCE, eso sí, a renunciar a subidas adicionales de los tipos, con las que poner coto a la escalada de la inflación.
El incremento de los precios registrado en marzo en la eurozona -según cálculos provisionales, el IPC armonizado avanzó dos décimas, hasta el 3,5% interanual- establece un nuevo récord histórico en un indicador que comenzó a elaborarse en 1997.
Este último repunte, atribuido por los analistas al encarecimiento del crudo y los alimentos, sorprendió a las autoridades comunitarias, aunque Trichet ya había advertido de que las perspectivas a medio plazo para la estabilidad de precios habían empeorado en los últimos meses.
En este contexto y tras constatar que la inflación seguirá lejos del umbral del 2%, al menos este año, aumenta el miedo a que se produzcan subidas encadenadas de otros precios y de los salarios (los conocidos como "efectos de segunda ronda" de la inflación) y arrecian las apelaciones a la moderación salarial.
Desde la Comisión Europea, reclaman "extremo cuidado" para evitar una espiral inflacionista y recuerdan que los aumentos salariales deben vincularse al avance de la productividad.
Un mensaje que comparte la máxima autoridad monetaria de la eurozona, que no ve con buenos ojos las cláusulas de revisión que incluyen muchos convenios colectivos -en el caso español, la mayoría- para compensar a los trabajadores por hipotéticos desvíos de la inflación respecto al objetivo del 2%.
Pero las centrales sindicales no están dispuestas a renunciar a subidas salariales.
Esta misma semana, la Confederación Europea de Sindicatos (CES) ha convocado una manifestación en Ljubljana, con motivo de la reunión informal de ministros de Finanzas de la UE (Ecofin), para denunciar la creciente precariedad de las rentas salariales y exigir aumentos que compensen la aceleración de los precios.
Ayer mismo, el Gobierno alemán cedió a las exigencias de los trabajadores del sector servicios y aceptó una subida de sus sueldos del 8% entre 2008 y 2009, que beneficiará a más de 2 millones de empleados públicos y que también envía un mensaje a los negociadores del sector privado. EFECOM
epn/pvr
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