
Algo se está moviendo en Bruselas que amenaza con poner fin a las piruetas tributarias que actualmente realizan en suelo europeo algunas de las empresas estadounidenses de mayor relumbrón. Tanto es así, que la cosa se está poniendo muy seria. La polémica generada en los últimos meses por la evasión fiscal de algunas multinacionales ha generado un debate sobre la necesidad de un acuerdo internacional para impedir este tipo de prácticas.
En esta línea, la Comisión Europea recomendó ayer a todos los Estados miembros incluir en sus regimenes fiscales una "cláusula anti-abuso" para impedir que grandes compañías como Microsoft, Google o Starbucks saquen partido de las diferencias legales entre países.
Con esta cláusula los Estados podrán obligar a las empresas a tributar en base a sus "actividades económicas reales" en su territorio y podrán impedir "cualquier montaje artificial con el que se pretenda eludir" impuestos.
El objetivo final de esta iniciativa consiste en poner fin a la planificación fiscal agresiva de las multinacionales. Se trata de unas prácticas que entran dentro de la legalidad, pero que según Bruselas se aprovechan de lagunas y tecnicismos jurídicos de tal forma que "consiguen evitar el pago de lo que equitativamente les corresponde". Así lo explicó ayer el comisario de Fiscalidad, Algirdas Semeta, que indicó que "la idea es que los impuestos deben pagarse en el país donde se produce la actividad económica real". Sin embargo "hasta ahora, algunos beneficios se redirigen a otros Estados miembros de forma artificial, sin ninguna base económica", a través de maniobras fiscales.
Semeta explicó que el bajo impuesto de sociedades que aplica Irlanda "por sí solo" no constituye una práctica fiscal perjudicial, sin embargo no dudo en atacar a Luxemburgo y Austria por bloquear un acuerdo antifraude con Suiza y aplicar el IVA reducido a los libros electrónicos en el caso de Luxemburgo, en beneficio de Amazon.
"Cada año se pierde un billón de euros debido al fraude y la evasión fiscal en la UE. Estamos hablando de 2.000 euros por ciudadano. Es una pérdida escandalosa de dinero público, sobre todo en estos momentos, y un ataque al principio fundamental de justicia", denunció el comisario. A modo de ejemplo, Starbucks facturó 500 millones en el Reino Unido en 2011 y apenas pagó impuestos al transferir gran parte de sus ganancias a su filial holandesa en concepto de regalías.
En este sentido, el comisario pidió a los distintos Gobiernos que eviten la competencia fiscal que pueda ser perjudicial entre ellos. Ante esto propone reforzar el existente código de conducta de la UE de fiscalidad de las empresas y extenderlo también a las personas con rentas más altas.