
El Tribunal de Apelación de París emitirá una sentencia el próximo miércoles que debe fijar la relación de fuerzas en el contencioso que enfrenta desde hace más de dos años a la dirección de la tercera constructora francesa, Eiffage, con su principal accionista, el español Sacyr.
El tribunal, en concreto, se ha de pronunciar sobre si estuvo justificada la invalidación en junio de 2007 por la Autoridad de los Mercados Financieros de Francia (AMF) de la oferta que Sacyr había lanzado en abril, mediante canje de acciones, sobre los dos tercios del capital que no controla en Eiffage.
Situación delicada
Si se diera la razón a la AMF, como solicitó la Fiscalía durante el juicio celebrado el pasado 5 de febrero, Sacyr podría encontrarse en una situación muy delicada ya que entonces se activaría la obligación del gendarme bursátil francés -suspendida hasta el dictamen- para que la compañía española lance otra opa muy costosa.
Una oferta que tendría que incluir al menos la opción para los otros accionistas de Eiffage de ser remunerados no en títulos de Sacyr, sino en efectivo, y a un precio con el que se garantizara que no perdieran dinero, y que podría llegar a los 128 euros, es decir más del doble de su cotización de 60,57 euros al cierre de la sesión del pasado viernes.
Incertidumbre
Esta posibilidad, que implicaría el desembolso de varios miles de millones de euros para Sacyr en un momento en que tiene una gran necesidad de efectivo para reembolsar su voluminosa deuda, abriría un escenario de gran incertidumbre para la constructora española, de la que se ha rumoreado que estaba negociando estas pasadas semanas la venta de su 33,32% en Eiffage.
La prensa francesa ha dado cuenta de esas negociaciones con las aseguradoras AXA, AGF y CNP, no confirmadas por los interesados, y lo ha hecho en particular para señalar las disensiones para llegar a un compromiso sobre el precio.
También se ha hablado como posible compradora de Fayat, aunque esa hipótesis parecía menos verosímil teniendo en cuenta la dimensión modesta de esta constructora francesa.
Opa anulada
La AMF había anulado la opa inicial de Sacyr por estimar, en la línea de las acusaciones de la dirección de Eiffage, que el grupo de Luis de Rivero actuaba de concierto con al menos seis de los 89 otros accionistas españoles, con los que tenía un 51% del capital si se sumaran sus participaciones.
Esas mismos reproches de tramar un concierto para hacerse con el control de la empresa, evitando el lanzamiento de una opa costosa en dinero contante y sonante, habían sido utilizados previamente por la mesa de la junta de Eiffage en abril del pasado año para privar de derecho de voto a los 89 accionistas españoles que junto a Sacyr tenían entonces una mayoría del capital.
Dicha exclusión de derechos a partir del criterio de la nacionalidad y la falta de pruebas explícitas sobre una acción de concierto son los principales argumentos que puede hacer valer Sacyr primero ante la justicia francesa y, si ésta le fuera adversa, ante las instancias europeas, que son competentes en caso de recurso ilícito al principio de preferencia nacional.
Comisión europea
De entrada, la compañía de Luis de Rivero ya obtuvo en febrero el visto bueno a su oferta de la Comisión Europea, que estimó que la operación no obstaculizaría significativamente la competencia a escala de la Unión.
El procedimiento judicial en Francia no se cierra con el dictamen del próximo miércoles, sino que el 6 de mayo está programada otra sentencia, en ese caso del Tribunal de Comercio de Nanterre por el recurso de los accionistas españoles contra la privación de derechos por la junta de Eiffage.
No obstante, los jueces de Nanterre con casi total seguridad se sustentarán en su pronunciamiento en lo que hayan fijado esta semana los de París, ya que por eso mismo fijaron una fecha posterior.
Resoluciones judiciales
Aunque las resoluciones judiciales por sí mismas no aportarán una solución concreta al contencioso, son fundamentales para fijar la relación de fuerzas entre las dos partes, que en los últimos meses se han negado a negociar directamente.
Y eso pese a las iniciativas políticas de los gobiernos español y francés, y en particular al encuentro infructuoso auspiciado por el Elíseo en enero entre los presidentes de Sacyr y Eiffage sólo unos días después de la cumbre bilateral de París en la que ya se había abordado la cuestión.