Economía

COMUNICADO: Según CIBC World Markets, los impuestos en importaciones reducirán las emisiones de gas efecto invernadero (1)

LONDRES, March 27 /PRNewswire/ --

-- Los impuestos en las importaciones son la única forma de que China y otros países reduzcan sus emisiones de gas efecto invernadero, según un nuevo informe de CIBC World Markets

La imposición de un impuesto sobre el carbón en las importaciones de China podría ser la única forma en la que los países desarrollados consigan reducir realmente la emisión de los gases de efecto invernadero, según un nuevo informe de CIBC World Markets.

El informe de la investigación indica que a pesar de que los gobiernos de los países desarrollados están dando pasos para conseguir recortar las emisiones de gases de efecto invernadero, las emisiones de carbón de los países en vías de desarrollo - sobre todo en China - se han disparado de forma espectacular en los últimos años. Desde el año 2000, las emisiones totales han aumentado en más de 6.000 millones de toneladas métricas (mmt) - con un 90% de las mismas procedentes de China y de otras naciones en vías de desarrollo. China ya es el principal país emisor de carbono de todo el mundo, produciendo más del 21% del volumen mundial total.

"Al tiempo que los países de la OCDE comienzan regularizar estos impuestos en sus economías al cargar tasas cada vez mayores por las emisiones de CO2, su tolerancia en las prácticas de carbono de sus socios comerciales disminuirá de forma rápida", afirmó Jeff Rubin, responsable de economía y estrategia de CIBC World Markets. "Sobre todo cuando las complejas reducciones realizadas en Norteamérica, Europa occidental y otras economías de la OCDE se vean reducidas por la huella de emisiones arrojadas por China y el resto de los países del mundo en vías de desarrollo".

"Aparte de la persuasión moral, algo a lo que nadie hace caso, la única mejora de la OCDE se basa en el acceso comercial. La respuesta reside en utilizar una tasa de emisión de carbono - una fuerza que iguale los impuestos de los subsidios implícitos en relación al contenido de carbono de las importaciones procedentes de los países no compatibles".

El informe ha descubierto que los esfuerzos reducen de forma gradual las emisiones de carbono en EE.UU. en sólo un 10% a través del sistema de tapón y cotización, que servirán para ahorrar 0,6 puntos porcentuales estimados del crecimiento real anual del PIB en los próximos cinco años - con un coste estimado similar para Europa y otras naciones de la OCDE.

Rubin afirmó que estos esfuerzos de descarbonización sólo serán eficaces en la reducción de los gases de efecto invernadero si se realizan en concierto con los países en vías de desarrollo. De otra forma sólo serán un coste añadido para los consumidores, haciendo que la industria nacional sea menos competitiva y aumentando las emisiones generales mundiales según avance cada vez más la producción en las jurisdicciones no reguladas.

CIBC World Markets calcula que las emisiones de China relacionadas con las exportaciones fueron de cerca de 1.700 mmt en 2007. Fuera de la economía completa de EE.UU., el sector de exportación de China es el principal emisor de carbono a nivel mundial.

En los últimos siete años, las emisiones generales de China han crecido hasta cerca de un 120%. Su aumento medio anual es igual al del total de las emisiones de gas de efecto invernadero del Reino Unido o Canadá. Su aumento acumulado en emisiones frente a los últimos siete años es similar al del nivel total actual de las emisiones de las economías combinadas de Japón, La India, España y Canadá.

Los motivos de este importante crecimiento tienen sus raíces en el ritmo puro del crecimiento económico en el país y la ausencia de importantes regulaciones medioambientales respetuosas. Pero el factor más importante ha sido el de la intensidad de las emisiones de la economía china.

"El uso de la energía en la economía china de fabricación intensiva como fuente para compartir el PIB es cuatro veces mayor que los grandes servicios basados en la economía de EE.UU.", afirmó Rubin. "Para empeorar aún más el problema, hay que indicar que China no es precisamente un país que consuma poco carbón. Produce un tercio más de emisiones de CO(2) por unidad de energía que la economía de EE.UU., y el doble que Canadá. Se unen la intensidad energética de la economía china con el alto consumo de carbón en su energía, por lo que se trata de un potente cóctel que explota el crecimiento de las emisiones".

Gracias al precio de 45 dólares canadienses por coste de tonelada en lo que respecta a las emisiones de CO(2), la tarifa podría crecer hasta los 55.000 millones de dólares canadienses en las exportaciones de China a EE.UU. "Por supuesto, no sólo los exportadores de China son los que tendrían que pagar", añadió Rubin. "Al menos inicialmente, antes de que se descubran otras fuentes compatibles con el carbón, serán los consumidores los que tendrán que hacer frente a los aumentos de los precios de importación en las tarifas. Basándose en las acciones de China en referencia a las importaciones en EE.UU., un precio de 45 dólares canadienses por tonelada serviría para aumentar la inflación de precios de consumo en EE.UU. en más de 0,6 puntos porcentuales.

"En algún punto, aún así, el impacto de la inflación podría mitigarse, ya que la producción nacional sustituye a las importaciones chinas o fuentes de avance en emisores netamente inferiores frente a China".

El informe indica que teniendo en cuenta la ineficacia energética general de la economía en China, una tarifa para el carbón, junto con los precios del petróleo situados en tres cifras, redefinen repentinamente el significado de competitividad en China. Para muchas industrias, lo importante será su ahorro de energía y su reducción del uso de carbón en el consumo de la energía. En ambos factores, China y el resto de los países en vías de desarrollo se encuentran en franca desventaja. Como resultado, la ventaja salarial obtenida en China se perdería en muchas de las industrias de gran intensidad energética, con lo que muchas de ellas deberán pensar en regresar a su lugar de origen en Europa y Norteamérica.

Rubin espera que los exportadores de China dedicados a los productos químicos, con una intensidad energética astronómica, sean los primeros en ver la migración de sus negocios. De hecho, las exportaciones químicas de China a EE.UU. ya se han reducido de forma notable, cuyos envíos en los dos últimos años han aumentado sólo a la mitad del ritmo experimentado en la primera mitad de la década.

Los productos minerales no metálicos (cemento, cristal, cal, etc) que requieren una mayor intensidad energética, un 130% superior al de la media industrial de China, junto con la pintura, la fabricación de metales primarios y la industria de maquinaria, son otros de los candidatos para este realineamiento.

"Con la disminución de la tolerancia de la OCDE respecto al uso del carbón en cada tonelada de CO(2) emitida a la atmósfera por parte de países no pertenecientes a la OCDE, el respeto por el medioambiente se convertirá en breve en una importante barrera para el comercio", añadió Rubin. "Un impuesto sobre el uso del carbón aplicado por EE.UU. sobre las emisiones integradas en las exportaciones de China no sólo aboliría el impacto de las ayudas sobre el contenido de carbón del que actualmente disfrutan las exportaciones en China, sino que también sería lo suficientemente grande como para comenzar a invertir en las actuales cotizaciones y conductas de externalización".

El informe de CIBC World Markets está disponible en la página web http://research.cibcwm.com/economic_public/download/smar08.pdf.

(CONTINUA)

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