Economía

Finlandia, más optimista sobre España: hablar de rescate "empeora la situación"

  • El primer ministro, Jyrki Katainen, piensa que las últimas medidas son "creíbles"
  • "Europa debe estar lista, pero no creo que el país necesite un rescate total"
El primer ministro finlandés, Jyrki Katainen. Imagen: Bloomberg

Finlandia ha sido uno de los abanderados de las constantes quejas por el acuerdo europeo del pasado junio, en el que se estableció, entre otros, que los fondos de rescate europeos puedan comprar deuda de los países en apuros que lo pidan.

Reacio a pagar por "los errores de los demás", el primer ministro finés, Jyrki Katainen, se muestra hoy algo más optimista que de costumbre. Cree que las medidas de austeridad de España son creíbles y le ayudarán a ser un país más competitivo. Además descarta que necesite un rescate completo.

De visita en Francia, donde ayer se reunió con el presidente François Hollande, el periódico Le Figaro recoge hoy una entrevista con Katainen. Preguntado por si Rajoy debería acelerar la petición de rescate, el primer ministro finlandés señala que con España es "más optimista que hace un mes".

"El país se ha comprometido a hacer una batería de reformas que le ayudarán a ser más competitivo que antes, sus medidas de austeridad son creíbles", indica Katainen, quien recuerda que el anuncio del BCE de que está dispuesto a comprar deuda de los países en apuros bajo condiciones también ha ayudado a relajar la prima de riesgo. "Estamos cerca de una solución a la crisis de la Eurozona", añade.

Respecto a una eventual petición de rescate por parte de España, el primer ministro finlandés opina que "especular sobre la fecha de la solicitud solo empeora la situación". "Europa debe estar preparada para actuar en caso de que el país necesite ayuda, pero yo no creo que precise un rescate total. Le interesa mantener abierto el acceso a los mercados, y Europa debe ayudar".

Impondría sus condiciones

"Europa evaluará la situación con gran atención, pero España ya ha hecho enormes esfuerzos". Eso sí, "si finalmente acaba solicitando el rescate, Finlandia pondrá sus condiciones", añade. En el caso de que la ayuda llegase a través del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF), vigente hoy en día, exigiría avales bilaterales. Si la ayuda se canaliza a través del Mecanismo Europeo de Estabilidad (ESM), que entrará en vigor previsiblemente el 8 de octubre, el MEDE debería conservar su estatus de acreedor preferente.

"Queremos ayudar cuando haya una emergencia, pero no hay ninguna razón para exigir que un banco sano financie un banco malo, o un país riguroso pague por los fallos de sus vecinos", concreta sin embargo.

Para contribuir a que la Eurozona gastase menos, y, en consecuencia, los Estados miembros, se podría considerar que MEDE "actuase en el mercado primario, a través de un apalancamiento y que garantizara solo una parte de la deuda emitida por España", explica Katainen. Eso permitiría al país "mantener el acceso abierto a los mercados" y a los socios europeos gastar menos. "Hoy nadie puede darse el lujo de aumentar la potencia de fuego del MEDE más allá de los 500.000 millones" del fondo de rescate, señala Katainen.

¿Recapitalización directa a la banca?

Hace uno días, Finlandia puso en duda el rescate bancario de España e Irlanda. En un comunicado emitido conjuntamente con Alemania y Holanda, se mostraron dispuestos a aceptar que el fondo de rescate permanente de la Eurozona, el MEDE, recapitalice a los bancos problemáticos en el marco de una unión bancaria, como se acordó en la cumbre de junio.

Sin embargo, el comunicado hace una distinción entre los problemas bancarios futuros y los "heredados", es decir, indicando que los bancos altamente endeudados en España, Irlanda y Grecia seguirán siendo responsabilidad de los gobiernos de dichos países.

"No creemos que la unión bancaria deba ser utilizada como un instrumento para financiar la crisis actual. Será una herramienta útil para romper el circulo vicioso entre banca y deuda soberana, no más", piensa Katainen.

En cualquier caso, considera, "será difícil" que la unión bancaria entre en vigor en enero de 2013, como estaba previsto. "Existen problemas técnicos por resolver".

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