Los jerifaltes de la OCDE se reunieron el jueves en París para meter un importante tijeretazo a las, al parecer, demasiado optimistas previsiones de crecimiento mundial que el mismo organismo estimó hace sólo unos meses. Augura crecimiento cero para EEUU en el primer semestre y revisa a la baja la previsión para Europa. España notará la desaceleración como todos los demás países, pero estará por encima de la media.
El torrente de malas noticias llegadas desde Estados Unidos en las últimas semanas parece haber pasado un barniz de pesimismo sobre las perspectivas que sobre el comportamiento de la economía global tiene la organización, que ayer reconoció, por boca de su economista jefe, Jorgen Elmeskov, que "ninguna de las grandes zonas de la OCDE podrá permanecer inmune a la crisis financiera".
Así, se recortó significativamente la previsión de crecimiento para Estados Unidos, se redujo más levemente la de Japón y se mantuvo a regañadientes la expectativa para la zona euro, que, según parece, es la que mejor está capeando el temporal global desencadenado a raíz del estallido de la burbuja de las hipotecas estadounidenses de alto riesgo o subprime.
Velocidad cero en EEUU
La economía que sale peor parada del ajuste en sus previsiones para 2008 realizado por la OCDE es Estados Unidos. La organización se resiste a hablar todavía de recesión, aunque la contempla como una opción probable. No en vano, atribuye un crecimiento de una décima a la principal economía del mundo durante el primer trimestre de este año y un crecimiento cero entre marzo y junio. Esta previsión, admitió Elmeskov, puede experimentar una variación de cuatro décimas tanto al alza como a la baja. Si lo hiciera en esta última dirección, se podría hablar perfectamente de recesión sin violentar los principios de la teoría económica, que otorgan tal consideración cuando una economía acumula al menos dos trimestres de crecimiento negativo.
Las perspectivas para Japón son más halagüeñas y apuntan a un crecimiento del 1,5 por ciento, sólo una décima menos de lo dicho en diciembre.
¿Y Europa? ¿Qué va a pasar con Europa en esta difícil coyuntura? El economista jefe del club de las grandes economías del mundo otorgó al viejo continente un mayor margen de confianza que al resto. "La zona euro atraviesa un periodo de crecimiento inferior a la tendencia, pero no ha sufrido tanto los efectos de la crisis generada por las hipotecas subprime".
La explicación de los porqués de esta fortaleza europea frente a su socio americano es tranquilizadora. Mientras al otro lado del Atlántico el peso de la construcción en el PIB podría caer del 3,9 por ciento al 3,1 en apenas un año como consecuencia del desplome de la demanda; en Europa, pese a que los ajustes que ya se han apreciado en España e Irlanda se extenderán a otros países, la fortaleza del empleo y las bajas tasas de paro garantizan la persistencia de una demanda razonable que impedirá un desplome del sector.
Sin miedo a un euro fuerte
Eso no significa que no haya riesgos. Elmeskov advirtió ayer que el impacto de la crisis en Europa dependerá de cómo evolucionen determinados factores de riesgo en los próximos meses.
Entre estos, la OCDE no incluye la fuerte revalorización del euro frente al dólar. En su opinión, los efectos de esta relación cambiaria sobre el crecimiento de la zona euro serán muy limitados y si es verdad que puede tener un impacto negativo sobre las exportaciones, se compensará con el positivo que tendrá sobre la importaciones.
En este contexto, Europa crecerá al 1,9 por ciento; Alemania y Francia lo harán al 1,8 e Italia al 1,1. Elmeskov no dio datos sobre España, pero desde su gabinete se dijo que nuestra economía crecerá holgadamente por encima de esta media.
Por tanto, la zona euro goza de una situación de partida comparativamente mejor a Estados Unidos para afrontar la crisis financiera y de confianza... y más vale, porque si las cosas se tuercen tendrá menos margen de maniobra que sus hermanos del otro lado del Atlántico. Según la OCDE , las posibilidades de utilizar la política monetaria para estimular la economía del BCE son muy limitadas debido a los altos niveles de inflación.