
La localidad de Atwater, en California, se dirige irremisiblemente a la quiebra. Ante su situación, la alcaldesa ha mandado un mensaje a sus conciudadanos: "Rezad por nosotros. Lo necesitaremos".
Así de trágico se mostraba Joan Faul en declaraciones a la agencia Bloomberg, que reconocía que "estamos en un momento duro".
El municipio de 28.000 habitantes no puede afrontar el peso de los costes salariales debido a la fuerte caída de los ingresos provocada por el estancamiento de la economía.
Atwater, 160 kilómetros al sureste de San Francisco, tiene un déficit de 3.300 millones de dólares que podría provocar su insolvencia antes de final de año, según sus presupuestos.
De esta forma, se convertiría en la cuarta ciudad de California en llegar a esta situación tras Stockton, San Bernardino y Mammoth Lakes. Solo falta que el próximo 3 de octubre el consejo de la ciudad apruebe la declaración.
El estado de California ha sido uno de los más golpeados por la crisis inmobiliaria, que ha cercenado los ingresos fiscales de las ciudades mientras los costes seguían aumentando.
El crash inmobiliario redujo el precio de la vivienda a menos de la mitad: en junio el precio medio fue de 140.000 dólares, mientras que en ese mismo mes de 2007 era de 336.000 dólares. Mientras, el desempleo se disparó hasta el 21% y los ingresos de la ciudad se desplomaron más de un 20% en apenas cinco años.