
El presidente recibe el martes a Van Rompuy y el jueves a Hollande en Moncloa.
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, va a afrontar en los próximos días la batalla más importante desde que llegó a Moncloa. El próximo martes inicia tres semanas de ofensiva internacional en las que tendrá que pelear por evitar el que muchos ya ven como inevitable rescate global de la economía española o, en todo caso, porque las condiciones exigidas sean las más beneficiosas para nuestro país.
El Gobierno informó ayer de que el próximo jueves, día 30, el presidente francés, François Hollande, viajará a Madrid para almorzar en Moncloa con Rajoy, encuentro que no estaba en agenda y que pone de relieve la importancia del momento comunitario teniendo en cuenta que los movimientos entre bambalinas han pasado a realizarse bajo los focos.
Además, dos días antes, el martes 28 de agosto, Rajoy se reunirá, tal y como estaba previsto aunque la fecha no está cerrada, con el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy. También compartirá con el líder comunitario un almuerzo en Moncloa.
Está previsto que Rajoy le explique a Van Rompuy la posición de España sobre la unión bancaria y fiscal de la UE, que debe ponerse en práctica con "celeridad" y aprobarse en la cumbre de líderes europeos de diciembre, en opinión del presidente español.
A nuestro país le interesa que se ponga en marcha cuanto antes un supervisor único de la banca a partir del Banco Central Europeo (BCE), condición necesaria para que la ayuda de hasta 100.000 millones de euros para sanear el sistema financiero español deje de computar como deuda pública.
Merkel, con Monti y Rajoy
Estas citas trascendentales en la agenda internacional de Rajoy serán tan sólo la antesala de la semana siguiente, cuando el presidente recibirá a la canciller alemana, Angela Merkel, en un día que es de todos el que más destaca en rojo en el calendario: el 6 de septiembre. Previamente, Merkel habrá mantenido en Berlín, el 29 de agosto, una reunión de trabajo con el primer ministro italiano, Mario Monti, sobre la crisis de los periféricos.
En cuanto a la fecha del 6 de septiembre, será la decisiva en torno a la cual girará el futuro de España. Ese día se reúne, en su cita mensual, el Banco Central Europeo (BCE) y está previsto que se pronuncie sobre las compras de bonos -tras 23 semanas sin comprar- y sobre las condiciones que impondrá a futuro si lo hace. El ministro de Economía, Luis de Guindos, ya pidió alto y claro a Mario Draghi hace unos días que actuara con firmeza y sin límites en los mercados.
Mientras tanto, ese 6 de septiembre, Merkel viajará a Madrid acompañada de una delegación de empresarios alemanes en una visita que no es casual teniendo en cuenta que la nueva dama de hierro comunitaria es la primera y principal influencia en el BCE.
Habrá más. También en Moncloa, Rajoy recibirá el martes 11 de septiembre a otro de los huesos duros de roer de la eurozona: el presidente de Finlandia, Sauli Niinistö, país que ha sido, junto con Alemania, el más exigente con los Estados periféricos. Y unos días después y a expensas de que se pueda ampliar aún más su agenda internacional, Rajoy se desplazará a Roma para reunirse con su aliado en esta batalla comunitaria. Se reunirá con su homólogo en la capital italiana los próximos 20 y 21 de septiembre aprovechando una cita de partido.
En el ojo de los mercados
Esta agenda tan intensa deja claro que las preocupaciones europeas pasan por España y Grecia, ya que esta semana el presidente heleno, Antonis Samarás, ha recibido al presidente del Eurogrupo, Jean Claude Juncker, al presidente Hollande y a la canciller Merkel.
Rajoy afronta esta agenda internacional en un contexto en el que no sólo los mercados han dado por descontado que España recurrirá al rescate -lo que ha relajado la prima de riesgo-, sino que han sido muy numerosas las voces que, públicamente, han advertido de que España pedirá ayuda financiera internacional este mismo mes de septiembre.
Entre éstas, destaca el grupo de inversión Goldman Sachs, que este mismo miércoles avanzó que la petición podría realizarse a mediados del mes de septiembre.
Ese mismo día, la agencia de calificación de riesgos Standard & Poors lanzó un mensaje relativamente tranquilizador, en el que aseguraba que no prevé rebajar el rating soberano de la deuda española (en BBB+) en el caso de que nuestro país decida recurrir a la financiación internacional.