
Con la bolsa desplomándose y la prima de riesgo disparada hasta niveles que hacen insoportables la financiación de la deuda de un Estado, los analistas tienen claro que algún tipo de intervención sobre el Reino de España se va a producir, si no total, al menos parcial.
Y que el rescate sea más o menos duro depende del Banco Central Europeo (BCE), según la opinión de los expertos consultados por elEconomista, que no obvian que para que Mario Draghi asienta con la cabeza necesita el beneplácito de la canciller germana, Angela Merkel. Eso sí, no sólo está en juego el rescate español. El euro necesita un refuerzo.
Lo cierto es que ni las medidas de ajuste para ahorrar 65.000 millones de euros -que han incluido medidas tan antipopulares como la bajada de la prestación por desempleo a partir del sexto mes, la subida del IVA y la suspensión de la paga extraordinaria a los funcionarios- que el Gobierno acaba de aprobar, ni el auxilio financiero que nos han prestado nuestros socios ha servido para calmar la furia vendedora que azota a España.
Y aquí es donde entra en juego el euro. Porque el problema que sufre ahora España salpica a toda la Unión. "Los mercados están cotizando la posible desintegración de la divisa única", explica Daniel Pingarrón, de IG Markets. Si el euro se rompiera, los países del norte no saldrían tan mal parados como los países del sur. "En algunos Estados se producirían quitas, ante ello se protegen ahora los bonistas", matiza Pingarrón.
Rajoy solo no puede
En general, los expertos consultados por este diario confían en la permanencia del euro. Aunque no olvidan el "pero". Fernando P. Méndez, miembro del Consejo Editorial de elEconomista, advierte del peligro de una ruptura del euro. En su opinión, "el futuro del euro como moneda única es deseable siempre que se lleven a cabo políticas dentro de toda la UE. Y reclama que los países que están sometidos a políticas de austeridad, vean resultados positivos.
En conclusión, las políticas internas dentro de la Unión deben cambiar, y "es lo que están pidiendo los mercados". De modo que lo que haga el Gobierno de España por sí solo no va a ser suficiente, como ya se ha demostrado.
Rescate sin 'troika'
Sin embargo, el Reino de España no está abocado del todo a un rescate absoluto que lleve aparejada una troika para hacerse cargo de las cuentas españolas. Los expertos ven varias alternativas. La primera, y preferida por la mayoría, es la asitencia a través del BCE, es decir, que Mario Draghi anunciara la compra masiva de deuda española. En este punto, Víctor Alvargonzález, consejero delegado de Profim, subraya la importancia de que su presidente anunciara que la compra se realizaría de forma "ilimitada".
A cambio de esta concesión, Pingarrón cree que se podría dar alguna garantía, pero no apoya que fueran medidas de ajuste macroeconómicas que ahogaran el crecimiento. Así, considera que sería más positiva la opción de avalar una adquisición de deuda con la "reforma de la administración" que, lamenta Pingarrón, "es por donde debimos empezar".
Desde Profim añaden otra posibilidad: que los fondos de rescate europeos se conviertan en un banco y como tal adquieran el aval de Fráncfort para comprar deuda española.
Aunque Draghi ya recordó el pasado fin de semana que el mandato del BCE no pasa por resolver los problemas financieros de los Estados. Además, se hace más compleja la intervención desde Fráncfort porque para ello es necesario el beneplácito de Alemania, que no se muestra favorable.
Por su parte, el estratega de Citi en España, José Luis Martínez Campuzano, que habla de una "probabilidad evidente de intervención de España", apuesta también por una actuación de los fondos de rescate.
El profesor de Finanzas Juan Fernando Robles posa sus esperanzas en el Gobierno que, en su opinión, "hará lo posible y lo imposible por evitar un rescate". Además, una intervención al estilo de Grecia o de Portugal "es muy difícil para España".
Para el docente, la alternativa se encuentra en habilitar el Mecanismo Europeo de Estabilidad (Mede) para que adquiera deuda pública española y le quitara presión al mercado, una medida que no se ha implementado como tal todavía y que, para que se hicera, necesitaría una solicitud por parte del Gobierno.
La última opción, y más temida, es que los fondos de rescate se hicieran cargo de los vencimientos españoles. O lo que es lo mismo,el aterrizaje de los hombres de negro en nuestro país. Desde IG Markets tienen claro que uno de estos tres escenarios se van a hacer efectivos en los próximos meses.
Más pesimista se muestra el discurso de Fernando P. Méndez, quien advierte de que España "ya está intervenida, pero falta anunciarlo formalmente". Por ello, el experto aboga porque "dejemos de autoengañarnos ya".
Por su parte, el profesor del IESE José Ramón Pin Arboledas apuesta porque en nuestro país se va a producir un rescate tácito. Argumenta su teoría en que España es la última muralla antes de la caída de Italia. Y "un rescate de España e Italia es inasumible", matiza. Por ello, dejarán la muralla española resquebrajada. El profesor Arboledas considera que "con independencia de que se produzca un rescate tácito o explícito, "las condiciones de la economía española serán semejantes". Es decir, "hay que encontrar las medidas para financiar a las administraciones y reducir los costes".
Respecto a la posibilidad de que se produzca una ruptura de la moneda única, los expertos no niegan que las probabilidades ahora son altas, y van en aumento. De hecho, Víctor Alvargonzález opina que actualmente hay una posibilidad del 40 por ciento de que el euro no aguante.
Discurso europeo al unísono
Que la divisa única resista las turbulencias actuales o no dependerá de las políticas que se realicen, y de que estas avancen hacia una mayor integración europea. De momento, Bruselas ya ha aprobado la supervisión bancaria. Pero no ha sido suficiente. El consejero delegado de Profim recomienda una supervisión fiscal "para que no haya desmanes, sobre todo en los países que han perdido la credibilidad". Y como consecuencia de una supervisión financiera y fiscal, se debería producir un aval por parte de los Estados que conservan aún la credibilidad -"sobre todo de Alemania"-, que avalen a los socios que ya han perdido su credibilidad.
No obstante, Alvargonzález confía en que antes de permitir que caiga la divisa única, los líderes europeos actuarán bajo presión. "¿Quién iba a pensar hace unos años que habría una supervisión bancaria?", reflexiona.
En este sentido, el estratega de Citi en España considera que "va a seguir existiendo voluntad política para que se mantenga el euro" porque la divisa única "fue una decisión política y tiene que estar validada".
Los expertos consultados creen que sería una desilusión colectiva la ruptura del proyecto monetario europeo. Aunque, en opinión del profesor Pin Arboledas, Gran Bretaña "se alegraría de recuperar la tercera posición como divisa mundial que le arrebató el euro".
Y es que esa integración europea es necesaria para salvar al euro. De momento, tal como recuerda Daniel Pingarrón, dentro de la Unión hay cinco Tesoros financiándose a rentabilidades negativas, mientras que algunos, como España, superan el 7%.
El Ibex, contagiado
Pingarrón opina que para evitar esa disgregación deberíamos escuchar un nuevo discurso al unísono de los líderes europeos cuyo mensaje ha de ser claro: el euro es irreversible.
Desde Banca March siguen apostando por el mantenimiento de la zona euro, aunque no descartan que en un plazo de dos o tres años se produzca alguna variación, como la salida de Grecia. En cualquier caso, Sastre cree que "por el interés de todos, al final el euro va a sobrevivir".
Por otro lado, el miembro del consejo editorial de elEconomista, Fernando P. Méndez, llama la atención sobre un aspecto que afecta al Ibex: el desmplome bursátil que está soportando el principal indicador español en las últimas semanas ha provocado que sus integrantes tengan una capitalización inferior a su deuda.
Se trata de un problema "grave", explica el profesor Robles. "Las empresas se han visto contagiadas por el riesgo-país y están acusando la salida de inversión extranjera", lo que dificulta la colocación de deuda de las empresas españolas, como se ha comprobado últimamente.