
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, comparece hoy en el Congreso para explicar las conclusiones del Consejo Europeo de los días 28 y 29 de junio y para desgranar las líneas generales de las "medidas difíciles" que el Consejo de Ministros aprobará en el Viernes 13 de esta legislatura. El discurso de hoy está rodeado de expectación: se comprobará hasta qué punto el Ejecutivo sigue el guión marcado por Bruselas.
La UE le recordó ayer que España debe aprobar iniciativas adicionales sin demora para recortar el déficit público y Rajoy ya ha anunciado que se avecinan medidas difíciles, a pesar de que el país cuenta con un año más -hasta 2014- para situar el déficit público por debajo del 3% del PIB.
En el hemiciclo se encontrará con el rechazo de la oposición parlamentaria a algunas de las principales iniciativas avanzadas por el Ejecutivo, como la subida del IVA cuya intensidad dependerá del recorte del gasto.
Medidas decisivas
Junto a esta medida, el Gobierno baraja también, en línea con las peticiones de la Comisión Europea, reducir la fiscalidad del trabajo, poner en marcha impuestos vinculados al medio ambiente como el "céntimo verde" que grabaría los hidrocarburos, acelerar el retraso en la edad de jubilación, eliminar la deducción por compra de vivienda y poner en marcha un programa de privatizaciones. Además, la UE ha subrayado igualmente la importancia de los planes de ajuste de las comunidades autónomas.
El Gobierno se juega el crédito de Europa, los mercados y sus votantes, habida cuenta de que ya es consciente de la escasa autonomía gestora que le resta, tras asumir el origen merkeliano de las decisiones. Así, el Viernes 13 de Rajoy aborda los planes económico-financieros para reconducir el déficit con horizonte 2014 y fijará el techo de gasto para 2013, lo que dará idea de la magnitud del ajuste.
También se presentará una reforma de la Administración Local para eliminar duplicidades y reordenar competencias, amén de ciertos cambios que garanticen la sostenibilidad de la Ley de Dependencia.
Pero esto son sólo parte de los ajustes y reformas que esperan. De hecho, Hacienda ha convocado hoy a los sindicatos de la función pública para informarles de las reformas que les esperan, y que apuntan a mermas en las pagas extraordinarias y elevaciones de la jornada laboral. En definitiva, la idea que subyace es aproximar la función pública a los criterios laborales propios del sector privado.
De repente, el rey
Estas medidas, algunas de las cuales serán avanzadas hoy por el jefe del Ejecutivo, serán aprobadas este viernes, en una reunión de Gabinete que presidirá el rey. El Gobierno niega el vínculo entre la presencia del Rey y la dureza de las medidas, mientras que desde la oposición, el PSOE teme que el Ejecutivo pretenda cargar sobre el Rey las decisiones, a su juicio injustas, que aprobará el Consejo de Ministros en su viernes más duro.
La figura del Consejo de Ministros deliberante es una práctica habitual en los comienzos de legislatura. En esta ocasión, se ha ido posponiendo por el accidente sufrido por el monarca en Botswana y las operaciones y convalecencia de él derivadas. Sin embargo, no parece en absoluto casual la participación del monarca en el Consejo de Ministros que anunciará las reformas y ajustes más duros de la democracia.
Se celebrará una reunión previa deliberante en el Palacio de la Zarzuela, y después la habitual, en Moncloa, con carácter decisorio.
Refuerza la imagen de Estado
Como explica el director de Desarrollo de Postgrado de la Universidad Francisco de Vitoria, Carlos de Benito, la presencia del Rey en este Consejo de Ministros favorecerá que los duros anuncios del viernes se interpreten como una cuestión de Estado y no como un asunto de partido, soslayando o rebajando la interpretación de incumpliento de las promesas electorales que cerca a un Ejecutivo popular consciente del desgaste que ha sufrido en pocos meses.
De Benito no lo interpreta como inseguridad del Gobierno, pero sí apunta que este busca reforzar su imagen, brindar solidez institucional a las medidas y aplacar el rechazo social que suscita la toma de decisiones contrarias al programa que recibió el respaldo de las urnas.
El socio-director de MAS Consulting, Daniel Ureña, comparte sólo en cierto modo con De Benito la tesis de que las medidas no son de partido, pero porque Ureña estima que "la situación es tan grave que dejaron de serlo hace tiempo". Y añade que es importante reforzar el papel de las instituciones españolas en estos difíciles momentos, y la imagen del Consejo de Ministros con el Rey al frente puede ayudar en esa línea.
En este sentido se manifiesta el profesor de la Universidad Complutense Fernando Méndez Ibisate, que interpreta la participación del Rey en una reunión del Gabinete tan decisiva como el intento de lanzar el mensaje de que los ajustes, recortes y reformas son una labor de todos, que implica a todas las instituciones del Estado.
Pero Ibiste hace una crítica: para la aceptación social de estas medidas "duras y difíciles" sería más efectivo presenciar un autoejercicio de austeridad política que contar con el Rey. Una austeridad que se palpara en serios recortes en las capas altas del Estado, en los partidos políticos y en los sindicatos, y que fuera de alta intensidad. Lo ve ejemplarizante y con mejor acogida para los ciudadanos que vienen sufriendo fuertes vaivenes en sus bolsillos y horizontes.