
Los griegos esperan que las urnas, que ya se abrieron dos veces en un lapso tiempo de apenas cuarenta días, se queden cerradas por mucho tiempo. El país no aguanta más la actual inestabilidad, provocada por la ausencia de un Gobierno legitimado por los ciudadanos. Así que el objetivo ahora, cuando apenas se ha terminado de contar los votos, es formar ya un Gobierno sólido. Los griegos piden a sus políticos que se pongan de acuerdo y acaben de una vez con esta pesadilla. El pacto se presenta difícil, pero todos coinciden en que no es imposible. El objetivo de conseguir la mayoría absoluta resultó otra vez ser un sueño de verano para los partidos de Nueva Democracia y Sýriza, que eran los dos grandes favoritos para conquistar la primera posición.
La gente pide, cada vez con más persistencia, la renegociación de las condiciones de los pactos firmados con Europa, para aliviar a la población que ve su nivel de vida colapsando. No obstante, para fortificar su posición en la mesa de negociación -si es que dicha negociación llega a producirse- Grecia necesita disponer de un Gobierno estable, que represente a la mayor parte posible de la población. Y para hacerlo, la palabra mágica es "pactar", es decir, que los partidos griegos colaboren entre ellos para formar un ejecutivo de unidad y de representación amplia.
Precisamente ahí está el primer problema: Grecia carece de cultura de pactos entre los partidos a la hora de formar Gobierno. La experiencia de las elecciones del mayo pasado no ofreció un buen ejemplo en este campo, pero ahora las condiciones han cambiado y Atenas no dispone de más tiempo. Incluso antes del cierre de las urnas, surgieron varios escenarios sobre el día siguiente, que intentan dibujar con líneas claras las posibilidades. Con Nueva Democracia como ganadora de las elecciones, la gran mayoría de los escenarios incluyen a los conservadores de Antonis Samarás en el esquema gubernamental. Pero los escaños de ND no bastan. Samarás tiene que buscar socios y las opciones no son muchas: las demás fuerzas de derecha son los Griegos Independientes de Panos Kamenos y los ultraderechistas del Amanecer Dorado.
Las dos opciones quedan, en primer lugar, descartadas, por razones distintas: Kamenos ya ha declarado en voz alta que no colaborará con los que firmaron los pactos con Europa e impusieron los recortes y la abolición de los derechos laborales. Por otro lado, la opción del Amanecer Dorado no cuenta en ningún escenario, ya que nadie querría participar en un esquema que incluye a los neonazis.
Descartada la que sería una alianza natural con otros partidos de derecha, Samaras deberá volver la vista hacia la izquierda. Tras los resultados de ayer, los socialistas del Pasok es posible que se conviertan en la pieza clave para formar el nuevo ejecutivo. Aunque fue el gran jugador gubernamental durante los últimos treinta años, Pasok se ha convertido ya en una sombra del antiguo poderoso partido.
El partido Sýriza de Alexis Tsipras se convirtió durante el último mes en un partido bastante mediático, e incluso algunas declaraciones de sus miembros, o también del mismo Tsipras, excedieron las fronteras griegas, como la petición de Tsipras de reunirse con el presidente francés Francois Hollande.
La verdad es que Grecia, independientemente de los partidos que formen el nuevo Gobierno, está frente a dos grandes apuestas: mantenerse dentro de la eurozona y renegociar las condiciones de los pactos firmados con Europa. La desesperación de la gente que pierde su trabajo, ve su salario reducido hasta un 40 por ciento y el nivel de su vida bajando significativamente, se refleja no solamente en las colas en las oficinas de empleo y los lugares donde se reparte comida gratis, sino también en las tasas de suicidio. El incidente con el padre desempleado que se incendió en plena plaza de Syntagma, hace unas semanas, dio la vuelta al mundo, pero no ha sido la única. Un hombre de 60 años se suicidó hace unos días en Creta, tras pegarse un tiro con su escopeta, mientras que otro hombre, de 35 años, saltó al vacío desde el cuarto piso de un edifício, donde vivía con sus padres. La información indica que ese hombre, conductor de taxi, llevaba dos años en el paro y se enfrentaba a graves problemas económicos. Se supone que no hay familia griega sin una o dos personas en el paro, algo que justifica el récord de 22 por ciento del índice de paro en Grecia.
Para el nuevo Gobierno, la renegociación de los pactos con Europa surge como una prioridad, con la esperanza de que una mejora de las condiciones, aunque mínima, pueda a su vez traducirse en una mejora de la situación de los ciudadanos.