La crisis abierta por Grecia obligará a una reconstrucción de la moneda única y de las políticas generales de la UE
Mañana se celebran en Grecia unas elecciones que podrían marcar un antes y un después en la zona euro. Si el pueblo heleno opta por un Gobierno que rechace permanecer dentro del sistema, se podría desencadenar una situación de pánico que implicará una intervención inmediata contra los siguientes eslabones más débiles de la cadena: España e Italia. Aunque, en este caso, la intervención no procedería de la troika, debería llegar de la mano del Banco Central Europeo (BCE). La salida de Grecia de la Unión Monetaria puede implicar el rescate del Reino de España, aunque para los expertos consultados no hay una relación causa-efecto estricta. "Grecia es inestabilidad, pero no obligatoriamente rescate a España", matiza desde Citi José Luis Martínez Campuzano.
"La salida de Grecia del euro implica una devaluación del euro en cuanto a credibilidad y todas las deudas nominadas en euros tienen más posibilidad de impago", explica el profesor de la UCM Fernando Méndez Ibisate.
Por otro lado, se encuentra que España no es el máximo acreedor del país heleno. De hecho, "nosotros somos más sensibles a lo que pueda pasar en Portugal que a lo que suceda en Grecia", explica Juan Ramón Caridad , de Swiss& Global España. "España y Grecia no tienen una relación tan cercana", matiza.
Los expertos consultados por elEconomista advierten de que si mañana sale ganador uno de los partidos "antisistemas del euro", los especuladores castigarán a España e Italia, lo que forzaría a Draghi a establecer un cortafuegos para evitar un efecto contagio. Porque el hecho de que un miembro abandone el club de la moneda única no implica que necesariamente tengan que intervenir el Reino de España, pero "dependería de la actuación de las instituciones europeas".
¿Qué puede hacer el BCE?
Los expertos consultados han criticado que el BCE se haya puesto de perfil y no haya respaldado a los países que están siendo atacados. "Su comportamiento es desastroso", critica el catedrático Pampillón. "Nadie se explica que el BCE no haya inyectado ya liquidez", comenta el profesor Méndez Ibisate.
Sólo Pin Arboledas no ve tan negativo que el BCE no haya intervenido ya, porque "no se podía intervenir sin conocer lo que opina el pueblo griego".
Los expertos reclaman que si Grecia abandona el euro, el BCE se emplee a fondo para conseguir la estabilidad financiera. Y para ello debería comprar deuda de forma masiva en la eurozona. Lo mismo opina el profesor Méndez Ibisate, para quien el BCE tendría que intervenir "de inmediato" facilitando liquidez a todo el sistema.
Pero no debería ser la única acción. También se plantea la posibilidad de que el BCE pueda imprimir dinero. "Esas dos posibilidades serían más factibles que dos rescates globales, que serían el de España e Italia", explica desde IG Markets Daniel Pingarrón.
El ejemplo americano
Aunque ahí tampoco terminaría el trabajo de Francfort, pues se tendrían que tomar medidas dirigidas a calmar los mercados. Los expertos reclaman una bajada de tipos para una economía que se encuentra en recesión y cuya inflación alcanzó el 2,4 por ciento en mayo.
Para el catedrático de Economía de la Universidad San Pablo CEU Rafael Pampillón deberían rebajarse los tipos del 1 por ciento actual hasta un 0,5 por ciento. Y pone el ejemplo de Estados Unidos, donde los tipos se mantienen a cero, el desempleo es menor y tienen crecimiento.
Y es que ni siquiera combinando las intervenciones de Grecia, Irlanda y Portugal, son tan fuertes como la que se produciría si España tuviera que pedir un rescate como país, dado nuestro tamaño dentro de la eurozona. "No hay capacidad suficiente para dos rescates como el de España e Italia", recuerdan desde IG Markets.
Aunque lo cierto es que no sólo se pide a Draghi que tome medidas de inmediato, sino que tanto la Comisión Europea como la Autoridad Bancaria Europea deberían intervenir, considera el profesor del IESE José Ramón Pin Arboledas. Y por supuesto Alemania tendría que "aceptar la creación de los eurobonos", recuerda.
El director general del Instituto de Estudios Económicos (IEE), Joaquín Trigo, introduce un matiz: "La Unión Europea no debería agazaparse ante los mercados" porque dispone de una serie de mecanismos que le permiten actuar sin doblegarse a los mandatos de los mercados.
Sin embargo, el riesgo de rescate continúa presente. Y aquí no se puede olvidar la responsabilidad de nuestro país. Martínez Campuzano recuerda que el Gobierno tendría que ampliar más las medidas de ajuste. Y, por supuesto, sería fundamental no encontrar más sorpresas ocultas dentro del sector público. Aunque precisamente el sector público es más difícil de calibrar.
Por otro lado, cada vez se pide con voz más alta una homogeneización de los asuntos fiscales, bancarios, monetarios. Es decir, una mayor integración. Desde estas páginas, el presidente de Roubini Global Economics, Nouriel Roubinni, ha criticado que la eurozona no reúne las mejores condiciones para ser una zona monetaria perfecta. "No existe unión política ni fiscal, ni sincronización de los ciclos económicos", entre otras carencias. Y ha advertido de que sin una mayor integración, jamás habrá una zona monetaria "ni óptima ni sostenible". "Ahora mismo es necesario una hoja de ruta creíble hacia una mayor integración", ha recomendado Roubini, quien no confía en la capacidad política de los dirigentes europeos para lograrla. Sin embargo, tal vez, la salida de Grecia de la eurozona podría ser un catalizador para ello.
Caridad considera que "sería un motivo suficiente para que los dirigentes europeos se sentaran y dieran un impulso a la integración" para que avanzara de forma más rápida.
Lo mismo opina Martínez Campuzano, quien apuesta por que la salida de Grecia llevará a una mayor integración, de modo que "mermaran muchos de los problemas que ya tenemos".
El profesor Pin Arboledas va más allá. En su opinión, perder un miembro de la eurozona implicaría una reconsideración no sólo de las políticas generales de la Unión Europea, sino también del euro.
Si Atenas se inmola...
El abandono de nuestros vecinos helenos de la divisa única "no es probable", considera Pingarrón, aunque matiza: "Tampoco es imposible". Los expertos confían en que los griegos voten por un partido que quiera seguir adelante con el euro. Aunque el profesor de la UCM Fernando Méndez Ibisate cree que con un mes de diferencia, poco pueden cambiar los resultados electorales, y los partidos contrarios al euro tuvieron una gran respresentación, recuerda. En cualquier caso, confían en que el pueblo heleno piense con serenidad en lo que implica volver a su antigua divisa.
Aunque, incluso si el partido que sale mañana de las urnas insiste en irse de nuestro sistema monetario, su salida no sería fácil. "Tendrían que sentarse a negociar, porque el país se queda sin dinero en julio", adelanta Caridad.
Por ello, es importante conocer también la manera en la que el pueblo heleno dejaría de ser miembro de la eurozona. Pues no parten de una posición precisamente ventajosa. Por un lado, podrían tratar de ningunear a la eurozona. Pero antes de optar por esa posibilidad, deberían recordar que tienen déficit primario. Es decir, en julio no pueden abonar ni pensiones ni sueldos a sus ciudadanos.
También deben tener presente que el BCE puede actuar en venganza y no prestar más dinero a sus bancos, dejarles quebrar, lo que generaría una situación de pánico.
En tercer lugar, han de tener en cuenta que Grecia vende a la eurozona. Si recuperara su anterior divisa, le compensaría mantener una relación cordial con sus antiguos compañeros monetarios para poder exportarles sus productos.
Algunos expertos consultados por elEconomista han considerado que la salida de Grecia de la zona euro también podría tomarse como un respiro. "Los acreedores no recuperarían lo prestado, pero Grecia tampoco molestaría más", admite el director general del IEE.