
En un momento en que los bancos de la periferia europea continúan mostrando señales de agobio y peligro de insolvencia, como bien demostró la petición de ayuda por parte del Gobierno español el fin de semana pasado, cada vez resulta más difícil romper el circulo vicioso entre la falta de financiación y la contracción económica que sufren países como España.
Es por ello, que el Wall Street Journal lanza una idea "extrema" al think tank Observatory on Europe: acabar con los bancos centrales a nivel nacional en los países miembros para "reducir así las barreras nacionales de la banca e impulsar el crecimiento económico".
La reintegración del sistema bancario de Europa es una tarea "cada vez más urgente", según recoge el Journal. Un hecho que el presidente del BCE, Mario Draghi, y sus ayudantes han puesto de manifiesto últimamente. Al fin y al cabo, es necesario unificar un mercado bancario fragmentado.
"Una unión monetaria no puede funcionar con un sistema bancario fragmentado", explica al WSJ, Nicolas Véron, miembro de Bruegel, un think tank en Bruselas, y el Instituto Peterson de Economía Internacional en Washington. "Lo que la UE necesita ahora es una política más integrada".
Hasta ahora, las autoridades alemanas han rechazado esta opción porque están preocupado de que sus contribuyentes acaben por pagar las penurias de otros países pero, sin embargo, la canciller alemana, Angela Merkel, relajó ligeramente esta posición al afirmar hoy ante el Parlamento alemán que el BCE debería tener más poderes de supervisión.
"Una provocación"
Valerio De Molli, miembro de the Observatory on Europe, reconoce que abogar por cerra los bancos centrales nacionales de la zona euro se entiende más como una provocación que como una recomendación política concreta. Aún así determina que "Europa no puede resolver sus problemas país por país".
De hecho, incluso aunque el BCE obtenga mayor poder a nivel europeo, deberá mantener oficinas regionales, imitando en cierta forma el sistema de bancos regionales con constituye la Reserva Federal en EEUU, señalan los expertos. No hay que olvidar que muchos de los problemas actuales de la zona euro se derivan de la imposición de una sola tasa de interés monetaria entre países cuyas economías se mueven a distintas velocidades.
Ahora, según indica la cabecera estadounidense, los políticos y los burócratas debaten a marchas forzadas quién tendrá la potestad de supervisar el sistema bancario de Europa. Sin embargo, la respuesta no es sencilla y llevará tiempo. Como reconoce Veron, "EEUU tardó más de un siglo en transformar su sistema bancario en un mercado nacional".