Economía

¿Qué le espera a Europa si nada cambia? Alemania debe estar a la altura de un líder

  • George Soros da tres meses a la Eurozona para corregir sus errores
Imagen: Archivo

Hoy queda claro que la primera causa de la crisis del euro es la cesión de los estados miembros al Banco Central Europeo (BCE) de su derecho a imprimir dinero. En su momento, no entendieron qué significaba exactamente esta entrega. Claro que tampoco lo comprendieron las autoridades europeas, asegura el multimillonario inversor George Soros.

El resultado, años después, de la entrada de la moneda única es una región claramente dividida entre deudores y acreedores y muy dependiente de la voluntad germana.

En un artículo que recoge Project Syndicate, Soros realiza un breve repaso a lo que hicieron los países europeos antes de que estallara la crisis. Alemania, luchando con el peso de la reunificación, llevó a cabo reformas estructurales y se hizo más competitiva. Mientras tanto, otros disfrutaron del auge del consumo y el mercado de la vivienda gracias al crédito barato y fueron perdiendo competitividad.

Y entonces llegó 2008. Muchos países empezaron a pagar las consecuencias de haberse endeudado en gran manera dentro de una moneda de la que carecían de control. Europa se dividió entre países acreedores y países deudores. El resto es de sobra conocido: primas de riesgo al alza, crisis bancaria y deudas que nunca se podrán pagar.

¿Es posible la ruptura del euro?

Al comienzo de la crisis era inconcebible una ruptura del euro: los activos y pasivos denominados en la moneda común estaban tan entremezclados que la ruptura habría llevado a un colapso incontrolable. Pero, con el tiempo, los bancos empezaron a deshacerse de activos del exterior. Si esto continúa unos años más, sería posible una ruptura del euro sin que se produzca un colapso, asegura Soros. Eso sí, dejaría a los países acreedores con grandes niveles de créditos por cobrar.

Tres meses para corregir los errores

La opinión pública, tal como se expresa en los resultados electorales recientes, se opone cada vez más a la austeridad, y es probable que esta tendencia continúe hasta que la política se revierta. Alguien tiene que ceder.

Soros piensa que los líderes europeos disponen aún de tres meses para corregir sus errores e invertir las tendencias actuales. Deben ajustarse a los tratados existentes, que se podrían revisar más adelante en un ambiente más tranquilo con el fin de evitar que estos desequilibrios vuelvan a ocurrir.

¿Qué más necesita la Eurozona? Una autoridad fiscal europea. Y una unión bancaria: un sólido sistema europeo de garantía de los depósitos para frenar la fuga de capitales, un mecanismo europeo que permita financiar la recapitalización bancaria, y mecanismos de supervisión y regulación que abarquen toda la región. Pero todas estas iniciativas requieren el apoyo activo de Alemania. El alivio de la deuda puede adoptar varias formas distintas a los eurobonos, piensa Soros.

Otoño, culmen de la crisis helena

Por otro lado, el inversor piensa que la crisis griega probablemente alcanzará su punto culminante en otoño, incluso si las elecciones dan origen a un gobierno dispuesto a acatar el actual acuerdo del país con sus acreedores. Para entonces, la economía alemana también estará debilitándose, por lo que a la canciller Angela Merkel le resultará aún más difícil que hoy persuadir a la opinión pública alemana a aceptar nuevas responsabilidades europeas.

A menos que ocurra un accidente como la quiebra de Lehman Brothers, es probable que Alemania haga justo lo suficiente para mantener el euro, pero la UE se convertirá en algo muy diferente de la sociedad abierta que una vez encendió la imaginación de la gente. La división entre países deudores y acreedores se hará permanente, con Alemania en posición de dominio y la periferia convertida en un territorio sumido en la depresión.

La situación actual no se debe a un plan deliberado, sino a la falta de uno, considera Soros. Se trata de una tragedia de errores de política. Alemania es una democracia que funciona bien y con una abrumadora mayoría a favor de una sociedad abierta.

Cuando los alemanes tomen conciencia de las consecuencias -es de esperar que no demasiado tarde- querrán corregir los defectos de diseño del euro. Corresponde a Alemania estar a la altura de las responsabilidades de liderazgo que su propio éxito ha generado, concluye.

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