
La situación actual de China es más complicada de lo esperado; los indicadores de abril resultaron mucho peores de lo previsto. El agujero parece demasiado profundo para que la economía pueda escaparse de él en el segundo trimestre, aunque creemos que se ofrecerá algún estímulo en las próximas semanas.
Como preveíamos, la corrección del mercado inmobiliario puso la zancadilla al crecimiento en la primera mitad de este año, lo que presionó gravemente las finanzas del gobierno local. Las ventas de inmuebles residenciales se contrajeron un 14,9 por ciento interanual en los cuatro primeros meses de 2012, y las ventas de suelo a promotores menguaron un 19,3 por ciento interanual. Ello puso en un brete la capacidad del gobierno local de cubrir las obligaciones de intereses de su carga de 17,5 billones de yuanes renminbi de deuda.
Ha llegado la hora de que el gobierno central recorte los tipos de interés, se apoye en los bancos para refinanciar las deudas del gobierno local y proporcione un plan de estímulo que se centre en el consumo para contener la ralentización del PIB.
¿Crecerá menos del 5%?
El gobierno ha realizado parcialmente las dos últimas, y parece probable que concluya con el resto del paquete esbozado en diciembre. Si no se proporciona suficiente estímulo, el crecimiento del PIB caería bajo el 7 por ciento en la segunda mitad del ejercicio, y China estaría abocada a una caída brusca en 2013 con un crecimiento inferior al 5 por ciento. Asimismo, incluso si los legisladores hacen todo lo que esperamos, sigue habiendo bastantes probabilidades de que el estímulo no funcione y que no sea posible contener la contracción del mercado inmobiliario.
Las restricciones del gobierno y los mayores tipos de interés han llevado a los promotores inmobiliarios más débiles al modo de desapalancamiento en la segunda mitad del ejercicio 2011, y el declive resultante de los precios de los inmuebles y el suelo ha obligado hasta a los promotores con balances más sólidos a recortar los precios a fin de mover los inmuebles y mantener el flujo de caja. Puede que la relajación monetaria ralentice este ciclo, pero no será suficiente como para invertirlo.
Como los valores nacionales, que llevan languideciendo desde que estalló la burbuja a finales de 2007, los inmuebles han perdido su encanto como tipo de activo para los hogares chinos. Los estudios del Banco Popular de China de los últimos dos trimestres demuestran que el 14,1 por ciento de los encuestados pensaban comprar una casa en los próximos tres meses, lo que supone el nivel más bajo desde que se lanzó el estudio trimestral en 1999. Se producirá un declive de la vivienda en construcción que terminará por ser responsable de aproximadamente el 4 por ciento del PIB de China .
Según el tópico, los inversores más avezados son los primeros en marcharse en caso de crisis, y la crisis del crédito de finales de 2011 en Wenzhou, hogar de los más inteligentes emprendedores y financieros de China , fue el pistoletazo de salida. Cuando algunos de estos emprendedores empezaron a dejar el país para evitar pagar sus deudas, los préstamos privados se pararon en seco.
Desde el tercer trimestre de 2011, hogares y empresas han estado trasladando sus ahorros al extranjero, y los inversores extranjeros ya no invierten tanto en China . Los ahorros restantes se diversifican para apartarlos de los inmuebles, se alejan de los depósitos bancarios en yuanes y se destinan a productos de "administración de riqueza" en el mercado sumergido que ofrecen un rendimiento más alto. Hasta la fecha, la respuesta del gobierno ha consistido en aliviar las restricciones de los préstamos privados y las inversiones externas para cancelar la salida de flujo de capital.
Asimismo, desde septiembre hasta hace poco, el Banco Popular de China había estado dejando el tipo diario en el extremo duro de la franja de cotización para que pareciera que la divisa seguía siendo una apuesta en un sentido que atraería fondos extranjeros para compensar los flujos nacionales de salida.
Fuga de depósitos
Esta fuga de capitales ha presionado los depósitos bancarios, que cayeron 465.000 millones de yuanes en abril. A través de operaciones del mercado abierto y recortes del coeficiente de reserva exigida, el Banco Popular de China ha conseguido suficiente liquidez como para impedir una crisis, y se han reducido los rendimientos interbancarios y las ofertas de depósitos de fondos del Estado.
Con todo, el crecimiento de los préstamos se debilitó en abril, en parte porque los bancos se acercan a sus límites normativos de préstamo-depósito, pero especialmente porque se ha debilitado la demanda de crédito. Según WIND, el rendimiento medio sobre el capital para las compañías cotizadas cayó del 11,6 por ciento de 2007 al 6,7 por ciento en 2011.
Habida cuenta de que el mínimo legal para los préstamos a un año está en el 6,56 por ciento, para muchas empresas no tiene sentido tomar a préstamo para inversión. Un recorte de tipos, o la liberalización del límite mínimo de los tipos de préstamo, puede fomentar la inversión en fabricación en la segunda mitad del ejercicio, pero la debilidad de la demanda externa servirá de freno a cualquier despunte.
Esperamos que las exportaciones chinas crezcan sólo un 8 por ciento en 2012, dado que la recuperación de Estados Unidos sigue anémica y se espera que la zona euro se contraiga. La salida de Grecia de la unión monetaria este año podría adelantar el desapalancamiento de la banca europea, y con ello los exportadores chinos podrían perder una importante fuente de financiación comercial. Prevemos unas importaciones chinas aún más débiles que las exportaciones, con un crecimiento que rondará el 5 por ciento en 2012.
Las repercusiones políticas
Hasta la fecha, el estímulo del gobierno chino ha sido extraordinariamente cauto. Sin embargo, ahora la política se orienta decisivamente a apoyar el crecimiento. El Consejo del Estado anunció en el mes de mayo que durante el próximo año subvencionará electrodomésticos con eficiencia energética por importe de 26.500 millones de yuanes, y pequeños coches a motor con otros 6.000 millones de yuanes.
Sin embargo, el impacto sobre la demanda quedará mudo, dado que entre 2009 y 2011 el gobierno ya se gastó casi 30.000 millones de yuanes en subvenciones para electrodomésticos, y varios miles de millones más en subvenciones para recortes fiscales destinados a la compra de automóviles.
Es probable que haya otras subvenciones para el consumo, pero dado que dos quintos de la riqueza de los hogares están anclados en los inmuebles que caen de valor, estos programas no harán más que cambiar la composición de la demanda, pero no la elevarán. El déficit fiscal de tesorería de China puede elevarse algo por encima del 1,4 por ciento del PIB que predijimos en marzo, dado que el crecimiento del PIB nominal ahora parece dispuesto a ser algo más débil y el gasto algo más alto; además, los recortes de impuestos consumirán el crecimiento de los ingresos.
No creemos que el gobierno vaya a ofrecer un gran estímulo en infraestructuras, ni que el sistema de vivienda social de China pueda compensar la contracción del mercado inmobiliario privado.
Tipos más bajos
Prevemos dos recortes del tipo de interés en 2012, el primero de ellos en junio o julio. La inflación debería mantenerse en torno al 3 por ciento interanual, al menos hasta los últimos meses del año, creando espacio para recortes fiscales en un esfuerzo por apoyar la inversión y el sector inmobiliario.
Esperamos que la recuperación sea más tarde y más débil, y creemos probable otro recorte de entre 50 y 100 puntos básicos en el coeficiente de reserva obligatoria para 2013. La tercera ronda de flexibilización cuantitativa sigue siendo plausible para nuestro equipo de Estados Unidos, y si no se materializa según lo esperado, sería necesario introducir nuevos recortes en el coeficiente de reserva obligatoria.
Nuestra previsión de política exige más estímulo del que todo el mundo espera, pero damos por hecho que tendrá menos efecto de lo que otros analistas han esbozado para sus paquetes menores. Y es así porque creemos que la actual ralentización de China es de naturaleza estructural. En el mejor de los casos, los recortes de tipos, los recortes de impuestos y las subvenciones al consumo detendrán la ralentización durante unos trimestres, pero después seguirá el lento rechinar de China hacia un crecimiento del PIB de entre el 4 y el 6 por ciento, o el suelo se desprenderá del desequilibrado modelo de crecimiento de China.
Análisis elaborado por AdamWolfe, Natalia Gurushina y
Ibrahim Gassambe, expertos del equipo de RGE.