
La inyección directa de deuda pública en Bankia parece ser la solución elegida por el Ejecutivo para cubrir los 19.000 millones de capital que necesita la entidad presidida por Goirigolzarri. Con esta heterodoxa solución, el Gobierno endosaría al BCE la financiación del rescate.
Los 5.400 millones de liquidez con los que cuenta el FROB son claramente insuficientes para cubrir las necesidades de capital del sector bancario español. Sólo Bankia ha solicitado al Gobierno 19.000 millones adicionales. Para lograr los 50.000 o 60.000 millones de euros que, según diversos analistas, necesitaría la banca española, sin recurrir ni a los mercados ni a los fondos europeos, el Ejecutivo habría optado por activar la máquina de crear deuda pública.
Según publica el diario El País, la intención de De Guindos no sería la de pagar el rescate de Bankia con efectivo sino inyectando en el activo del Grupo BFA miles de millones de nuevos títulos de deuda pública que la entidad podrá convertir en liquidez usándolos como garantía en operaciones interbancarias, vendiéndolos en el mercado o acudiendo con ellos a las puertas del Banco Central Europeo que, mediante esta operación, podría encontrarse financiando el rescate de la entidad.
La jugada del Gobierno, que a primera vista puede parecer redonda -evita acudir a los mercados en busca de dinero cuando la prima de riesgo está por las nubes, elude el rescate de la banca española con fondos europeos y ni tan sólo tiene que preocuparse de que inversores quieran adquirir la nueva deuda pública- no está exenta de posibles consecuencias negativas para España. Según el diario de Prisa, este "aumento de la deuda por la puerta de atrás" provocaría recelos en los inversores, penalizaría la deuda en circulación y dificultaría la financiación del Tesoro, además de que podría provocar desconfianza en España.