Economía

TEPCO pierde más 7.580 millones de euros y avanza hacia su nacionalización

Tokio, 14 may (EFE).- TEPCO, la mayor eléctrica de Japón y operadora de la accidentada central nuclear de Fukushima, perdió más de 7.500 millones de euros en el año fiscal 2011 y, al borde de la nacionalización temporal, encara un futuro incierto.

Aunque mucho menor que los números rojos de 1,25 billones de yenes (12.112 millones de euros) del ejercicio precedente, Tokyo Electric Power (TEPCO) encadena con la pérdida, difundida hoy, su segundo año en negativo a causa de la crisis nuclear detonada por el terremoto y el tsunami de marzo de 2011.

La empresa atribuyó el pésimo rendimiento de este año fiscal, que terminó el 31 de marzo, al incremento de los costes de sus centrales térmicas, que ahora sustentan su generación eléctrica después de que el accidente de Fukushima le obligara a paralizar el resto de sus plantas nucleares por seguridad o controles rutinarios.

Los problemas en el suministro eléctrico y los llamamientos del Gobierno al ahorro energético han contribuido también a que las ventas de TEPCO se redujeran un 0,4 por ciento, hasta los 5,25 billones de yenes (unos 51.860 millones de euros).

Para solventar los aprietos económicos de la empresa, que provee de electricidad a más de 45 millones de personas, el Gobierno aprobó el 9 de mayo un plan que prevé inyectar 1 billón de yenes (9.700 millones de euros) en fondos públicos, a cambio de poner el grupo bajo control del Estado durante al menos uno o dos años.

La inyección servirá para que TEPCO, además de garantizar el suministro eléctrico, afronte los gastos de desmantelar los reactores dañados e indemnizar a los afectados por la radiactividad.

Unas 80.000 personas permanecen aún evacuadas en un radio de 20 kilómetros en torno a la central, y muchos expertos aseguran que se necesitarán décadas para descontaminar las áreas afectadas por la radiación.

El importe total que supondrán las indemnizaciones constituye otro interrogante en el futuro de TEPCO, que hasta el momento solo ha trazado planes de compensación a cinco años para aquellos residentes de las zonas más afectadas.

Para que la ayuda del Gobierno sea efectiva debe ser aprobada en junio por la próxima junta de accionistas de la empresa, que para este año fiscal 2012 prevé una pérdida neta de "solo" 100.000 millones de yenes (970 millones de euros), muy por debajo de la presentada hoy.

Tanto el Gobierno nipón como los responsables de la eléctrica esperan incluso que ésta retorne a beneficios en el ejercicio fiscal 2013, que en Japón concluye el 31 de marzo de 2014.

Sin embargo, estas estimaciones dan por hecho que TEPCO logrará sacar adelante dos controvertidas medidas: subir más de un 10 por ciento la factura de la luz a los hogares y reactivar su planta nuclear de Kashiwazaki-Kariwa, en la provincia de Niigata (noroeste).

El propio Gobierno calcula que la reactivación de esta planta, una de las mayores del mundo por volumen de producción eléctrica, le supondría a TEPCO una reducción de unos 780.000 millones de yenes (7.557 millones de euros) en costes de generación.

Sin embargo, la fecha de su eventual puesta en marcha es una incógnita, ya que las autoridades locales son reacias a que las plantas desconectadas tras el accidente en Fukushima vuelvan a operar, incluso aunque su cierre implique cortes en el suministro eléctrico en verano.

En la desconfianza local pesa también el historial de encubrimientos en materia de seguridad en ésta y otras centrales por parte de TEPCO, que además fue muy criticada por su opaca gestión de la crisis en Fukushima.

La eventual subida de la factura eléctrica a los hogares aún debe recibir el visto bueno del Ministerio nipón de Industria, aunque su aprobación tampoco está asegurada en un momento en que las grandes empresas denuncian la carga que les supone el incremento del 17 por ciento que ya se les aplica a las compañías desde abril.

La eléctrica, sin embargo, subraya que el encarecimiento es necesario para afrontar los costes extraordinarios que le supone generar energía térmica, en lugar de atómica, tras el apagón nuclear en Japón.

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