
Fuera del país asiático, los productos fabricados en China no suelen tener buena prensa. Sin embargo, los consumidores locales han abrazado sus marcas con fruición y han mantenido a flote la facturación de las empresas nacionales. Hasta ahora. Los hábitos están empezando a cambiar y las multinacionales se abren paso en el país asiático.
En su último estudio, recogido por MarketWatch, Barclays Capital asegura que con los recientes incrementos salariales, los ciudadanos chinos traducen su mayor poder adquisitivo en una mayor selección en las marcas. Se están volviendo más exigentes, buscan productos de primera calidad y, con cada vez más frecuencia, extranjeros.
Si nos atenemos a la cuestión de calidad, basta echar un vistazo a los últimos datos del Insituto Nacional de Consumo (INC) sobre alertas de consumo en España. En materia de avisos sobre productos no alimenticios que pueden suponer un riesgo grave para el consumidor, los procedentes de China se llevan la palma. En concreto, acapararon el 64% del total en abril.
Cuestión de inversión
Así, Barclays advierte que la falta de interés de las empresas chinas en la mejora de sus productos podría acabar por pasarles factura. La inversión en desarrollo en las firmas chinas, sobre todo en las de menor tamaño, ha sido generalmente postergada para favorecer la política de la producción barata y los precios de venta bajos, que complementaban con el dominio de la red de distribución.
Sin embargo, ahora que los chinos están dispuestos a gastar más, las multinacionales están ganando terreno en las preferencias de compra: les llevan ventaja con sus políticas de I+D y su sólida imagen. Y las empresas locales que no sepan adaptarse al cambio serán vulnerables, añade el informe.
En contrapartida, destaca el avance de importantes marcas occidentales como Adidas, Nike, Coca-Cola o Procter & Gamble. En los últimos años han reforzado su posición en el país asiático a través de importantes desembolsos o de compras de grupos locales, como en el caso de Nestlé.
En los últimos tiempos, Pekín ha girado sus ojos sobre el consumo interno como motor de la economía por encima de las exportaciones. "Debemos acelerar la reestructuración de la política económica acrecentando la demanda interna, sobre todo el consumo", señalaba el primer ministro chino, Wen Jiabao, el pasado mes de marzo. El incremento de salarios y de las tasas de interés en los ahorros está empezando a propiciar el cambio. Es el turno de las empresas locales de intentar subirse al carro y adaptarse a las nuevas tendencias.