
François Hollande ha avisado: antes de redistribuir, habrá que enderezar (las cuentas, competitividad, el empleo, el crecimiento). La lista de desafíos es larga, máxime cuando los mercados esperan a Francia a la vuelta de la esquina.
Y cuando el programa económico del Partido Socialista no suscita la unanimidad.
1. El tratado europeo
"Necesitamos infraestructuras transfonterizas en materia de energía, transporte, innovación, investigación, comunicación", ha dicho Hollande. Si bien las reglas presupuestarias son relativamente exigentes, el Pacto "deja un amplio margen en cuanto a su aplicación", dando a entender que la Comisión podría cerrar los ojos ante posibles derrapes presupuestarios de ciertos países.
Alemania también ha emitido señales de buena voluntad: "Vamos a ponernos rápidamente a trabajar para añadir al tratado presupuestario un pacto de crecimiento para mayor competitividad", ha hecho saber este domingo el ministro de Asuntos Exteriores, Guido Westerwelle. El asunto debería ser evocado a partir del 31 de mayo, con motivo de una cumbre informal de jefes de Estado y de gobierno de la UE.
2. Falta de competitividad
Tras un déficit comercial récord de 70.000 millones de euros el año pasado, el mantenimiento elevado del precio del petróleo no va a facilitar el enderezamiento del saldo exterior de Francia.
Más aún cuando la recesión en Italia y España, dos socios comerciales importantes, también va a pesar sobre la demanda dirigida a los exportadores franceses en los próximos años. El programa económico del futuro presidente de Francia prevé en cambio una subida del coste del trabajo. Quiere sobre todo hacer hincapié en la competitividad "no precio" fomentando la investigación y la innovación: banco de inversión pública, crédito de impuesto de investigación mejorado, papel creciente de las regiones, etc.
3. Cómo crecer
No hay estado de gracia económico a la vista para François Hollande. Los expertos e instituciones prevén un crecimiento nulo en el primer trimestre. E incluso antes de la primera vuelta de las presidenciales, el FMI había defraudado las esperanzas de una recuperación rápida, anticipando una progresión del producto interior bruto del 0,5% este año pero limitada a 1 por ciento en 2013, cuando François Hollande ha calibrado su programa sobre un crecimiento del 1,7%.
Menos crecimiento significa menos recaudaciones fiscales, por lo que sería posible que el próximo Gobierno tuviera que adoptar muy pronto nuevas medidas de rigor para cumplir sus compromisos de saneamiento de las finanzas públicas. Entre rigor y crecimiento, el margen de maniobra será particularmente estrecho.
4. Preservar el poder adquisitivo
Subidas de impuestos e inflación no auguran nada bueno para el poder adquisitivo. Se prevé que éste retroceda un 0,3% en el primer semestre, según el Insee. Y para el futuro, las retenciones suplementarias previstas este verano pesarán mucho.
A falta de márgenes presupuestarios, François Hollande no prevé ninguna medida amplia susceptible de invertir la tendencia. Ninguna prestación social será revalorizada, a excepción del subsidio por el comienzo de curso escolar concedido a unos 3 millones de padres humildes, que aumentará un 25% a partir de la próxima vuelta al cole, lo que representa algo menos de 400 millones.
5. El impuesto del 75%
La imposición del 75% a las rentas superiores al millón de euros ha constituido un bonito golpe político para François Hollande en campaña. Esta medida, que no figuraba en su programa presentado a finales de enero, debe ahora ser votada. Y se trata de hacerla aceptable a los ojos de los directivos de empresas, de los artistas y de los deportistas a los que atañe potencialmente, mientras algunas empresas amenazan ni más ni menos que con irse de Francia si ese entorno fiscal llegara a confirmarse.
6. Muro de la deuda
De momento, Francia, pese a haber perdido su triple A en Standard & Poor's, financia su deuda a unas tasas históricamente bajas (alrededor de un 3%), lo cual limita la amplitud, ya considerable, de la carga de los intereses (prevista a 48,1 miles de millones de euros este año). Pero todo patinazo respecto de los compromisos de reducción del déficit público pondría rápidamente en tela de juicio esta situación privilegiada.
El equipo de Hollande pretende por tanto presentar un presupuesto en 2013 que volvería a reducir el déficit al 3% del PIB. Esto implica subidas impositivas importantes, que penalizarán el crecimiento, y ello preocupa... a los mercados. Los cuales piden recortes en los gastos.
7. El aumento de paro
El número de parados ha aumentado 200.000 al término de once meses consecutivos de alza, y esto va a continuar, puesto que se prevé que el mercado laboral se estabilice en 2012 en el mejor de los casos. El equipo de Hollande teme también la presentación de ERE de considerable peso en las empresas, los cuales habrían sido aplazados a después de las elecciones presidenciales.
Para limitar los daños, más allá de las medidas de crecimiento y de competitividad, los socialistas van a reforzar la remuneración social del paro a corto plazo, con contratos de futuro masivos a partir de septiembre, particularmente en Educación.
8. Jubilación a los 60 años
François Hollande se ha comprometido a publicar antes del final de junio el decreto que restablecerá la jubilación a los 60 años para los beneficiarios que hayan comenzado a trabajar con 18 años y hayan cotizado 41,5 anualidades.
Estas nuevas reglas se aplicarían automáticamente al Agirc-Arrco (Asociación para el régimen de jubilación complementaria de los asalariados), lo cual permitirá el ingreso de la parte complementaria de las pensiones a los asalariados del sector privado concernidos (unos 130.000 al año según el PS).
9. Presión sindical
Reunir, encontrar acuerdos con los sindicatos y la patronal, hacer vivir la democracia social: François Hollande ha remitido numerosos temas espinosos (sueldos, pensiones, horas extras, etc.) a futuras conferencias sociales. Pero la presión de los sindicatos va a estar a la altura de su dedicación durante la campaña: CGT, FSU y Solidaires llamaron a votar contra Nicolas Sarkozy, y la CFDT, sin formularlo, apostaron mucho por la alternancia.
Sus expectativas son grandes, y el jefe del Estado deberá apañárselas con la rivalidad entre la CGT y la CFDT. Por parte de la patronal, las vivas críticas del Medef (Movimiento de las Empresas de Francia) al programa económico del PS no han pasado desapercibidas, aunque Laurence Parisot se ha declarado dispuesta a trabajar con François Hollande. Principal obstáculo: el impuesto del 75% para las rentas más altas, que ofende profundamente al Medef, pero también a la Afep (las 100 empresas más grandes).
10. El rompecabezas de la educación
¿Cómo crear 60.000 puestos de trabajo en cinco años cuando la educación nacional se enfrenta a una crisis de contratación del profesorado? Cierto es que François Hollande precisó que reclutaría también personal de vigilancia, de apoyo o médico-social, y que 5.000 puestos estaban reservados a la enseñanza superior.
Son, grosso modo, unas 40.000 contrataciones las que habrá que efectuar cada año (28.000 jubilaciones por año a lo que se suman 12.000 nuevos puestos), entre las cuales una mayoría de profesores. Otro desafío, por supuesto: la financiación (2.000 millones de euros en 2017 a ritmo de crucero). Para no crear puestos de funcionario, habrá que suprimir 60.000 por otro lado?
11. Energía bajo presión
François Hollande desea reducir en un 75% la porción nuclear en la producción eléctrica para 2025. Pero no tiene intención de cerrar más que una central, la de Fessenheim, en Alsacia, durante su quinquenio. Contrariamente a las exigencias de los Verdes, pretende además mantener la obra del EPR (reactor europeo presurizado) de Flamanville.
Para equilibrar el abanico energético de Francia, el nuevo presidente quiere acelerar el desarrollo de las energías renovables y de las medidas de eficacia energética, en particular en el sector de la construcción. Proyectos todos que serán objeto de un "gran debate nacional" y... costarán dinero.
12. Cuentas de Defensa
François Hollande va a practicar gran diplomacia, en Chicago, durante la cumbre de la OTAN los días 20 y 21 de mayo. A la vista de sus compromisos de campaña, deberá confirmar la retirada de las tropas combatientes francesas de Afganistán.
El presidente tendrá una ocasión de batirse en duelo con sus homólogos (Obama a la cabeza) sobre la defensa antimisil. Los 28 países de la Alianza, en principio, emprenderán este costoso programa impulsado por EEUU. Hollande considera que ello no debe poner en cuestión la disuasión nuclear.