España se ha convertido en el arma arrojadiza en el debate entre los candidatos presidenciales franceses. Tanto el actual presidente de la República francesa, Nicolás Sarkozy, como su oponente socialista, François Hollande, han utilizado el ejemplo español para atacarse mutuamente.
"Sus amigos socialistas españoles han bajado el sueldo a los funcionarios", espetaba Sarkozy al candidato socialista, mientras éste ponía de manifiesto que Sarkozy ahora critica ahora al ex presidente José Luis Rodríguez Zapatero, "pero ayer le tomaba como ejemplo".
En este sentido, Hollande aprovechó el revés de Sarkozy y su continuo ataque haciendo mención a Zapatero para recordar al actual presidente que Silvio Berlusconi era de su partido. Sarkozy rápidamente respondió que "Berlusconi no es de mi partido".
Sarkozy puso de manifiesto que "no hay ni un solo francés que quisiera encontrarse en la situación de España", a lo que Hollande, rotundo, que no va a seguir "el ejemplo de Zapatero". "Nadie propone ese modelo", aseguró.
Sarkozy acusó a Hollande de aludir al ejemplo alemán como solución a los problemas de competitividad de Francia y de rechazar al mismo tiempo medidas que el conservador propone inspiradas en las aplicadas en Alemania.
"Seré el presidente de la justicia", declaraba Hollande al principio de un debate con una duración prevista de dos horas, y agregaba que desea que la justicia esté "en el centro de todas las decisiones" que tomará si llega a ser presidente. El candidato socialista dijo que pretende ser el presidente "de la unión" de los franceses y que considera que así "volverá la confianza en el país".