Economía

El FMI, en busca de un escudo financiero para ahuyentar a sus propios fantasmas

  • Mañana arrancan las reuniones de primavera con el recrudecimiento de la crisis
Christine Lagarde, directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI). Foto: archivo

Desde mañana, las inmediaciones del 1.900 de Pennsylvania Avenue, donde el FMI sitúa su base de operaciones en Washington, serán un hervidero de rumores, reuniones y cifras. La institución internacional y su hermano pequeño, el Banco Mundial, arrancan sus reuniones de primavera tomando el pulso a la economía mundial, donde la crisis europea y el recrudecimiento del contexto en países como España, pondrán de manifiesto las rencillas de fondo que la organización arrastra desde hace ya varios años.

Cinco años después del estallido de la crisis subprime que hizo tambalear los pilares del capitalismo, el contexto económico no ha regresado a la normalidad. De hecho, el desapalancamiento del sector financiero terminó por contagiar al sector público, donde muchos gobiernos no encuentran una hoja de ruta clara para conseguir estabilizar sus finanzas sin provocar un parón de sus economías, véase el caso de España. El Viejo Continente, uno de los mayores bloques económico del mundo y emisor de la segunda divisa más comercializada del mundo, está envuelto en una tóxica espiral sin precedentes que podría desencadenar un colapso del sistema financiero mundial.

Mientras tanto, al otro lado del oceano, EEUU, el mayor donante del FMI, aún debe demostrar que cuenta con las medidas adecuadas para reinstaurar cierta responsabilidad en su desbocado déficit fiscal a medio plazo. De no hacerlo, una nueva brecha podría desembocar en una crisis para su moneda, el dólar. Si en occidente, el panorama es poco alentador, las economías emergentes sufren los efectos del endeudamiento excesivo de sus hermanos mayores.

Aterrizaje suave

El Banco Mundial advertía la semana pasada que China, la locomotora económica del mundo, sufrirá lo que los expertos definen como un "aterrizaje suave", es decir, una leve ralentización. Este año se espera que el gigante asiático crezca sólo un 8,2 por ciento y cuatro décimas más en 2013. Al fin y al cabo, las vulnerabilidades internas y externas de países como China o Brasil, entre otros, podría agravar el riesgo de implosión que pesa sobre la economía mundial. Un paso en falso podría tener efectos nefastos. Ya lo advertía el jueves la directora gerente del Fondo, Christine Lagarde, en una conferencia en la Brookins Institution. "Aunque hayamos visto alguna mejora en el clima económico, no hay que olvidar que los riesgos siguen siendo elevados y la situación muy frágil". En este sentido, Lagarde sugirió un aumento en la financiación de la institución para reforzar el escudo que blinde a la economía mundial. "Para aprovechar al máximo nuestra efectividad necesitamos incrementar nuestros recursos", señaló.

Domenico Lombardi, experto de la Brookins Institution, reconoce que "en la etapa actual de la crisis es muy poco probable que la UE sea capaz de prescindir del FMI, dada la baja credibilidad que los mercados financieros han desarrollado ante cualquier anuncio de política o acción proveniente de Bruselas".

Aunque Lagarde haya ensalzado los esfuerzos de la Unión, con Berlín a la cabeza, por aumentar su cortafuegos, la gala es consciente de que la organización que gobierna todavía juega un rol vital para la supervivencia del euro. Con sólo 400.000 millones a su disposición en estos momentos, el FMI no lograrçia hacer frente a una situación crítica de la economía mundial.

Desde EEUU, Tim Geithner, secretario del Tesoro, ya reconoció ante el Senado de EEUU que "no existe el caso" para que los miembros del FMI tengan que aumentar su aportación y así garantizar que la organización contará con dinero suficiente por si la situación en Europa se recrudece aún más. Por su parte, los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) parecen estar perdiendo la paciencia y han mostrado su frustración con la lentitud con la que el FMI está implantando sus reformas para aumentar el poder de los emergentes, que también critican la irresponsabilidad económica de países occidentales.

En un momento crítico como el actual, los jefes de Estado de dichos países dejaron claro a finales de marzo que "cualquier esfuerzo por incrementar la financiación del Fondo dependerá de su compromiso por implementar la reforma aprobada en 2010". Pero a día de hoy, miembros como EEUU no parecen estar interesados en agilizar este proceso y eso pone en peligro la capacidad de la organización para convencer a los gobiernos emergentes para aumentar sus aportaciones a la institución, el talón de Aquiles.

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