El país necesitaría 30.000 millones de dólares para explotar sus yacimientos.
Parecía que tras la experiencia de 2001, año en el que Argentina protagonizó el mayor default de la historia, las cosas habían cambiado y había aprendido la lección. De hecho, se suele poner al país como ejemplo de cómo superar una catástrofe económica. Pero nada más lejos de la realidad. Diez años después de la suspensión de pagos -desde la que no ha conseguido volver al mercado global de crédito-, el país ha vivido una escalada, pero ahora esa subida se está frenando con el enfriamiento de su economía. Intervencionismo, inflación, incertidumbre y falta de inversión son las losas que han empujado a la baja a uno de los países del sur de América que resultaba más prometedor. De hecho, es la tercera economía latinoamericana.
De acuerdo con los datos de Bloomberg, el Producto Interior Bruto (PIB) argentino ha sufrido una ralentización en el último trimestre del pasado año, hasta el 7,3 por ciento (ver gráfico). Aunque la cifra es elevada, muestra un debilitamiento de su economía, que llegó al alcanzar el doble dígito hace tan sólo dos años. Así, el país suramericano comenzó el presente ejercicio con su menor ritmo de crecimiento en dos años, al avanzar un 5,5 por ciento en tada en enero.
Expectativas a la baja
Las causas se encuentran en el desplome de la actividad económica especialmente construcción y la industria. Mientras que la primera está en caída libre, la industria se redujo a la mitad el pasado año, lo que explicaría, en buena parte, el enfriamiento de la economía argentina.
La parte positiva, no obstante, la protagoniza el empleo, que se mantiene en cotas bajas. De hecho, se encuentra por debajo del 7 por ciento. Pero incluso ese dato hay que observarlo desde la prudencia, puesto que no es el único índice en el que se basa una economía. Una prueba de ello es el Índice General de Expectativas Económicas (IGEE), que registró el pasado mes de marzo su quinta caída consecutiva, al bajar un 1,1 por ciento respecto al mes anterior, hasta los 109 puntos, lo que significa que las expectativas económicas mantienen la tendencia a la baja.
Datos en la penumbra
En cualquier caso, sus datos se tienen que adivinar entre cierta penumbra. De hecho, el pasado verano, el FMI invitó al país argentino que preside Cristina Fernández de Kirchner a modificar los parámetros que utiliza el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos de Argentina. Entretanto, el Fondo advirtió de dos cosas. La primera, que seguiría basándose en informes privados y provinciales para realizar los cálculos sobre el Producto Interior Bruto del país. Y la segunda, que la inflación se mantendría a doble dígito a lo largo de 2012. De hecho, muchos analistas privados consideran que Ejecutivo maquilla los datos con el objetivo de hacerlos más atractivos.
Según Bloomberg, la inflación del país suramericano se encuentra en el 9,7 por ciento. Una cifra "absolutamente irreal", explican las fuentes consultadas por este periódico, que entienden que el Gobierno falsea las cifras. "Sólo hay que ver los precios desorbitados que se pagan en Argentina", explican. De hecho, las mismas fuentes hablan de una inflación que podría encontrarse en el entorno del 20 por ciento.
Además, recuerdan su excesiva dependencia energética, que les hace importar inflación. "Argentina es un país que tiene muchos yacimientos, eso es cierto, pero necesitaría 30.000 millones de dólares para explotarlos. Mientras, tienen que importar petróleo", advierten las fuentes de mercado consultadas por elEconomista.
Sin embargo, resulta complejo que las empresas foráneas quieran invertir en el país, dada la agresiva política intervencionista que está llevando a cabo. Y es que si de momento el caso de YPF es un intento de nacionalización, hay que recordar que al país no le tembló el pulso a la hora de arrebatar los derechos de explotación de algunos yacimientos a la brasileña Petrobras. Una incertidumbre que ahuyenta la llegada de nuevos inversores.
Exceso de aranceles
De acuerdo con las mismas fuentes, el Gobierno argentino está tratando de proteger la industria nacional a través de una "excesiva" política arancelaria. "Si quieres comprar una bicicleta en Argentina, sólo tienes un modelo para elegir", denuncian. De hecho, en los últimos meses, las importaciones se han desplomado. Aunque la política intervencionista está penalizando a las exportaciones incluso.
El país habría perdido incluso en la exportación de la famosa carne argentina, que se está extinguiendo, precisan nuestras fuentes que hablan de un aprovechamiento de los campos de pasto bovino para la plantación de soja, materia prima de la que se están volviendo extremadamente dependiente, donde tienen como principal competidor a China.