
El Gobierno británico intenta minimizar la onda expansiva provocada por su decisión de eliminar las exenciones fiscales para los pensionistas. El Presupuesto ha abierto una herida de difícil cicatrización a la misma altura en la que los jubilados se la habían asestado ya a la Administración anterior.
Donde el ministro del Tesoro esperaba aplausos ante la gesta de rebajar impuestos a casi todos los espectros sociales en un contexto de austeridad, George Osborne recibió una bofetada mediática. Y lo que es peor, la única sorpresa de su tercer proyecto presupuestario ha generado un terremoto que podría llevar a activar medidas paliativas, como las que ya se había visto obligado a adoptar Gordon Brown en sus tiempos en el Tesoro, cuando se había atrevido a retocar el sistema del retiro.
Osborne esperaba golpes por la rebaja fiscal para las rentas altas. Un movimiento que preparaba desde que se mudó al 11 de Downing Street, por considerar que el 50 por ciento para los ingresos superiores a las 150.000 libras era "injustificable" ante el daño que supone para la economía. La filtración la semana pasada logró apaciguar la controversia inicial y el golpe de efecto de promover la mayor subida jamás registrada del umbral a partir del que pagar el impuesto sobre la renta debería encargarse del resto.
La cuadratura del círculo parecía resuelta: en un contexto de recortes, Osborne era capaz de aliviar la presión fiscal para todos, no sólo a los ricos a los que se le acusa de proteger, sino a rentas bajas y medias.
Subida de impuestos a los jubilados
Sin embargo, la tormenta por la reforma del régimen de los jubilados estalló sin avisar. La clave está en los ingresos libres de impuestos, hasta ahora, superiores para los mayores de 65. Con el nuevo modelo, el Gobierno instaura exenciones independientes de la edad, lo que llevará a unos 5 millones de británicos a perder una media de 83 libras.
Este año, los que superan la edad tendrán el privilegio congelado y, el próximo, los que la vayan cumpliendo verán la eliminación total. No obstante, George Osborne mantiene que en términos cuantitativos la situación de los mayores no empeorará. Un argumento apoyado en la subida de las pensiones a partir de abril, el máximo nunca registrado.
El Instituto de Estudios Fiscales, voz de la conciencia financiera de los gobiernos británicos, reconoció que el cambio es "relativamente modesto", pero reconoce que Osborne cometió un error al intentar presentarlo como una simplificación del sistema, en lugar de la subida de impuestos que es realmente.
Aun así, el ministro se mantiene en su posición: la paulatina subida del umbral para pagar el impuesto de la renta, 9.205 libras actualmente y con la aspiración de llegar a las 10.000 en 2015, hará realidad una exención única para trabajadores y jubilados.