El Secretario de Estado de Comercio indica que sin competitividad cualquier política de internalización está abocada al fracaso, por lo que defiende las reforma laboral, bancaria y energética, así como la liberalización de los mercados.
Aunque pertenece al cuerpo de Técnicos Comerciales del Estado, la carrera profesional de Jaime García-Legaz Ponce nunca había estado vinculada a la internacionalización. Sí tiene, en cambio, un profundo conocimiento del sector y una amplia experiencia en la Administración. Dirigentes del Partido Popular apuntan que es un "hombre a seguir" por su proyección futura en el partido y en el Gobierno.
Diputado por Murcia, ciudad en la que nació hace 43 años, tiene las ideas muy claras, fácil conversación y trato afable. Su carrera política ha estado muy ligada al expresidente José María Aznar y mantiene una excelente relación personal con Luis de Guindos.
En unos momentos en los que el sector exterior es, junto al turismo, el único motor que funciona en nuestra economía, ¿cuáles son las principales líneas de su política al frente de la Secretaría de Estado?
Lo primero, entender que sin competitividad cualquier política de internacionalización está abocada al fracaso. La mejor política de internacionalización es hacer una buena reforma laboral, es liberalizar los mercados, es hacer la reforma bancaria para que fluya el crédito y las empresas puedan financiar sus operaciones de exportación, y es hacer la reforma energética para bajar el coste de la energía a nuestra industria. Sin competitividad cualquier política de internacionalización está abocada al fracaso.
¿Y dentro de las políticas específicas de apoyo al sector?
En lo que es política de internacionalización propiamente dicha hay dos premisas con las que trabajar. Primero, que en un tiempo de escasez de recursos presupuestarios hay que trabajar agudizando el ingenio y reforzando aquellos instrumentos que no son propiamente de transferir recursos presupuestarios a las empresas. Uno de ellos, y muy importante, es la mejora del Seguro de Crédito a la Exportación, un instrumento que bien manejado es muy potente y no cuesta dinero. Si Cesce amplía su capacidad puedes ser mucho más ambicioso en tu política de internacionalización, sin que eso tenga un coste en el Presupuesto. Vamos a potenciar Cesce y aumentar los recursos de garantía de proyectos de internacionalización. Segundo, en un contexto de restricción del crédito privado, mejorar los flujos de crédito que el Estado puede canalizar a través del ICO hacia el sector exterior.
¿Se van a ampliar los recurso del ICO para la internacionalización?
En esta nueva etapa, el ICO va a reforzar muchísimo la línea ICO-ICEX para la internacionalización y, además, vamos a trabajar para que sea más ágil, más dinámica y que permita apoyar cualquier proyecto que llegue con mayor eficacia. En años pasados, el ICO dedicó muchos recursos a financiar operaciones concretas, opas, a apalancar operaciones en las que no tenía sentido la participación del Estado y, sin embargo, sí tiene mucho sentido que vaya a ser el motor financiero de las empresas en el exterior. Va a dejar ese tipo de operaciones para financiar proyectos de internacionalización.
¿Cuál será el importe disponible?
Todavía no puedo decir la cantidad de la que va a disponer la línea, pero será importante.
Pero, además de crédito, las empresas están demandando avales.
Las garantías de Cesce las vamos a ampliar, lo que ocurre es que también hay que entender que los bancos y las cajas de ahorros tienen que ser las entidades que sigan analizando y valorando el riesgo, porque el Estado no puede asumir riesgos que las entidades financieras no quieren asumir, porque el Estado no puede empezar a acumular riesgos excesivos que acaben generando un agujero. Eso no es razonable. Y ese es uno de los problemas que ha tenido el ICO directo.
¿Y en materia de promoción?
La tercera pata de nuestra política va a ser mirar mucho más a las empresas en la política de promoción. Para eso vamos a transformar el ICEX en un instrumento de colaboración público-privada. Esto lo han hecho ya otros países y queremos que no sea la Administración la que decida, la que planifica dónde van los recursos y la que elige los sectores a los que se dedican los recursos. El ICEX va a ser un instrumento en el que los propios sectores serán los que nos vayan guiando y en el que los criterios para la asignación de los recursos los va a marcar la evolución del mercado.
¿A esto responde la integración en el ICEX de Invest in Spain?
Vamos a meter Invest in Spain en el ICEX, pero la propia estructura interna del Instituto también se va a cambiar para ser una estructura completamente volcada hacia la atención a los sectores. Con un enfoque más probusiness, y que sea una ventanilla abierta hacia las necesidades sectoriales.
Las grandes empresas españolas se están quejando de que la situación económica española está penalizando su actividad exterior.
El principal problema de las grandes empresas en el exterior es la economía española. Les va muy bien fuera, pero mientras la economía española vaya mal a ellas les va mal, porque la marca España les perjudica. Y si la economía española va mal a nuestras empresas les cuesta financiarse tres o cuatro puntos más que a sus competidores. Ellos nos han dicho que quieren echar una mano en la recuperación de la economía española y que saben que la única vía de recuperación económica es el sector exterior y que para que el sector exterior tire necesitan que la pyme se enganche al proceso de internacionalización. En eso vamos a trabajar juntos.
La desaceleración de las economías europeas, ¿cómo va a afectar a una exportación como la nuestra, muy concentrada en la UE?
Nuestra debilidad exportadora tiene dos claves. Una, que nuestra exportación está excesivamente concentrada en Europa, y hemos visto que cuando se ha caído la economía europea se ha desacelerado nuestra exportación. Y dos, que exportan muy pocas empresas. Entonces, queremos decir a las pymes que tienen que salir y que les vamos a ayudar a salir, pero no sólo mientras se recupera la economía española, sino para siempre.
¿Impulsarán también una diversificación sectorial de nuestra oferta exportadora?
Tenemos que ampliar también nuestros bienes y servicios de exportación. Tenemos potencialidades exportadoras que no hemos aprovechado. España tiene uno de los mejores servicios sanitarios del mundo, pero apenas exportamos servicios y tecnologías relacionadas con la sanidad. España tiene el DNI electrónico, que es un sistema por el que se han interesado muchísimos países. Tenemos una Agencia Tributaria que es un ejemplo de eficiencia en todo el mundo. Y no nos hemos molestado en exportar estas tecnologías. Ahí tenemos una compañía como P4r que queremos que sea el gran instrumento de apoyo a la exportación de todos estos servicios y que va a trabajar con todos los ministerios a la hora de abrir los servicios públicos españoles al resto del mundo.
¿Van a reestructurar también Cofides y los fondos de apoyo a la internacionalización?
En Cofides vamos a ampliar su actividad para que financie operaciones más pequeñas. En el caso del Fiex y Fonpyme, muchas empresas nos han hecho llegar reflexiones sobre el funcionamiento de estos fondos. Las estamos analizando y estamos trabajando para hacerlos más ágiles. Y también estamos haciendo una revisión del FIEM para garantizar que el instrumento se ajuste a las necesidades de las empresas, eliminando rigideces.
Estamos en época de recortes. ¿Toca también este año ajustarse el cinturón en el sector exterior?
Ya se ha producido un ajuste muy importante. Con el acuerdo de disponibilidad se redujo de forma muy sustancial el presupuesto del ICEX, un 14 por ciento más respecto al año pasado. A mí me gustaría disponer de muchos más recursos de los que tengo, pero el agujero que dejó el Gobierno anterior es de tal calibre que al final no queda más remedio que meter la tijera en todos los sitios. Yo soy pragmático. No me voy a poner a llorar, y lo que tengo que hacer es utilizar el dinero que nos quede de la mejor manera posible y que se ejecute presupuestariamente hasta el último euro. Lo que sí vamos a incorporar es la evaluación estricta de todos los instrumentos de apoyo a la internacionalización para saber qué programas funcionan y cuáles no. Y los instrumentos más eficaces tendrán más presupuestos a costa de los otros.
¿Tiene intención este Gobierno de recuperar la necesaria colaboración de las empresas españolas en la política de ayuda al desarrollo?
No es algo que me corresponda a mí decidir, pero el equipo del Ministerio de Asuntos Exteriores sí me ha hecho llegar su idea de que la ayuda al desarrollo no es incompatible con que las empresas españolas sean las que ayuden a ejecutar los proyectos. No digo cooperación ligada, pero sí que no haya hostilidad a la idea de que la actividad económica de la empresa española y la ayuda al desarrollo sean compatibles.
La descoordinación y el consiguiente despilfarro de recursos escasos ha sido también una constante en nuestra política comercial.
Lo primero que hemos hecho es decir a las comunidades autónomas que tenemos que ir de la mano, no es sólo que sus oficinas comerciales se integren en la red del Estado, sino que trabajemos juntos en las misiones comerciales o la programación de ferias, que no hagan la guerra por su cuenta. Eso no es positivo, porque supone dispersar esfuerzos y transmitir una mala imagen de España. Me da la impresión de que muchas veces las misiones comerciales de las comunidades autónomas son más para mantener unas estructuras de la propia comunidad, por intereses de quienes están gestionando esas estructuras, que por intereses generales.
¿Y respecto a las organizaciones empresariales?
Estamos trabajando para delimitar también cuál es el papel de la CEOE y de las Cámaras de Comercio. Creemos que cada una tiene su papel, pero no puede ser el mismo. Y estamos coordinando también la labor de los distintos departamentos ministeriales. Es muy positivo que el Ministerio de Asuntos Exteriores haya apostado por la diplomacia económica, que nuestros diplomáticos se dediquen mucho más a ayudar a las empresas, trabajando conjuntamente con el Ministerio de Economía. Y también hay otros ministerios que tienen mucho que aportar ayudando a sus empresas de referencia, como el Ministerio de Fomento, o el de Agricultura, Industria, Defensa?
¿Asia seguirá siendo un destino prioritario para España?
Si, pero también Estados Unidos, que tiene unas oportunidades que hasta ahora han aprovechado nuestras grandes empresas, pero Estados Unidos va a seguir siendo la primera economía del mundo durante mucho tiempo, y que además tiene unas necesidades de inversión en infraestructuras y energía muy importantes en la próxima década y nadie está mejor posicionado que la empresa española.
Finalmente, dentro de las medidas de ajuste ¿van a suprimir oficinas comerciales?
No. Vamos a trasladarlas. La idea es que en aquellos sitios donde necesitamos reforzar la presencia vamos a ir trasladando, paulatinamente, efectivos de las oficinas mejor dotadas, en países donde las economías son más maduras, hacia aquellas oficinas que son más pequeñas y que están saturadas. No tiene sentido que oficinas como las de Nueva York o Londres, que estaban pensadas para cuando la empresa española todavía no tenía presencia allí, sigan con la misma estructura y tengamos economías de Oriente Medio o de países emergentes de Asia donde la demanda de las empresas españolas está creciendo mucho y nuestras oficinas allí no tienen capacidad para atenderlas.