
Comenzó la cumbre europea ayer por la tarde con el resultado en contra para Mariano Rajoy. Y por la noche, al cierre de esta edición, aún se ignoraba si el presidente español habría logrado remontar gracias a sus gestiones con el resto de los jefes de Estado o de Gobierno de los 27 países de la UE. Reino Unido y República Checa no firman el pacto fiscal de Bruselas.
"Los países bajo el escrutinio de los mercados tienen que estar preparados por si necesitaran seguir adoptando nuevas medidas de consolidación presupuestaria", figuraba en la versión del borrador de las conclusiones de la cumbre que a media tarde circulaba como la pólvora por los pasillos de la Bruselas comunitaria. Documento al que tuvo acceso elEconomista.
La redacción del borrador era más dura, al menos más clara, que un informe para alimentar el debate de la cita elaborado por los servicios del conservador belga Herman Van Rompuy, presidente del Consejo Europeo, que rezaba: "Los países bajo programa de asistencia [rescate] o bajo el escrutinio del mercado deberían ceñirse a los objetivos acordados".
De Guindos se pliega
Traducción libre para el caso español: la UE presionaba a Rajoy y a su equipo de negociadores para forzarles a ejecutar un tijeretazo duro del déficit público. La redacción definitiva de las conclusiones del Consejo Europeo dirá si el Gobierno y la diplomacia española lograron o no darle un vuelco a la situación.
La suerte pareció echada en contra de España, cuando por la tarde el ministro de Economía, Luis de Guindos, admitió que hasta mayo no habrá una decisión europea sobre si España puede o no suavizar las exigencias de Bruselas.
Madrid aspiraba a arrancar esta misma semana margen de maniobra para amortiguar la batería de recortes que incluirán los inminentes presupuestos generales del Estado para este año, recortes que agravarán la contracción de la actividad económica y del empleo. De manera que sí las cuentas se hacen pensando en cumplir el exigente 4,4 por ciento de déficit, deberán incluir un recorte de nada menos que 40.000 millones de euros. Algo a lo que el Gobierno español no parece muy dispuesto.
De Guindos participó ayer en Bruselas en una reunión del Eurogrupo -Consejo de Ministros de Economía y Finanzas de la zona euro-, prolegómeno de la cumbre de jefes de Estado o de Gobierno. Al término del encuentro, el ministro español defendió que ayer se "inició el proceso" para flexibilizar el objetivo de déficit. Pero confesó que "en mayo tendremos la decisión final".
El Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, obligado por el grueso de sus socios del euro, se comprometió a que el déficit público español se limitara al equivalente del 6 por ciento del producto interior bruto en 2011, al 4,4 por ciento en 2012, y al 3 por ciento en 2013.
Pero las cifras oficiales recién publicadas por el Gobierno de Mariano Rajoy desvelan que 2011 se cerró con un déficit del 8,5 por ciento, lo que dificulta lograr el 4,4 por ciento este año. De modo que presiona para que este año Europa no exija bajar el déficit más allá de alrededor del 5,5 por ciento. Según informó ayer el diario ABC, De Guindos prometió a sus homólogos europeos un recorte de 15.000 millones de euros, además de los 15.000 millones previamente anunciados en diciembre.
Por la mañana, el presidente de la Comisión Europea, el conservador portugués José Manuel Durao Barroso, había reiterado que "no sería correcto" suavizar el objetivo de déficit para España sin antes conocer los motivos del desvío presupuestario de 2011 y el proyecto de presupuestos para el año que viene.