México es uno de los principales destinos de la inversión española en el exterior. Al mismo tiempo, España es hoy con 5.000 millones de dólares el segundo país inversor en México, después de Estados Unidos, y hay más de 300 empresas españolas ubicadas en el país.
En el periodo 1994-2005 las inversiones fueron de 15.341 millones de dólares, por lo que los empresarios españoles están muy pendientes del resultado de los comicios del domingo, en el que 71 millones de mexicanos están llamados a ejercer su derecho al voto para elegir presidente de la República para los próximos seis años, renovar la Cámara de Diputados y Senadores y elegir gobernadores en otros cuatro estados.
El consejero económico de la Oficina Comercial de España, Mariano Muela, ha confirmado a elEconomista que los empresarios españoles asisten con gran interés el desarrollo de la contienda electoral en México. Pero lejos de tener algún temor, asegura que están dispuestos a colaborar con la nueva administración ya que entienden que "todos los partidos y candidatos garantizan la democracia y la estabilidad del país".
Tomando partido
"La empresa española va a seguir colaborando e intensificando su participación en México y es previsible que las relaciones comerciales aumenten sea quien sea el nuevo presidente" apunta Mariano Muela. No en vano, en el primer trimestre de 2006 la exportación a México se incrementó en un 30 por ciento respecto a 2005". Así pues, contra lo que pudiera creerse, la actividad empresarial no se ha visto afectada por la campaña electoral, agregó.
Desde un sector del empresariado mexicano se ha estado haciendo campaña en contra de la opción de la coalición de izquierdas, encabezada por Andrés Manuel López Obrador, el favorito en las encuestas, y a favor de Felipe Calderón, el candidato de la derecha. Al primero se le señala como un riesgo para la estabilidad económica del país y al segundo como la opción segura. Sin embargo, sólo la empresa Eumex, que ha estado envuelta en litigios con López Obrador desde que éste fuera el alcalde de México DF, ha anunciado que se irá del país si gana el candidato de la izquierda.
¿Riesgo real o mito?
Desde que anunció su candidatura, López Obrador ha sido acusado por sus opositores de ser "un riesgo para la inversión extranjera", porque llevaría al país al endeudamiento. Además arremeten contra sus discursos, en los que dice que los "ricos y empresarios" no pagan impuestos.
López Obrador, en cambio, ha insistido en que él no va a perseguir a los empresarios sino a los empresarios corruptos. En su cierre de campaña de ayer ante las más de 200.000 personas que abarrotaban la Plaza del Zócalo, lanzó un guiño a las compaías y a la comunidad internacional y aseguró que no va a actuar de forma irresponsable: "No vamos a endeudar al país con nuestra propuesta de crecimiento, empleo y bienestar. Nada de eso. Mantendremos el control en las variables macroeconómicas, es decir, habrá control del déficit público, se garantizará la autonomía del Banco de México y se evitará la inflación. En pocas palabras, habrá un manejo técnico, no ideológico, de la economía".
Obrador también aseguró que "su propuesta de desarrollo no requiere de la contratación de deuda pública, ni de aumentar impuestos, ni de crear nuevos impuestos", sino de luchar contra la corrupción, implementar una política de austeridad del Estado con el que piensa ahorrar 10.000 millones de dólares anuales y acabar con los privilegios fiscales. Esto, "beneficiará a toda la sociedad y también a los emprendedores", concluyó.
No todos los empresarios y analistas están en contra de Obrador. Para muchos, su propuesta de cambio es la "esperanza" para acabar con la corrupción y la desigualdad en el país, que, a pesar de la estabilidad macroeconómica, sigue estancado en crecimiento y creación de empleo. La opción de Calderón sería para este sector "más de lo mismo: corrupción, elevada delincuencia, desempleo y emigración, además de que están pendientes las reformas fiscal, laboral y energética que Fox no ha sabido o no pudo realizar en sus seis años de gobierno.
Caballo seguro
El lema de Felipe Calderón, el candidato de la derecha, es el de ser el presidente del empleo. Según muchos analistas es la opción segura para la economía porque ha anunciado que continuará en la línea de Vicente Fox, que ha mantenido la estabilidad presupuestaria y la disciplina fiscal. Calderón ha basado también su propuesta económica en la atracción de la inversión nacional y extranjera para generar empleo. En ese sentido, se ha comprometido " a crear las condiciones más favorables para fomentar la inversión".
La estabilidad económica que supondría un gobierno de Felipe Calderón, "en contraposición a las propuestas de otros candidatos, permitirá mejorar el gasto público, bajar las tasas de interés, mantener a raya la inflación y asegurar la independencia de la banca", afirman sus seguidores.
La apuesta por el equilibrio regional, que permita reducir las diferencias entre el norte y el sur, se atenderá, por otra parte, a través del fomento de la construcción de infraestructuras y completando varios ejes de comunicación. Estas inversiones, según Calderón, pueden hacerse mediante la actividad privada.