Economía

El último Eurogrupo: doce horas de reunión para salvar a Grecia del abismo

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El presidente francés, Nicolas Sarkozy, con la canciller alemana, Angela Merkel.

Comienzan a salir a la luz algunos de los entresijos del Eurogrupo -Consejo de Ministros de Economía y Finanzas de los diecisiete Estados que comparten el euro como moneda única- que en la madrugada del lunes al martes desbloqueó las ayudas para reanudar el rescate de Grecia, e impedir su quiebra inminente y el contagio de España e Italia.

Fuentes comunitarias han asegurado a elEconomista que la reunión tuvo una duración maratoniana por la táctica de los negociadores: nadie quería desvelar sus cartas, y durante las primeras horas los ministros se dedicaron a especular antes de desencadenar una negociación real.

La reunión empezó con media hora de retraso respecto al horario inicialmente previsto, las tres y media de la tarde, y concluyó cerca de las cinco de la madrugada. Luis de Guindos, el ministro español de Economía, confesó el martes por la mañana que sólo tuvo tiempo para dormir tres horas entre el final del Eurogrupo y el inicio al día siguiente del Ecofin -Consejo de Ministros de Economía y Finanzas del conjunto de los veintisiete países de la UE-. Hubo eurócratas (diplomáticos y eurofuncionarios) que apenas durmieron una hora entre zanjar los últimos trámites al término del Eurogrupo y comenzar los preparativos del Ecofin.

Táctica de desgaste

Ellos se lo buscaron. La reunión del Eurogrupo empezó sin ritmo y sin urgencia. Todos los negociadores tenían claro que aunque hubieran empezado a las nueve de la mañana, la sesión se eternizaría de manera irremediable hasta bien entrada la madrugada. Con total parsimonia, la cita comenzó con una táctica de desgaste, una guerra de nervios, en la que el objetivo de cada ministro era llegar lo más lúcido posible al sprint final.

La tardanza, típica en las negociaciones comunitarias relevantes, aquellas en las que países como Alemania contribuyen con el dinero de sus ciudadanos de a pie y otros como Grecia son destinatarios netos del maná -reformas de las ayudas agrícolas, reparto de fondos regionales, etcétera-, es también una puesta en escena. Todo ministro busca, a la hora de enfrentarse a su opinión pública tras haber hecho concesiones en Bruselas, el dramatismo de supuestamente haber defendido a cara de perro los intereses de su país en una velada pugilística interminable.

La estrategia para demorar el desenlace de la reunión, una vez más, fue recurrir a lo que en la jerga comunitaria se denominan los tours de table: cada ministro alrededor de la mesa, de manera formal y casi soviética, repite machaconamente y por turno sus argumentos. Dar una vuelta a una mesa con diecisiete ministros, un comisario europeo, y la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) supera con facilidad una hora y no aporta nada nuevo.

La negociación real

Cuando se desencadenó por fin la negociación real, la reunión se interrumpió tres veces para negociar en paralelo con los bancos la quita supuestamente voluntaria de alrededor del 70% que finalmente se impondrá sobre la deuda pública griega en su poder. El Gobierno griego estuvo asesorado en todo el proceso por el banco de inversión Lazard.

Los ministros permanecieron en la sala durante las interrupciones, a la espera de noticias de las concesiones de la banca. En general, cuando se detiene una reunión ministerial o una cumbre en la UE, los ministros y los jefes de Estado o de Gobierno se van a los despachos que cada delegación nacional tiene en el edificio del Consejo para mantener reuniones bilaterales o aprovechar el receso y trabajar en temas nacionales. O se van al hotel a echar una cabezada.

En la negociación con los bancos, igual: nadie destapaba sus cartas. Los bancos pedían garantías de que los Estados rescatarían a Grecia si ellos aceptaban la quita, y los Estados pedían más a los bancos sin darles garantías de que la operación vaya a salir adelante porque entre las condiciones está que todo lo deben aprobar los parlamentos nacionales, y que Grecia tiene que demostrar antes de que termine este mes que ya está ejecutando sus promesas. Holanda y Alemania amenazaron con dejar caer a Grecia si la banca no pasaba por el aro.

En realidad, la negociación sigue en marcha de manera soterrada. El FMI no ha desvelado aún su aportación a la segunda operación de rescate de Atenas, entre otras razones, para presionar a Alemania para que acepte aumentar el fondo de rescate de países en apuros.

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