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Economía

La patronal niega que el nuevo marco del ERE sea barra libre para despedir

  • Los sindicatos aún no quieren responder con una huelga general a la reforma
El presidente de la CEOE, Juan Rosell. Foto: Archivo

La patronal lo tiene claro: la supresión de la autorización de la Administración para la tramitación de expedientes de regulación de empleo (ERE) no es una "barra libre para el despido", porque los empresarios no tomarán decisiones unilaterales, precisaba ayer el responsable de Relaciones Laborales de CEOE, José de la Cavada.

Lo que ocurre, aduce, es que ese trámite era un "instrumento de ralentización y encarecimiento del coste de las extinciones". Pero los ajustes de plantilla se seguirán negociando, indica, lo que pasa es que las empresas sin representación sindical tendrán más fácil emprenderlos. Así se pronunció ayer el representante patronal en un debate organizado por la Asociación para el Progreso de la Direccion (APD).

No dará fruto a corto plazo

Mientras, el presidente de CEOE, Joan Rosell, afirmaba que la reforma laboral aprobada por el Gobierno el pasado viernes no dará fruto "como mínimo, hasta después del verano".

Pero no es algo consustancial a esta reforma; es que ninguna otra crearía empleo a corto plazo, precisaba Rosell, porque "la situación de la economía española es muy compleja y le falta financiación para crear empleo mañana".

Algo en lo que coincide el análisis del Instituto Cuatrecasas, cuyos responsables remitían ayer a las duras previsiones macroeconómicas para explicar que el aumento del paro que se vislumbra no se puede adjudicar a la nueva normativa. "Es difícil concebir a una empresa despidiendo sólo por la aprobación de reforma", indicaba ayer el socio y presidente del Instituto y catedrático de Derecho del Trabajo de Esade Salvador del Rey. El experto jurídico también incidió en la necesidad de discutir bajo la lupa de la Constitución algunos extremos del nuevo Decreto Ley, como el periodo de prueba de un año.

En espera del 'clima' adecuado

En el primer acto conjunto de UGT y CCOO tras la nueva normativa, ayer, los sindicatos afirmaban que esperarán para convocar una huelga general hasta que se dé un cambio en el "estado de ánimo" de los trabajadores. Mientras, se conforman con hacer ruido, según se desprende de su llamada a convertir la calle en un "hervidero" en la manifestación que han señalado para el próximo 19 de febrero, en la que sin duda probarán su capacidad de convocatoria.

"Tenemos que hacer un trabajo ingente para conseguir la fuerza que algunos creen que no tenemos", dijo ayer Ignacio Fernández Toxo. Su homólogo en UGT, Cándido Méndez, aseguró que antes de reaccionar con huelga al "despido único" hay que testar "el estado de ánimo de la población".

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