A menudo, cuando se habla de la deuda pública española, se insiste mucho en el hecho de que no hay que preocuparse porque es menor que la de otros países de Europa, al representar el 70% del PIB español, frente al 80% de Alemania o de Francia. También se recuerda que la deuda pública supone solo el 33% de la deuda total española, el resto es deuda privada. Ahora bien, ¿cuánto hay de cierto en estos dos argumentos?
El Catedrático de Economía Xavier Sala i Martín recuerda en su blog que la deuda pública es grande o pequeña en relación a la capacidad de pagarla. "Hablar de Deuda/PIB supone, al final y cabo, hablar de la cantidad de años que se tardaría en pagar toda esa deuda si el gobierno español dedicara todo el dinero que ganan todos los españoles a pagar la deuda".
Si el Gobierno pudiera disponer de toda esa cantidad, tardaría el 70% de un año en pagar sus deudas. Pero evidentemente sólo puede emplear el dinero que ingresa él mismo. "Del mismo modo, que la deuda pública sea mayoritariamente privada también es no informativo porque la mayoría del PIB también es del sector privado", opina Sala i Martín.
Lo más correcto, entonces, sería preguntarse si la deuda pública es alta o baja en relación a la capacidad del Estado de poder pagarla. ¿Y de qué depende esa capacidad? De los ingresos obtenidos, pero también de los gastos ya comprometidos. "Para poder pagar el Estado debería ser capaz de generar superávit fiscal, tener más ingresos que gastos".
Pero no es el caso, dado el contexto económico actual, con caídas de la recaudación e incrementos de los subsidios de paro... España tiene serias dificultades para generar superávits y, por lo tanto, serias dificultades para poder pagar sus deudas, argumenta Xavier Sala. En consecuencia, la deuda pública es, en contra de lo que se argumenta, demasiado alta en relación a la capacidad de pagar por mucho que se diga que el ratio Deuda/PIB es menor que en Alemania o Estados Unidos.
Sobre la deuda bancaria
El Catedrático de Economía también alude a la deuda bancaria, "una deuda pública latente que todavía no está contabilizada y que es la que ocasiona grandes incertidumbres en los mercados financieros".
Se espera que el gobierno acabará poniendo dinero público para evitar la quiebra de alguna ex-caja importante como Caixa Catalunya o Caja Madrid (transformadas ahora en Catalunya Caixa y Bankia respectivamente), apunta Sala i Martín.
Finalmente, prosigue, no hay que olvidar que la probabilidad de mantener superávits a largo plazo será todavía menor debido al envejecimiento de la población. "Los primeros ciudadanos del baby boom ya se acercan a los 65 años y un vasto número de trabajadores se va a jubilar en los próximos años".
Otro elemento a tener en cuenta es el de la competitividad, que no sería un problema si España creciera un 4 o un 5%. En ese caso, "el crecimiento reduciría las necesidades de financiar desempleados y aumentaría la recaudación fiscal. El problema es que no se están promoviendo políticas de aumento de la productividad con la absurda y temeraria excusa de que no van a tener efecto hasta el largo plazo", sentencia. Así pues, "España sigue sufriendo una crisis de deuda pública".