Mientras la carrera a la Casa Blanca marcará buena parte del presente año, muchos advierten que lo peor para la economía de Estados Unidos todavía está por llegar. De hecho el que fuera director de Presupuesto de la administración Obama, Peter Orszag, ahora vicepresidente de banca global en Citigroup, asegura que 2013 podría convertirse en el año en que la tormenta perfecta podría provocar una catástrofe política a este lado del Atlántico.
Como bien apuntó el ejecutivo de Citigroup en una conferencia sobre deuda soberana organizada por Bloomberg, la prueba de fuego del Congreso tendrá lugar el año que viene con la aprobación de leyes cruciales, como extensión de la reducción de impuestos de la era Bush, el gasto en defensa y el aumento del techo de la deuda.
"Va a ser raro que tengamos que esta conflicto legislativo y no podamos hacer realmente nada", dijo Orszag, quien argumentó que cualquier gobierno que quisiera impulsar esta clase de agenda para salvaguardar la economía del país tendría que controlar la Casa Blanca, la Cámara de Representantes y al menos 60 escaños en el Senado.
En el caso de que las elección no produzcan un resultado similar, será difícil para el nuevo gobierno o el reelegido obtener cualquier tipo de resultado satisfactorio, ya que la situación sería muy similar a la batalla partidista vivida durante el debate del techo de la deuda el pasado mes de agosto.
Orszag reconoció que "el problema político central de la próxima década estará centrado en el modelo de división" de la política partidista, dijo. Esto, claro está, puede hacer mucho daño a la economía del país. "Creo que esa clase de dinámica no funcionan ... Hay que buscar más mecanismos automáticos para evitar posibles parálisis legislativa que deriven en momentos duros, como los vividos el verano pasado".
De hecho, el Fondo Monetario Internacional ha exigido a EEUU, su mayor donante, que impulse la formulación y puesta en práctica de planes de consolidación creíbles, porque ningún país puede dar por descontada su condición de refugio seguro, en referencia a la crisis que vive en estos momentos el Viejo Continente. Durante la presentación de su Monitor Fiscal, el FMI ponía de manifiesto como EEUU terminó 2011 con su déficit una décima mejor de lo esperado, hasta situarse en el 9,5%. Este año el déficit debería situarse en el 8% y el siguiente al 6,4%. Eso sí, estos cálculos incluyen la previsión de que el Congreso extienda las rebajas fiscales a las nóminas de la clase media.
Además, en la actualización de sus previsiones de crecimiento mundial (WEO, por sus siglas en inglés), los expertos del Fondo han reducido en tres décimas la previsión de crecimiento del PIB norteamericano en 2013, cuando la primera economía del mundo crecerá a un ritmo del 2,2 por ciento. De nuevo, cualquier desvio en sus planes fiscales podría hacer descarrilar esta situación.