
Grecia y sus acreedores privados están cerca de llegar a un acuerdo sobre la quita de una parte importante de su deuda, según ha asegurado hoy el portavoz del gobierno, Pantelis Kapsis. Sin embargo, la prensa griega ya ha empezado a filtrar los posibles detalles del acuerdo, que podría ser incluso anunciado hoy mismo.
Tanto el primer ministro griego, Lukas Papademos, y su ministro de Finanzas, Evangelos Venizelos, han estado reunidos con el director del Instituto Internacional de Finanzas (IIF), que representa a la banca internacional tenedora de la mayoría de los bonos griegos en manos del sector privado. Se espera que la cita se reanude esta tarde.
Según el griego Proto Thema, Gobierno y acreedores habrían llegado a un principio de acuerdo para un canje voluntario de la deuda. Además, habrían acordado que los nuevos bonos que reemplazarán a los existentes tengan un vencimiento a 30 años y lleven un cupón del 3,1% al principio para alcanzar luego el 3,9% y finalizar en el 4,9%.
Lo que ha filtrado este medio es si las pérdidas que tendrán que asumir los tenedores de bonos serán superiores al 50% pactado en octubre, o la quita superará esa cifra.
Por su parte, el canal de televisión griego Skaï informa de que la quita de la deuda alcanzaría hasta el 65% y los antiguos bonos serían canjeados por títulos de valor depreciado a un interés del 3,5%.
Otra fuente cercana a las negociaciones asegura a Reuters que Grecia y sus acreedores privados están acercándose a un acuerdo sobre un canje de deuda que causaría una pérdida del 65 al 70% a los inversores en bonos.
Hace dos días, el ministro de Finanzas griego, Evangelos Venizelos, apuntó que el acuerdo con la banca acreedora para perdonar a Grecia el pago de unos 100.000 millones de euros podría llegar "antes del final de esta semana".
Ese plan, bautizado como Participación del Sector Privado (PSI), supone, en principio, la quita del 50% del valor nominal de la deuda y la sustitución de los bonos por títulos depreciados, más una compensación financiada con el nuevo préstamo de 130.000 millones de euros prometido por la UE y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
El interés de la nueva deuda ha provocado fricciones desde que el plan se anunció en la cumbre europea del pasado octubre.