Economía

La Seguridad Social entra en déficit tras pagar la "extra" de diciembre

Octavio Granado, ex secretario de Estado de la Seguridad Social. Foto: archivo.

Son algo más de 17 millones los afiliados a la Seguridad Social que están sustentando a 8,8 millones de pensionistas. Y por muchas cuentas que se hagan, los números no salen. El nuevo Ejecutivo ya ha advertido que la Seguridad Social se precipitó al déficit en 2011. Exactamente, prevé un agujero del 0,2 por ciento del PIB, aunque todavía no se han cerrado las cuentas. El secretario de Estado de la Seguridad Social, Tomás Burgos, ha confirmado hoy que no se va a producir superávit.

El sistema lleva meses viendo cómo su superávit se va reduciendo a una velocidad de vértigo. Aunque hasta ahora presuma de un excedente de 6.457,6 millones de euros (según la última ejecución presupuestaria, la de noviembre), el desembolso de la paga extra de diciembre y la paga compensatoria de la desviación del IPC apuntan a que los ingresos por cotizaciones ya no son suficientes para pagar las prestaciones.

En el mes de diciembre, el gasto de la Seguridad Social se duplicó. Y teniendo en cuenta que los ingresos llevaron un ritmo descendente durante todo 2011 y los gastos fueron en aumento, la única pieza que habría podido nivelar el desajuste del sistema habrían sido los intereses que genere el Fondo de Reserva, invertido en su mayor parte en deuda española.

La extra liquidará el superávit

Durante el ejercicio de 2010, la nómina de las pensiones se situó sobre los 6.800 millones de euros mensuales. Un pago que en el mes de diciembre se disparó hasta los 12.200 millones de euros por la paga extra. En 2011, sin datos cerrados, se prevé que el ritmo de pagos haya llevado la misma tendencia. A pesar de que el año pasado se congelaron las pensiones contributivas, la nómina se sitúa en más de 7.100 millones mensuales. Cantidad que previsiblemente se duplique debido a la extra navideña.

Además, a esta cuantía se debe añadir la paga compensatoria por la desviación del IPC, que en 2011 supone un gasto de 855 millones, mucho menos que en 2010, cuando alcanzó los 2.400 millones. Esta vez sólo se han de compensar las pensiones no contributivas. Por supuesto, éste no es el único gasto que se duplica en el mes de diciembre. La paga de subsidios y otras prestaciones también se duplica. De hecho, en 2010 pasó de estar en torno a los 800 millones a elevarse hasta los 1.862 millones.

Es decir, las cuentas de la Seguridad Social deberían haber tenido un superávit similar al de 2010 en la recta final del año pasado para mantener las cuentas en números negros y no cruzar la barrera hacia el abismo del déficit. Pero, a finales de octubre, el excedente del sistema se redujo casi un 40% en términos interanuales. En noviembre, el superávit era de 6.457 millones frente a los 11.100 millones de euros que se registraban en 2010.

Menos empleo y recursos

La reducción del superávit se explica esencialmente por la reducción que están registrando los ingresos. Mientras que en noviembre de 2010 la Seguridad Social recibía 112.398,60 millones de euros de operaciones no financieras, esencialmente de las cotizaciones, en el mismo mes de 2011 los ingresos se redujeron hasta los 110.163,32 millones de euros.

Incluso después de que el Ministerio de Trabajo elevara las cuotas a la Seguridad Social en los Presupuestos Generales del Estado, a pesar de demandar al mismo tiempo moderación salarial para ganar competitividad.

La culpa, sin duda, es de la destrucción de empleo. Y en el empleo era donde se apoyaban todas las esperanzas del anterior Ejecutivo socialista para que el sistema de pensiones arrojara en 2011 un superávit del 0,4 por ciento del PIB y ayudara a su vez a alcanzar ese deseado 6 por ciento de déficit público. Se tenían que haber creado 43.400 puestos de trabajo de forma neta en 2011, lo que hubiera elevado los ingresos en 400.000 euros.

Pero, según los datos de noviembre, hasta entonces se perdieron más de 300.000 afiliaciones. Además, las aportaciones que provienen de los parados que cobran prestación también merman al disminuir su número.

Compra de deuda española

Las cuentas no casan de ninguna manera. Eso sí, la congelación de las pensiones contributivas ahorró al sistema unos 1.500 millones, según las previsiones que manejaba el anterior Ejecutivo. Un recorte que mantenía las cuentas con superávit a falta del dato de fin de año.

Aun así, no es el único as que el exsecretario de Estado se guardó en la manga. Los golosos intereses de la deuda española llamaron pronto su atención. Así que, con el objetivo de cubrir las emisiones del Tesoro, Octavio Granado desvió todos los recursos del Fondo de Reserva y los centró en la deuda española.

Todo ello pese a que la ley recomienda invertirlos sólo en valores de máxima solvencia. Pero cuanto más descendía la solvencia de la deuda española en el ranking de las agencias calificadoras, más atractivos eran los intereses. La prima de riesgo subió por encima de los 400 puntos, pero entonces Granado ya tenía invertido más del 90 por ciento de los 64.375 millones de euros de la hucha de las pensiones. La rentabilidad no puede ser mejor. Si en 2010 se fijó en el 3,96 por ciento, en 2011 los intereses subían por encima del 4 y del 5 por ciento.

Esto hace pensar que el ingreso de operaciones financieras superará con creces los 2.911,38 millones de euros de 2010. Es más, si en noviembre de ese año las aportaciones a la Seguridad Social provenientes de operaciones financieras eran de 615 millones de euros, durante el mismo periodo de 2011 la cifra escalaba hasta los 1.215,61 millones.

Además, por si esto no fuera una inyección extra, en verano el Consejo de Ministros posibilitó la inversión de los recursos que el sistema tuviera en caja para tener liquidez para pagar las pensiones de ese mes. En el mes de julio, había en caja más de 6.000 millones de euros, que pudieron ser invertidos en deuda española a corto plazo, no siendo superior al año. Hasta ahora, Trabajo no ha dado cifras de qué cantidad ha invertido en deuda y a qué rentabilidad lo ha hecho.

Así las cosas, si Granado consigue que las cuentas arrojen superávit -algo que él mismo ha puesto en duda al decir que, si fuera necesario, todavía tiene en caja los superávit de años anteriores-, no sería la primera vez que los intereses de la deuda salvan las cuentas de la Seguridad Social. En 2010 ya pasó. Los ingresos de las operaciones financieras fueron de 2.911,38 millones, mientras que el superávit sólo ascendía a los 2.382,9.

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