Serán las clases medias-altas y altas las que soporten la mayor parte de la reforma tributaria del Gobierno de Mariano Rajoy, que prevé recaudar 4.100 millones de euros extra por las rentas de trabajo y otros 1.240 millones más gracias al nuevo gravamen sobre las rentas del capital.
Según las declaraciones de IRPF, en España sólo el 5,4 por ciento de los trabajadores declara unos ingresos procedentes del trabajo superiores a los 53.000 euros. Este colectivo, que no llega al millón de personas, soportará el 42 por ciento de la subida tributaria, es decir, que pagará unos 1.726 millones de euros adicionales.
De este conjunto, el tramo más alto, el de aquellos contribuyentes con ingresos declarados superiores a los 300.000 euros, está compuesto por unas 27.000 personas (el 0,2 por ciento de los ciudadanos que realizan la declaración de la renta), que soportará el 9,4 por ciento del volumen del nuevo recargo. La aportación estimada se acercará a los 390 millones de euros. La progresividad de la reforma se muestra en que el tramo más bajo, compuesto por algo más de 10 millones de contribuyentes, aquellos que ganan menos de 17.000 euros anuales, sólo aportará en conjunto unos 135 millones más, en torno a 525 millones de euros.
En cuanto al segundo grupo más numeroso, formado por aquellos que declaran unos ingresos anuales comprendidos entre los 17.000 y los 33.000 euros, aportarán unos 960 millones a la reforma, una cifra muy similar al pago extra global que realizarán los que perciben entre 53.000 y 120.000 euros. La diferencia es que el primer colectivo está formado por el 25 por ciento de los contribuyentes totales, unos 5,3 millones, mientras al segundo sólo pertenecen el 4,6 por ciento de los ciudadanos, unas 845.000 personas.
Una reforma que todos los expertos consideran dura, pero que al menos ha devuelto la progresividad fiscal, de tal modo que sean los que tienen más ingresos los que tengan también que realizar un esfuerzo mayor. Según explicó el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, al presentar las medidas de ajuste, una persona, soltera y sin hijos, que perciba uns renta de 16.000 euros al año, tendrá que aportar a Hacienda 53,86 euros más, mientras que si ganara cerca del doble, 30.000 euros, la factura se triplicaría, hasta alcanzar los 248,88 euros.
Pero es en los ingresos por encima de 70.000 euros, cuando la factura fiscal se dispara, hasta 1.471 euros. Si se gana 160.000 euros, el recargo sube hasta 5.420 euros y a más de 20.000 euros para ingresos anuales superiores a los 400.000.
De todos modos, aunque el esfuerzo sea menor para las clases más bajas, pocos dudan que tendrá repercusión en el consumo, lo que contribuirá a la ralentización adicional de la economía para este año y que el nuevo Gobierno no duda en advertir que se avecina un inicio de 2012 en recesión.