Faltan unas horas para que se conozcan los dos secretos mejor guardados de Rajoy desde el pasado 20 de noviembre: la estructura y la composición de su primer Ejecutivo.
El baile de nombres que comenzó nada menos que en agosto, dadas las encuestas favorables, no ha hecho más que incrementarse semana tras semana. Hay quien ha llegado a contar más de 50 nombres para formar un equipo de no más de diez.
La primera casi certeza es que el próximo Gobierno contará con 10 carteras, cinco menos que el actual. El adelgazamiento llevado a cabo por los Gobiernos autonómicos del PP surgidos tras el 22-M y las constantes apelaciones a la austeridad de Rajoy hacen lógico pensar en un Ejecutivo reducido. Y volcado en tareas económicas. Por eso, no es extraño que el actual Departamento de Economía y Hacienda se divida, de forma que se vuelva a la estructura de la legislatura 2000-04, en la que la consecución de la estabilidad presupuestaria y las reformas fiscales era tan prioritarias que se dedicó para ello un Ministerio.
Una 'maxicartera'
Sin embargo, esto no está reñido con adelgazar el entramado gubernamental. Así, la vicepresidencia económica es posible, según se comenta en Génova, que englobe las labores de los actuales Ministerios de Industria, Comercio y Turismo, las de Ciencia e Innovación e incluso Trabajo. De esta forma, se desarrolla una política económica global.
Se da por seguro que Hacienda, en la que recaerá de nuevo el gran objetivo del PP de control del déficit, se hará cargo de Administraciones Públicas, que ahora prestará especial atención a la estabilidad de las finanzas territoriales. Una sola dirección para todas las cuentas públicas, incluidas, también es posible, las de la Seguridad Social, que se desgajaría de Trabajo.
Para estas dos carteras, las quinielas incluyen una serie de nombres fijos: Cristóbal Montoro, Luis de Guindos, José Manuel González Páramo, Fernando Becker, Jaime Caruana, Elvira Rodríguez, Álvaro Nadal y Fátima Báñez son los más repetidos. En las últimas semanas se han añadido a la lista los nombres de Rodrigo Rato y Josep Piqué, a quienes se les atribuyen deseos de volver a la política.
También ha surgido algún nombre de los círculos económicos catalanes, como Salvador Alemany y el del director de Asuntos Monetarios y Mercados de Capitales del FMI y exsubgobernador del Banco de España, José Viñals.
El eurodiputado José Manuel García Margallo, de carrera económica, pues es inspector de Hacienda, ha sonado con fuerza pero ahora está mejor colocado para el Ministerio de Asuntos Exteriores, al que parece que Rajoy quiere dotar de más contenido económico.
Por la misma razón, en las quinielas para esta cartera suena Rato. En la misma situación se encuentra Miguel Arias Cañete, que fue eurodiputado y ministro de Agricultura, cargos que otorgan mucha experiencia en Bruselas.
Otro ministrable para el área económica es José Manuel Soria, precisamente por su condición de economista y profesor de Macroeconomía. Pero al político canario se le coloca igualmente en otros departamentos.
Lo que sí está demostrado es que Rajoy no va a tener en cuenta cuotas de ningún tipo, ni territoriales ni de género. Por ejemplo, al alavés Alfonso Alonso le ha nombrado portavoz por su cercanía a Soraya Saénz de Santamaría en el grupo parlamentario en el Congreso, no por el hecho de pertenecer al PP vasco.